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En 2025, el STJ revisará la sentencia que absolvió a policías del Chaco por la muerte de Leo Bravo

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La Cámara en lo Criminal de Charata hizo lugar a los recursos de casación del abogado querellante de la familia y del Comité para la Prevención de la Tortura del Chaco y será la Sala Penal del máximo tribunal la que tenga la última palabra. Para el Comité, la sentencia absolutoria “carece de una fundamentación racional y resulta aparente, arbitraria y discriminatoria” y señala que los jueces “exteriorizan un sesgo negativo hacia la víctima” y que solo buscaron convalidar la versión policial.

En noviembre de este año, en lo que fue interpretado como una nueva luz verde del Poder Judicial del Chaco a la brutalidad policial, la Cámara en lo Criminal de Charata absolvió a los cuatro policías imputados por la muerte en custodia de Leandro Bravo, ocurrida el 26 de febrero de 2022, en horas de la siesta.

Para absolver a todos los imputados, los camaristas dieron por válida la versión policial de que la víctima “molestaba a los vecinos” y que por eso hicieron un “uso legítimo de la fuerza” para detenerlo y que fueron sus condiciones precarias de salud las que le provocaron la muerte, legitimando el accionar policial durante todo el procedimiento.

En ese contexto, los jueces Juan Carlos Clauter, Andrea Sánchez y Lorena Cimbaro Canella absolvieron al oficial subayudante Alexis Fleitas Noguera, por los delitos de tortura seguida de muerte y falsedad ideológica; al cabo Franco Sosa y al agente Carlos Díaz por el delito de tortura seguida de muerte; y a Enzo Gómez como partícipe necesario del delito de tortura seguida de muerte.

Ahora, el tribunal de juicio hizo lugar a los recursos de casación presentados por las querellas de la familia y del Comité para la Prevención de la Tortura del Chaco.

Será entonces la Sala Segunda en lo Criminal y Correccional del Superior Tribunal de Justicia, que en 2025 estará presidida por el juez Víctor Del Río y que tendrá como vocal a su par Iride Isabel Grillo, los que tendrán la posibilidad de revisar todas las objeciones planteadas por las querellas contra el fallo absolutorio y de impedir un nuevo aval al uso injustificado de la violencia por parte de los funcionarios de la Policía del Chaco.

La “culpa” de la víctima

En su recurso de casación, los abogados del Comité para la Prevención de la Tortura, Roberto Sotelo y Romina Duarte, señalaron que la sentencia absolutoria “carece de una fundamentación racional y resulta aparente, arbitraria y discriminatoria” y que los camaristas “exteriorizan un sesgo negativo hacia la víctima”. Entre otros puntos, advirtieron que el tribunal convalidó que Leo Bravo “fue aprehendido en flagrancia”, que “se resistió violentamente”, que “falleció por intoxicación”, que “molestaba a los vecinos”, que “no estaba lesionado” y que “era drogodependiente”. Para los querellantes, “todas estas expresiones ni hacen más que revictimizar la memoria de Leo Bravo y a su familia”.

“Sostener la versión policial”

En otro tramo del escrito, el Comité advirtió que “toda la valoración del material probatorio se orienta con la intención de sostener la versión policial y lo hace absteniéndose de valorar en forma objetiva, sistémica e integral toda la prueba producida. El tribunal arribó a esta sentencia a partir de la acumulación de enunciados facticos fragmentados y considerados de forma aislada, de asignar relevancia indebida a inconsistencias que carecen de importancia frente al hecho: TORTURA SEGUIDA DE MUERTE.

En el recurso de casación, los abogados del Comité transcribieron uno de los párrafos de la sentencia dictada por la Cámara del Crimen de Charata que, según señalaron, “explica en cierta manera este sesgo, haciendo referencias a cuestiones de la vida privada de la víctima, mezcladas con prejuicios personales y preconcepciones sobre la droga, el delito, la salud y la moral”.

“Estas aseveraciones, cabe decirse, no basadas en evidencia empírica ni en investigaciones propias de las ciencias sociales, sino en simples creencias arraigadas en el tribunal, coincidentes con un “sentido común” desinformado, no solo no fueron objeto del debate, sino que tampoco están probados durante el marco de este proceso, constituyendo una incorrecta injerencia que tiende a responsabilizarla por sus padecimientos de salud mental y su destino, el cual, lejos de encontrar la mano contenedora del Estado, encontró su cara más lesiva”, puntualizaron.

