El pánico invadió a los sectores cercanos a sombrillas y reposeras. Personal de defensa civil y apicultores especializados fueron convocados para controlar la situación.
Un insólito episodio causó desesperación en las últimas horas en Punta Mogotes, uno de los balnearios más icónicos de Mar del Plata. Una invasión de abejas tomó por sorpresa a turistas y locales que estaban en la playa disfrutando sus días de vacaciones.
Según se observa en los videos que filmaron los testigos, cientos de abejas llegaron a diversas zonas del balneario, especialmente en sectores cercanos a sombrillas y reposeras. Algunos visitantes contaron que se fueron del lugar por miedo a ser picados, mientras que otros intentaron protegerse cubriéndose con toallas o metiéndose al agua.
Las autoridades locales informaron que están evaluando las causas del fenómeno. En rigor, las altas temperaturas y la búsqueda de fuentes de agua podrían haber provocado que los insectos se desplazaran hacia la costa.
A pesar del susto inicial, no se reportaron incidentes graves ni ataques masivos. No obstante, personal de defensa civil y apicultores especializados fueron convocados para controlar la situación y garantizar la seguridad de los visitantes.
Invasión de abejas en Punta Mogotes: aparecieron en la playa y causaron desesperación entre turistas y locales. (Video: TN)
Qué hacer si aparece un enjambre de abejas en la playa o en la vía pública
En el caso de la aparición de un enjambre de abejas, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) estableció una serie de recomendaciones para accionar de manera segura.
Si encontrás un enjambre en tu casa o en la calle, te podés contactar con apicultores del sector en donde vivas. Lo ideal es que los profesionales puedan acudir al lugar para remover las colmenas.
Por otra parte, tené en cuenta que en algunas provincias se lleva el registro de los rescatistas de enjambres, que están organizados en áreas urbanas y suburbanas.
A su vez, también hay municipios que están en contacto con productores, para que cuando los vecinos se comuniquen, puedan guiarlos a quién llamar.
Otro dato de importancia es que, en general, los apicultores dejan sus teléfonos disponibles a los bomberos voluntarios y/o miembros de Defensa Civil de la zona.
Con días cada vez más cálidos, el cuidado de nuestras animales domésticos se vuelve indispensable para evitar riesgos asociados al calor extremo.
Las altas temperaturas del verano impactan no solo en las personas, sino también en los animales. Cuidar a un compañero peludo significa prestar atención a sus necesidades y comportamientos.
Aunque no pueden decirlo con palabras, los animales muestran señales claras cuando algo no está bien. Reconocerlas a tiempo puede marcar la diferencia.
El golpe de calor
El golpe de calor ocurre cuando un animal no puede regular adecuadamente su temperatura corporal. Según la American Veterinary Medical Association (AVMA), perros y gatos son especialmente vulnerables porque carecen de glándulas sudoríparas como las humanas, dependiendo del jadeo y las almohadillas plantares para disipar el calor.
En situaciones de alta temperatura y humedad, estos mecanismos pueden ser insuficientes. Esto es especialmente cierto en razas braquicéfalas, como los bulldogs y pugs, o en animales con sobrepeso. Si no se actúa rápidamente, el golpe de calor puede dañar órganos internos, provocar colapsos e incluso ser fatal.
Conocer las señales de alerta puede salvar la vida de tu mascota. Entre los síntomas más comunes del golpe de calor, se encuentran:
Jadeo excesivo. Una respiración acelerada y con esfuerzo constante es uno de los primeros indicadores.
Encías rojizas o azuladas. Muestran dificultad para oxigenar correctamente.
Letargo o debilidad. La falta de energía repentina es una señal clara de malestar.
Vómitos y diarrea a menudo acompañados de sangre.
Temperatura corporal elevada. En perros, supera los 39 °C.
Si notas uno o varios de estos síntomas, es crucial actuar de inmediato para evitar complicaciones mayores.
Cómo prevenir el golpe de calor en mascotas
La prevención es clave para mantener a tu mascota segura durante los días más cálidos. Algunas estrategias incluyen:
Proveer agua fresca y abundante en todo momento.
Evitar paseos o ejercicios durante las horas de mayor calor, entre las 11.00 y las 16.00.
Ofrecer sombra y espacios ventilados, especialmente en patios o balcones.
Nunca dejar a tu mascota dentro de un vehículo estacionado, incluso con las ventanas abiertas.
Existen productos diseñados para proteger a las mascotas en días calurosos:
Camas o mantas con gel refrescante.
Bebederos portátiles para paseos al aire libre.
Qué hacer ante un golpe de calor en mascotas
Si sospechas que tu mascota está sufriendo un golpe de calor, los pasos iniciales son cruciales para estabilizar su condición. Según la American Kennel Club, debes:
Llevar a tu mascota a un lugar fresco y sombreado.
