María Guadalupe Bogliolo fue vista por última vez cuando caminaba por Federico Lacroze. Vestía una remera negra y un short de jean.
Una joven de 17 años es intensamente buscada desde este miércoles por la tarde, cuando fue vista por última vez en el barrio porteño de Chacarita.
María Guadalupe Bogliolo vestía una remera negra y un short de jean azul cuando el miércoles por la mañana acompañó a su papá al trabajo. Según pudo saber TN, cerca del mediodía le avisó a su papá que bajaba a fumar y nunca más volvió.
Luis Bogliolo, padre de la joven desaparecida, se dio cuenta unos minutos después de las 13 de que su hija no había regresado. Por este motivo, bajó a buscarla, pero no la encontró.
La preocupación de la familia no solo reside en que lleva más de 24 horas desaparecida, sino en que ella “tiene una cuestión de salud mental que la hace vulnerable y requiere medicación que hoy no tiene».
Enriqueta Prieto Mazzucco, la mamá de la víctima, contó a TN que su hija “está en una situación de vulnerabilidad” y que está llevando adelante un tratamiento por su salud mental donde siempre debe estar acompañada.
“Alrededor de las 13 se apagó su teléfono y nunca más se conectó. Su papá empezó a buscarla, luego fui yo, y después de un tiempo hicimos la denuncia en la policía”, explicó la mujer.
“Nosotros la buscamos por los barrios de donde vive el papá como en el mío. Salimos con toda la familia a los lugares habituales donde ella suele estar y compartir con sus amigos”, explicó Enriqueta.
La Policía de la Ciudad de Buenos Aires lleva adelante el procedimiento junto a la Fiscalía N°17 de la Ciudad de Buenos Aires, pero hasta el momento no hubo novedades al respecto. “Estamos en permanente comunicación con todos ellos, pero hasta ahora no sabemos nada”, señaló.
La mamá de Guadalupe explicó que “no hubo una pelea» con la joven de 17 años y remarcó que suelen estar «muy pendientes de ella». “Nunca pasó nada similar, estamos muy preocupados porque hace 24 horas no recibe la medicación”, agregó.
“No especulamos nada porque no tenemos nada para especular. Dentro de su situación de salud, no hay nada que nos pueda decir qué fue lo que pasó para que tomara esa decisión», dijo Enriqueta.
La madre de Guadalupe explicó que ninguno de sus amigos y nadie de la familia tiene novedades de su hija, así como tampoco saben qué fue lo último que hizo con su celular antes de que se apagara.
“No sabemos cuál fue su último mensaje, todos los amigos a los que preguntamos no saben nada. Buscamos en las redes, pero no hay nada. La policía se está encargando de ver cuáles fueron sus últimas conversaciones», señaló.
Por último, describió cómo es su hija: “Es una adolescente que ama a la música, que tiene días buenos y malos. Ama su música, ama su arte. Está siempre pendiente de su familia“.
Este domingo, en el marco del operativo denominado “Frontera Húmeda”, lanzado por el Gobernador de la Provincia, personal antinarcótico del Dirección General de Consumos Problemáticos, detectó un vehículo que transportaba una gran cantidad de marihuana en el baúl.
La intercepción se dio esta siesta en el paraje Pindó, donde tres ciudadanos fueron aprehendidos y el vehículo en el que circulaban, junto a otras pertenencias que fueron incautadas por los agentes de la división Operaciones Metropolitana. El secuestro se dio en el marco de este operativo diseñado para combatir el narcotráfico, el contrabando y el crimen organizado.
Cerca de las 14, los agentes demoraron el paso de un Renault Logan con tres ocupantes de 24, 36 y 38 años. Mientras ellos exhibían las documentaciones del vehículo, los agentes quisieron revisar la carga del baúl. Allí encontraron siete bolsas arpilleras que tenían 71 paquetes termosellados con cogollos de marihuana.
En total se pesaron 55 kilos y 276 gramos. A su vez, los antinarcóticos hallaron una bolsa con 4,9 gramos de cocaína. Finalmente, incautaron los estupefacientes, el automóvil, tres celulares, 44 mil pesos en efectivo y los tres hombres fueron detenidos y notificados de la causa de “Supuesta Infracción a la Ley de Estupefacientes”.
Evelyn Carrera murió en el Hospital Central después de haberse sometido a una cirugía. Antes, llegó a acusar a un enfermero por haber abusado sexualmente de ella.
Los trabajadores del Hospital Central de Mendoza quedaron en la mira de la Justicia después de que la familia de una paciente que murió días atrás denunciara que la mujer había sido víctima de un abuso sexual mientras estaba internada.