Las condiciones de vulnerabilidad no son atenuantes de la conducta lesiva

Al respecto, precisaron que “las problemáticas de salud mental, dentro del cual se encuentran los consumos problemáticos de sustancias, son precisamente condiciones personales de vulnerabilidad sobre los cuales el Estado y sus agentes deben redoblar sus esfuerzos de cuidado y protección, de ninguna manera pudiendo ser elementos que se valoren como atenuantes de la conducta lesiva por parte de éstos”.

Asimismo, recordaron que “tampoco es la primera vez que los operadores de la justicia avalan la violencia policial con resultado letal de personas en situación de vulnerabilidad, enviando así un mensaje, de que la única respuesta que pueda brindar el Estado hacia los consumidores de sustancias, es la muerte en manos del personal policial, que como expresó el psiquiatra del IMCIF Dr. Ramiro Isla, solamente debía garantizar que Leandro accediera de forma inmediata a un servicio de salud, desde el primer encuentro que tuvo con Fleitas Noguera a las 15:16”.

Por otro lado, desde el Comité se cuestionó también que el tribunal no valoró la intervención de los peritos oficiales, “que contaban todos con experiencia en Protocolo de Minnesota y se privilegió el testimonio de médicos inexpertos, uno en su primera autopsia y otros que nunca condujeron autopsias bajo protocolo (para mayor insuficiencia profesional: uno de ellos refirió no tener elementos)”.

 

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Por qué las personas mayores de 55 años son la nueva generación problemática

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LAS PALABRAS “comunidad de jubilados” evocan imágenes de sillones, comida demasiado cocida y televisión interminable durante el día. Latitude Margaritaville, una comunidad que se está construyendo cerca de Hilton Head Island en Carolina del Sur, rápidamente desmiente estas imágenes. “Hubo una fiesta de togas el fin de semana pasado”, dice Lynette, una residente. “Había una banda en vivo y fue un alboroto”. Barbie, otra de las “embajadoras” de la comunidad (residentes contratados por los desarrolladores para ayudar a venderla a los posibles recién llegados), compara vivir allí con “empezar la universidad de nuevo”. Hay, dice, “bebidas en la entrada, cócteles en el cemento”.

Si los residentes de Margaritaville son representativos de su cohorte de edad, habrá mucho más en las fiestas de togas que disfraces. Mientras que los jóvenes de los países ricos son hoy adictos a sus teléfonos, más ansiosos que las generaciones anteriores y mucho menos propensos que ellos a consumir sustancias que alteran la mente o a divertirse sin control, sus abuelos pertenecen a una generación que experimentó con el sexo, las drogas y el rock and roll. A medida que se hacen mayores, no abandonan sus viejos hábitos.

Entre aquellos para quienes el carro alado del tiempo se acerca cada vez más, el consumo y el abuso de drogas y alcohol se han disparado. Y como muchos también han dejado de ser tímidos desde hace mucho tiempo, las enfermedades de transmisión sexual también se están extendiendo. La prevalencia de la gonorrea, por nombrar solo una, entre los estadounidenses de 55 años o más se ha multiplicado por más de seis desde 2010. “Hoy en día, los adultos mayores tienen más probabilidades de participar en la cultura de los encuentros casuales y el sexo sin condón, que podría verse aún más alentada por la disponibilidad de medicamentos para la disfunción sexual, la comunidad de vivir en comunidades de jubilados y el mayor uso de aplicaciones de citas para personas mayores”, señaló Janie Steckenrider en un artículo publicado en The Lancet.

En otros lugares se observan aumentos similares. Aunque en los cuatro años hasta 2023, el número de nuevas infecciones de sífilis entre los adultos jóvenes en Inglaterra disminuyó ligeramente, los casos en los mayores de 65 años aumentaron un 31%. Esto a pesar de que ya se había disparado en los cinco años anteriores. (Afortunadamente, esta tendencia no se aplica al VIH, cuyo número de nuevas infecciones está disminuyendo a nivel mundial.)

En el pasado, la juventud revolucionaria e imprudente preocupaba a los políticos. Hoy en día, la juventud más antigua agobia los servicios públicos, causa estragos en la política nacional y representa una parte cada vez mayor de los problemas sociales. Los fiesteros mayores son numerosos: el número de personas mayores de 65 años está creciendo en todo el mundo rico. En Gran Bretaña son más de una quinta parte de la población. Y quieren divertirse. En cierto modo, los mayores de 55 años pero menores de 75 años -en términos generales, los baby boomers y algunos de los que se conoce como “Generación X”- son la nueva generación problemática.