Aplicar paños húmedos en áreas clave como las patas, las axilas y la barriga.
Ofrecer agua en pequeñas cantidades, pero nunca forzarla a beber.
Evitar sumergirla completamente en agua fría, ya que esto puede causar un shock.
Una vez realizados estos primeros auxilios, acudí inmediatamente al veterinario. Solo un profesional puede evaluar posibles daños internos y estabilizar su salud.
La falta de nuevas experiencias después de los 40 años hace que el tiempo parezca ir más de prisa.
Algunas veces recordamos con una gran sonrisa las tardes de juego que disfrutábamos con nuestros amigos durante la infancia y el tiempo se dilataba para avanzar muy lentamente. También en las largas jornadas de colegio cuando el reloj parecía haberse parado. Pero eso no ocurre cuando llegamos a la etapa adulta. De hecho, es como si el transcurrir de los días se hubiera acelerado, las horas se nos vinieran encima, cada vez más rápido y no nos diera tiempo a nada.
Esto no tiene nada que ver con que el tiempo, como señalaba Albert Einstein, sea relativo. La percepción sobre el paso de las horas y de los días, meses y años, difiere con el devenir de los cumpleaños. Mucho más pausada en la infancia y adolescencia y mucho más vertiginosa, como si volara, cuando se es adulto. Pero no hay que preocuparse porque el tiempo siempre fue e irá a la misma velocidad. Es sólo una sensación asociada a la edad y hay una razón científica para explicarlo.
Las diferentes etapas
Hashem Al-Ghaili, experto en Biología Molecular y comunicador científico, explica que “el tiempo parece ir más deprisa según envejecemos porque nuestros cerebros y nuestras vidas, se convierten en más rutinarios”, por lo cual explicó lo que ocurre en cada etapa que atravesamos.
Infancia y adolescencia: un mundo nuevo por descubrir. Los días que disfrutábamos en la infancia y adolescencia nunca eran iguales. Siempre pasaban cosas más o menos inesperadas, se acumulaban nuevas experiencias, por lo que acababan resultando muy diferentes. Con el transcurrir de los años, había nuevos colegios, nuevas amistades, nuevos amores y desamores, todo estaba por ser descubierto. Hashem Al-Ghaili señala que durante la adolescencia, los cambios rápidos creaban una sensación de novedad y ralentizaban nuestra percepción sobre el tiempo.
Edad adulta: nada nuevo bajo el sol. Alcanzada la etapa adulta y, sobre todo, la mediana edad, no hay lugar para tantas sorpresas y, a veces, es como si siempre se estuviera viviendo el mismo día o el mismo mes y año. Mismo trabajo, mismas amistades y un largo etcétera de “mismos”. Tal es así que, al contrario de lo que ocurre durante la infancia o adolescencia, nos cuesta mucho identificar cuándo acometimos una acción que, por tantas veces realizada, se volvió rutinaria.
La clave es romper con la rutina
El especialista dice que hay que recordar que el tiempo sigue viajando a la misma velocidad y que lo que sentimos es sólo una percepción del cerebro que, según dijo, en la adolescencia tiene una gran adaptabilidad y elasticidad, absorbiendo nuevas experiencias con las que impregnará nuestro desarrollo. Esto crea la sensación de que el tiempo se mueve muy despacio, pues todos los días traen algo nuevo. Pero en la edad adulta nuestras vidas tienden a asentarse en patrones consistentes. Las nuevas experiencias son mucho más infrecuentes. Eso hace que el tiempo parezca volar.
Los cerebros de los adolescentes, más aún los de los niños, están por llenar. No tanto así los de los adultos y esto es muy importante, dado que la acumulación de recuerdos y experiencias también condiciona y mucho, la percepción del tiempo. Según envejecemos, indica Hashem Al-Ghaili, albergamos una vasta colección de eventos o sucesos de referencia, lo que hace que los eventos recientes parezcan relativamente insignificantes y que el tiempo parezca comprimido.
Por eso recomienda romper con la rutina. Esa sensación de que el tiempo se aceleró se puede revertir: hay que volver a ser un niño, hacer que, en la medida de lo posible, todos los días sean diferentes. Romper con la rutina, por ejemplo, cambiando continuamente las rutas por las que paseamos o probando nuevos platos o tratando de hacer nuevos amigos. Igualmente, tenemos que prestar más atención al presente.
También es muy importante, concluye Hashem Al-Ghaili, apreciar la estabilidad que te ofrece ser un adulto. No tener que padecer las cascadas de emociones, en muchas ocasiones desmedidas, que se viven en la adolescencia por la falta de experiencia vital. De hecho, según demostró la Universidad del Ruhr en Bochum, Alemania, la satisfacción con la vida crece gradualmente una vez se dejó atrás esta temprana etapa dominada por las hormonas.