Fue la propia víctima, Evelyn Daiana Carrera, quien a pesar de estar intubada y bajo los efectos de sedantes, el sábado 12 de diciembre logró pedirle ayuda a sus familiares a través de un escalofriante mensaje escrito en una servilleta de papel. “Me violan”, denunció.
Evelyn llevaba en ese momento dos semanas internada en el centro médico, al cual había ingresado por “una gastroenteritis”, detalló su esposo, Pablo Galván, en diálogo con Canal 7 de Mendoza.
Los médicos decidieron operarla pero a raíz de una complicación durante la intervención, la mujer resultó con el intestino perforado y pasó al área de cuidados intensivos. Fue allí donde, durante una visita, su madre y su cuñada recibieron el inesperado pedido de ayuda.
“Cuando entro a la sala, ella me mira y se pone a llorar”, relató Daniela Galván, cuñada de Evelyn, sobre ese dramático momento. Y agregó: “No dejaba de llorar y me hacía señas de que quería escribir”.
Entonces le acercaron una servilleta de papel y una birome y la víctima empezó a escribir. “Al principio no le entendíamos, y ella arrugaba la frente y le pegaba al colchón”, suguió la cuñada. Pero finalmente la víctima pudo completar su mensaje y denunció que un enfermero la había violado.
El fiscal de Delitos Contra la Integridad Sexual, Darío Nora, tomó el caso tras la denuncia de la familia y ordenó los peritajes de rutina para obtener ADN de la víctima. Hasta el momento, sin embargo, no encontraron material genético que permitiera avanzar en la identificación del sospechoso, según indicó el diario local El Sol.
La principal hipótesis apunta a que el abuso se produjo mientras la víctima era higienizada en su habitación, por lo que la fiscalía pidió los registros y revisa las cámaras para individualizar al personal que trabajó en el sector donde estaba alojada en los días previos a la denuncia.
Por otra parte, a partir de la muerte de la denunciante, se inició un nuevo expediente a cargo del fiscal de Homicidios Carlos Torres que busca esclarecer si hubo o no mala praxis durante la operación a la que debió ser sometida la mujer por una afección intestinal, cuadro que le provocó la muerte semanas después.
Evelyn Carrera tenía 35 años y era madre de dos hijos, una adolescente de 15 y un varón de 17.
Afecta a millones de personas que dudan de sus logros. Investigadores del MIT y otras universidades estadounidenses proponen un enfoque más dinámico para enfrentarlo
El “síndrome del impostor” consiste en la creencia persistente de que los logros personales no son merecidos. Las personas que lo experimentan suelen atribuir su éxito a factores externos como la suerte o la ayuda de otros, en lugar de a sus propias capacidades.
No se trata de un trastorno psiquiátrico reconocido. Sin embargo, investigadores de diferentes países lo estudian y ya se ha publicado un trabajo en el que se detallan los cuatro mitos que persisten sobre el síndrome del impostor.
El concepto fue acuñado en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, y el nuevo trabajo, publicado en Academy of Management Annals, derribó las inexactitudes.
La persona con el síndrome cree que el éxito se debe a factores externos como la suerte o la ayuda de otros, en lugar de a las propias capacidades (Freepik)
El análisis fue dirigido por Basima Tewfik, profesora de la escuela de negocios del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT Sloan), en colaboración con Jeremy Yip de la Universidad de Georgetown y Sean Martin de la Universidad de Virginia. Fue publicado en laAcademy of Management Annals.
Los autores revisaron 316 artículos académicos y libros para clarificar el fenómeno y propusieron un enfoque más estructurado. “Hacemos muchas suposiciones, pero tal vez estas suposiciones nos están frenando en lugar de impulsarnos hacia adelante”, dijo Tewfik a través de un comunicado.
Cuáles son los mitos sobre el síndrome del impostor
Uno de los mitos es que el síndrome del impostor es permanente (Imagen Ilustrativa Infobae)
El equipo identificó cuatro mitos que no reflejan la realidad:
Que se trata de un fenómeno permanente: Es falso. Los investigadores lo definen como algo dinámico. Tewfik utilizó el término “pensamientos de impostor en el trabajo” para subrayar su carácter fluctuante. “No es algo de lo que estés atrapado para siempre”, explicó la investigadora, y añadió que este enfoque permite explorar estrategias más efectivas para enfrentarlo.
Afecta principalmente a mujeres: Aunque los estudios iniciales se centraron en mujeres profesionales, Tewfik y sus colegas encontraron que este fenómeno afecta a hombres y mujeres por igual. Según el equipo, este mito podría haberse originado en un enfoque limitado de los estudios iniciales.
Es inherentemente negativo: Es falso. También puede tener efectos positivos. Las personas que lo padecen suelen desarrollar una orientación centrada en los demás, lo que puede traducirse en un mejor desempeño en tareas interpersonales. “Adoptan una mentalidad de servicio hacia los demás para compensar sus percepciones de incompetencia”, afirmó Tewfik.