¿Qué los hace tan imprudentes? Por un lado, están las actitudes hacia la bebida, las drogas y el sexo. En las dos décadas hasta 2023, la proporción de personas de 18 a 34 años en Estados Unidos que “alguna vez tuvieron la oportunidad de consumir bebidas alcohólicas” disminuyó del 72% al 62%, según Gallup, una encuestadora. Sin embargo, entre los mayores de 55 años, el consumo de alcohol aumentó del 49% al 59%.

Se observan tendencias similares en casi cualquier lugar del mundo rico. “Si bien los australianos más jóvenes beben a niveles menos riesgosos, ha habido un aumento significativo del consumo riesgoso por parte de los australianos de mayor edad”, informó la Alcohol and Drug Foundation, una organización benéfica australiana, en 2022. Tal ha sido el cambio que los australianos de mayor edad ahora tienen más probabilidades de beber a niveles peligrosos que la gente en general. En Francia, el consumo de alcohol ha disminuido entre todos los grupos en los últimos años. Pero son los jóvenes los que más lo están abandonando. “Hay una pérdida de transmisión del vino dentro de las familias”, se quejó Bernard Farges, el director de la asociación de productores de vino de Francia, en una entrevista con el periódico económico Les Echos.

Lo que se aplica al alcohol también se aplica a otras sustancias que alteran la mente. En Estados Unidos, el consumo de cannabis ha aumentado drásticamente entre las cohortes de mayor edad, lo que tal vez no sea sorprendente, dado que ahora es legal en la mayoría de los estados y la generación de los baby boomers fue la que más consumió cannabis cuando era joven. (Tanto Barack Obama, miembro de una “Choom Gang” de la escuela secundaria, como más recientemente, Kamala Harris, han admitido un consumo extensivo en la juventud.)

Pero la tendencia es casi tan dramática en otros lugares. En España, la proporción de personas de entre 55 y 64 años que declaran haber consumido cocaína en el último año se ha multiplicado por ocho en 15 años. En Inglaterra, la gente de más de 50 años está “volviendo a consumir como antes” en los festivales, dice Fiona Measham, una académica de la Universidad de Liverpool que estudia el consumo de drogas y alcohol.

Luego está el sexo. Las tasas de divorcio en el mundo rico están en general bajando (en gran parte porque mucha menos gente se casa y quienes lo hacen tienden a esperar hasta haber encontrado una buena pareja). Pero están aumentando entre los jubilados. En 2022, más parejas japonesas se divorciaron después de al menos 20 años de matrimonio que nunca antes, aunque las tasas han disminuido entre los grupos más jóvenes. Más de uno de cada cuatro estadounidenses mayores de 60 años vive solo. Sin embargo, eso no significa necesariamente que estén teniendo menos sexo. Un estudio de los Países Bajos encontró que el porcentaje de personas mayores de 75 años que declaran ser sexualmente activas aumentó del 16% en 2014 al 27% menos de una década después.

Viejos sexys

El comportamiento de los baby boomers contrasta notablemente con el de sus hijos, que están demostrando ser sorprendentemente tranquilos. Pero esta es una generación que siempre ha sido caótica. En ambos lados del Atlántico, los baby boomers y luego la Generación X nacieron de padres que habían salido corriendo de la guerra y entrado en la prosperidad en los años 1950 y 1960, casándose jóvenes, teniendo hijos a temprana edad y criándolos con un mínimo de atención. Crecieron respirando los vapores de la gasolina con plomo (asociada desde hace mucho tiempo con el comportamiento impulsivo) y viendo cómo se derrumbaban las costumbres sociales. Tenían acceso a la anticoncepción, el aborto y la música pop.

También pueden estar en juego tendencias más sutiles. Para empezar, quienes se jubilan hoy son mucho más ricos que en el pasado. En 1993, poco más de la mitad de las personas mayores de 65 años en Gran Bretaña eran propietarios de sus casas. Ahora lo son tres cuartas partes. En segundo lugar, ahora tienen menos responsabilidades. A partir de los años 1970, a medida que aumentaba la participación femenina en el mercado laboral, los abuelos asumieron más el cuidado de los niños. Pero en la última década las tasas de natalidad se han desplomado, lo que significa que más personas mayores no tienen hijos ni nietos en absoluto. Y es de esperar que los que los tienen hagan menos ahora que en el pasado. El cuidado infantil pagado se ha expandido y en algunos países el gobierno proporciona plazas de guardería subvencionadas. En los Países Bajos, por ejemplo, sólo el 2% de los abuelos declaran tener que hacer cuidados intensivos a sus hijos, lo que les deja más tiempo para beber.