Hablar con seres queridos, el autoconocimiento y el autocuidado son estrategias que pueden ayudar a gestionar mejor las emociones que podrían generarla.
La basorexia se define como la obsesión o deseo por besar a alguien, pero es un término que genera muchas dudas, ya que hay quienes se preguntan si se trata de una parafilia, es decir, un patrón sexual poco común que puede causar un daño significativo en la vida de una persona. Esta condición no debe confundirse con el deseo saludable de mostrar afecto, sino que involucra una necesidad compulsiva de besar a otras personas en exceso, incluso cuando no es apropiado o necesario.
Como cualquier trastorno de comportamiento, la basorexia tiene implicaciones en la salud emocional y social de quienes la padecen y su tratamiento requiere atención profesional. Según la psicóloga clínica española María José González, las personas que padecen basorexia a menudo tienen historia de inseguridad emocional, baja autoestima o problemas de apego.
“El beso, en este caso, se convierte en una forma de validación o consuelo emocional”, explica González, que añade que el trastorno podría estar vinculado a factores neurobiológicos, como desequilibrios químicos en el cerebro que afectan el control de los impulsos.
Un estudio realizado por la Universidad de Stanford, publicado en la Journal of Social and Personal Relationships, sugiere que los trastornos del apego temprano en la infancia pueden contribuir al desarrollo de comportamientos compulsivos en la adultez. En algunos casos, la basorexia también está relacionada con otros trastornos psicológicos como la adicción al amor o los trastornos obsesivo-compulsivos (TOC).
Cómo identificar la basorexia
La basorexia es un trastorno difícil de identificar en sus primeras etapas, ya que muchas personas con esta condición no son conscientes de su obsesión. Sin embargo, existen señales claras que pueden alertar a familiares y amigos. Las personas afectadas por la basorexia tienden a besar a otras personas de forma repetida, incluso en situaciones inapropiadas o incómodas.
También pueden sentir una ansiedad intensa si no pueden besar a alguien durante un tiempo prolongado. Según la American Psychological Association (APA), la basorexia puede interferir significativamente en la vida diaria de quienes la padecen. Esto incluye dificultades para mantener relaciones interpersonales saludables, problemas laborales o sociales y, en algunos casos, aislamiento debido al miedo al rechazo o al juicio por sus conductas.
Es importante mencionar que la basorexia no es reconocida formalmente como un trastorno mental en el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales), aunque los expertos en salud mental continúan investigando sobre su naturaleza e implicaciones. Los profesionales sugieren que las personas que experimenten síntomas de basorexia busquen tratamiento especializado para explorar las causas subyacentes y aprender a manejar sus impulsos.
Cómo se puede tratar la basorexia
El deseo de besar es algo normal, pero si consideramos que aumentó y afecta nuestra calidad de vida, hay ciertas estrategias que se pueden poner en práctica para recuperar el bienestar:
Practicar el autoconocimiento. Es el entendimiento que tiene la persona sobre ella misma. No solo se trata de sus gustos, sino también de ser consciente de las emociones y sentimientos que experimenta. Esto es muy útil en el caso de la basorexia, ya que puede ayudarnos a identificar las emociones y motivaciones detrás de ella. Una estrategia sencilla para desarrollar el autoconocimiento es escribir un diario, en donde plasmemos nuestro sentir. Al leerlo, podremos ver con mayor claridad nuestras emociones y gestionarlas de una mejor manera.
Fomentar el autocuidado. Es probable que la palabra autocuidado suene solo a alimentación saludable o a medidas de higiene, pero también incluye el cuidado emocional de nosotros mismos, en el que debemos trabajar para gestionar la basorexia. Esto nos permitirá identificar y buscar maneras de hacerle frente. Algunas estrategias de autocuidado emocional son las prácticas de atención plena, como la respiración consciente o el mindfulness, puesto que contribuyen a regular las emociones y promover el bienestar.
Fortalecer las relaciones interpersonales. Trabajar en la comunicación y el fortalecimiento de nuestros vínculos afectivos puede ayudarnos a canalizar los deseos de intimidad y conexión de manera más efectiva. En particular, es de gran importancia que hablemos con nuestra pareja sobre el tema y esté al tanto de nuestro sentir, porque así evitaremos malentendidos que pudieran surgir por este comportamiento. De igual manera, podríamos probar distintas acciones con la pareja: por ejemplo, tomarla de la mano o abrazarla cuando surge el deseo podría ayudar a controlar la ansiedad que se tiene por besar.
Buscar apoyo terapéutico. Si el deseo por besar a alguien nos genera una ansiedad o preocupación significativa, es momento de buscar ayuda profesional. Con su guía, abordaremos las fuentes que podrían estar trayendo este fenómeno. La terapia cognitiva conductual es una buena opción terapéutica en estos casos. En ella identificas lo que te genera la basorexia y cambias esos pensamientos negativos asociados por otros positivos.