Genera resultados negativos a través de patrones dañinos: No existe una relación causal clara entre el síndrome del impostor y resultados negativos. El estudio indica que los efectos adversos asociados pueden deberse a otros factores subyacentes. Según Tewfik, se necesitan “obtener datos sólidos para entender mejor estas conexiones”.
Cuáles son los síntomas del síndrome del impostor
Los síntomas principales incluyen ansiedad, dificultad para aceptar elogios, y comparación constante con otros (Imagen Ilustrativa Infobae)
El síndrome del impostor es “la sensación de que todos los demás saben exactamente lo que hacen, mientras que tú te sientes perdido porque no crees merecer tus logros”, explicó Susan Albers, psicóloga de la Clínica Cleveland en los Estados Unidos. Entre sus síntomas se encuentran:
Sentimientos de indignidad frente al afecto o la atención.
Miedo irracional al fracaso o al futuro.
Ansiedad relacionada con el desempeño laboral o académico.
Tendencia a minimizar los logros personales.
Dificultad para aceptar elogios o reconocimientos.
Comparación constante con otras personas y sus éxitos.
Atribución del éxito a la suerte o a factores externos.
Según Albers, las personas con el síndrome suelen evitar oportunidades que les permitirían alcanzar su potencial. También tienden a “lanzarse de lleno para tratar de compensar un temor inevitable al fracaso”.
Qué hacer si se detecta el síndrome del impostor
Si se registra síndrome del impostor, se debería hablar con personas de confianza y tomar pequeñas acciones progresivas para recuperar la confianza (Freepik)
Para superar el síndrome del impostor, se pueden desarrollar estrategias que permitan modificar las creencias negativas sobre la propia capacidad. Algunas recomendaciones son:
Separar emociones de hechos: Es importante cuestionar los pensamientos negativos y buscar evidencias concretas que respalden las capacidades propias. Albers afirma: “Solo porque pienses estas cosas no significa que sean verdad”.
Reconocer los logros personales: Mantener un registro de éxitos puede servir como recordatorio tangible en momentos de duda. Conservar premios, mensajes positivos o recuerdos afectuosos como prueba del propio valor.
Evitar comparaciones: Las comparaciones, especialmente con imágenes idealizadas en redes sociales, suelen reforzar sentimientos de insuficiencia.
El síndrome no es inherentemente negativo, ya que puede fomentar una mentalidad de servicio y un mejor desempeño en tareas relacionadas con las interacciones interpersonales (Imagen Ilustrativa Infobae)
Hablar con alguien de confianza: Conversar con un amigo, colega o terapeuta puede dar una perspectiva más equilibrada. Buscar apoyo profesional puede ser clave cuando el síndrome afecta la calidad de vida diaria.
Tomar acción: Es fundamental evitar la parálisis provocada por la duda. Albers sugiere avanzar con pequeños pasos: “Se trata de asegurarse de dar pasos hacia adelante, en lugar de quedar atrapado en la idea de ‘no puedo hacer esto’”.
Aunque el síndrome del impostor no tiene un diagnóstico médico formal, sus efectos pueden impactar significativamente la vida personal y profesional.
En diálogo con Infobae, Juan Eduardo Tesone, profesor de la Universidad del Salvador y de la Universidad de París-Nanterre, en Francia, y miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, aclaró: “El síndrome del impostor puede aplicarse a algunas personas e, incluso, en dichas personas, puede ser transitorio o permanente. No es un concepto que se pueda universalizar”.
La sociedad actual puede generar una expectativa excesiva de valoración, lo que, combinado con una baja autoestima o una autoestima desmesurada, puede derivar en una percepción de no merecer dicho reconocimiento (Imagen Ilustrativa Infobae)
“En una sociedad cada vez más narcisista y obsesionada con los éxitos para sentirse reconocida, el reconocimiento del otro ha pasado a ser una expectativa excesiva. Paradójicamente, cuando ese reconocimiento llega, la persona puede sentir que no lo merece”, dijo Tesone.
La exigencia interna puede ser tan desmesurada que nunca está a la altura de las expectativas. “Esto puede ocurrir por una baja autoestima o, paradójicamente, por una autoestima desmesurada, para la cual el reconocimiento nunca es suficiente”, afirmó.
No debe confundirse a los que tienen el síndrome con los verdaderos impostores: aquellos que fingen éxitos que se revelan ficticios. “Por ejemplo, en el ámbito científico, algunos publican trabajos con falsos resultados solo para obtener subvenciones para sus laboratorios. Aunque no es frecuente, este tipo de casos ha existido”, recordó.