¿Cuáles son las consecuencias de todo esto? Cuando los excesos juveniles aumentan, a menudo se los considera un símbolo de decadencia social. A menos gente le preocupa que sus padres ancianos sean unos locos que a la inversa. De manera similar, las encuestas gubernamentales sobre el consumo de alcohol, el juego, el tabaquismo y las campañas de educación destinadas a ponerles fin se centran en los jóvenes. La Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental de Estados Unidos, que estudia el consumo de drogas en ese país, divide sus estudios en dos grupos: los menores de 25 años y el resto. Pero, de hecho, como pueden ver claramente los espectadores de “Shameless”, un programa de televisión ambientado en Chicago (aunque basado en un programa británico) sobre un borracho de mediana edad, la vida sin preocupaciones tiene un coste, para los individuos y para la sociedad en general.

A las personas mayores que acaban de quedar solteras (quizás las que asisten a las fiestas de togas en Margaritaville) tal vez sea necesario recordarles, o tal vez incluso decirles por primera vez, lo fácil que es propagar las infecciones. “La gente se relaciona en relaciones amorosas y, sinceramente, en encuentros casuales”, dice Imara Canady, de la AIDS Healthcare Foundation, una organización benéfica que recientemente lanzó una campaña publicitaria para alentar a las personas mayores a hacerse pruebas de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual.

El consumo de drogas en la mediana edad también tiene consecuencias. En Inglaterra y Gales, las muertes de personas mayores de 50 años representaron más de un tercio de todas las muertes por abuso de drogas en 2022, frente a solo el 13% dos décadas antes. Muchos de los muertos provienen de una cohorte cada vez más reducida de adictos a la heroína de edad avanzada, que han estado consumiendo durante décadas. Pero no todos. Las muertes causadas por la cocaína son ahora mucho más numerosas entre los ancianos que entre los jóvenes. No menos de 38 personas mayores de 50 años murieron por sobredosis de éxtasis, una droga generalmente asociada con la cultura rave adolescente, en los cuatro años hasta 2022. La Sra. Measham, de la Universidad de Liverpool, también dirige una organización benéfica que proporciona kits de prueba para que las personas se aseguren de que sus drogas ilegales no estén contaminadas. Dice que los ravers mayores a menudo son menos cuidadosos que los jóvenes. “La gente más joven busca información o consejo”, dice. “La gente mayor claramente no cree que lo necesite”.

Las infecciones y las muertes prematuras son sólo algunos de los problemas más evidentes. Una minoría de ancianos imprudentes están causando más daños directos: constituyen una proporción cada vez mayor de personas detenidas y condenadas por delitos. Es bien sabido que las cárceles de Estados Unidos están cada vez más llenas de reclusos mayores. Lo que no se entiende tan bien es que esto no se debe únicamente al envejecimiento de los reclusos en su interior. Las personas mayores también constituyen una proporción mayor de delincuentes recién condenados en la actualidad. De 1992 a 2022, entre los hombres detenidos, la proporción de mayores de 50 años se triplicó, del 5% al 15%, según datos del FBI. En términos absolutos, la cifra aumentó casi un 40%, incluso cuando los arrestos de otros grupos de edad se desplomaron. Se observan tendencias similares en otros países.

Las personas mayores también parecen, en algunos aspectos, más propensas a la violencia política. Hace una generación, la idea de que los jubilados se descontrolaran era ridícula. Pero cuando en agosto de 2024 estallaron disturbios antiinmigratorios en toda Inglaterra, uno de los arrestados en Liverpool fue William Nelson Morgan, un abuelo de 69 años. En su vista judicial, se contó que gritó a los agentes que lo arrestaron: “Tengo 70 años, carajo”. El agente de policía replicó: “Bueno, ¿por qué estás en un maldito disturbio?”. De manera similar, de los arrestados y acusados después de los disturbios en Washington, DC, el 6 de enero de 2021, casi la mitad tenían más de 40 años, y la mayor tenía 81. De las mujeres arrestadas (un número menor), un tercio tenía 50 años, muy por encima de cualquier otro grupo de edad.

Tal vez esto se deba a que los baby boomers tienden a ser un grupo infeliz. Las encuestas sugieren que son más pesimistas sobre el futuro que los jóvenes en casi todas partes. La gente siempre se ha vuelto más pesimista a medida que envejece, pero hay razones para pensar que esta generación es especialmente -y extrañamente- pesimista. Un estudio del centro de estudios Pew publicado hace una década concluyó que “en lo que respecta a las evaluaciones de la calidad de vida, los datos sugieren que, en general, los baby boomers han estado deprimidos, en comparación con otros grupos de edad, durante las últimas dos décadas”. Los datos más recientes no parecen indicar mejoras. Es más, algunos datos más duros sugieren que los baby boomers (y la generación X) son, en esencia, generaciones miserables. Las cifras británicas muestran, por ejemplo, que en la década hasta 2023, las tasas de suicidio aumentaron marcadamente para aquellos de entre 45 y 65 años, mientras que cayeron para los mayores y los más jóvenes.

Es evidente que no todo el mundo está prosperando en la vejez. Aunque los baby boomers están bien económicamente en conjunto (poseen la mitad de la riqueza de Estados Unidos, según la Reserva Federal), muchos están sintiendo un apuro. Las personas mayores de 60 años en Estados Unidos representan más de una cuarta parte de las ejecuciones hipotecarias, frente a solo una de cada diez hace 20 años, y ha habido un aumento similar en las quiebras, según muestran los datos de la Reserva Federal de Nueva York. Todos esos divorcios son caros.

Y la otra cara de tener que cuidar menos a los nietos es que hay menos jóvenes cerca para ayudar a hacer compañía a la abuela y al abuelo. “Los adultos mayores aislados y solitarios tienen estancias más largas en los hospitales, así como tasas más altas de hospitalización de urgencia y rehospitalización y es más probable que sean admitidos antes en residencias o centros de atención de enfermería”, informó un estudio publicado por el Centro Europeo de Política e Investigación de Bienestar Social, un grupo de expertos con sede en Viena, en 2022.

Toga y tónica

Es suficiente para hacer que uno se ponga a beber. Cuando Jimmy Buffett escribió “Margaritaville” en 1977, tenía solo 31 años. Parece justo decir que no podía darse cuenta de lo que estaba poniendo en marcha. La canción es un lamento agridulce por la vida de un vagabundo de playa, ayudado por el alcohol. “Pero hay alcohol en la licuadora / Y pronto se convertirá / Ese brebaje congelado / Que me ayuda a aguantar”. Buffett murió en 2023, a la edad de 76 años. Hoy, sin embargo, Margaritaville es un lugar real. O muchos de ellos. Es una cadena de bares, un centro turístico y ahora, lo más pertinente, es un grupo de tres comunidades de jubilados: hay dos en Florida, así como una en Carolina del Sur. Es un lugar que quizás represente mejor las ambiciones de la generación de los baby boomers en la jubilación.

Durante la mayor parte del período de posguerra, la delincuencia, el alcoholismo, las drogas y el embarazo aumentaron entre los jóvenes. Y luego, en algún momento, se detuvieron. Las generaciones que ahora envejecen vergonzosamente lo fueron en la juventud y en la mediana edad. Si ahora se están portando mal, en realidad no hay mucho que se pueda hacer al respecto. Si eligen retozar en fiestas de togas, nadie los detendrá. Excepto, en última instancia, el tiempo.

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Choque múltiple en Ramada Paso: tres vehículos involucrados y sin heridos

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Un colectivo de línea y dos automóviles protagonizaron un siniestro vial en el kilómetro 1085 de la Ruta Nacional 12. La rápida intervención de las autoridades evitó mayores inconvenientes

Un accidente de tránsito tuvo lugar en el kilómetro 1085 de la Ruta Nacional 12, en la localidad correntina de Ramada Paso, aproximadamente a las 13:15 horas. En el siniestro se vieron involucrados un colectivo de línea y dos automóviles. Afortunadamente, no se registraron heridos, aunque algunos conductores y pasajeros del micro requirieron chequeos de presión arterial debido a los nervios provocados por la colisión.  

Las autoridades actuaron rápidamente para controlar la situación. Personal de la Comisaría de Distrito Ramada Paso, bomberos voluntarios de la localidad y agentes de salud de las estaciones sanitarias de Ramada Paso, Itatí y San Cosme se hicieron presentes en el lugar. Se realizó un corte momentáneo del tránsito sobre la ruta para despejar los vehículos y garantizar la seguridad vial.

El incidente dejó solo daños materiales y el tránsito fue reestablecido poco después. Las causas del accidente aún están siendo investigadas por las autoridades competentes, quienes buscan determinar las circunstancias exactas de la colisión para evitar futuros incidentes similares en esta concurrida ruta.  

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Una mujer se presentó en la casa de su ex y le destrozó los vidrios del auto

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El barrio Don Santiago III fue escenario de un ataque de furia y despecho al amanecer.

En la primera luz del día, la tranquilidad del barrio Don Santiago IIIfue interrumpida por un episodio de violencia. Una mujer de 30 años, proveniente de Puerto Vilelas, se presentó en motocicleta en el domicilio de su expareja, un hombre de 37 años, y procedió a dañar los vidrios delantero y trasero de su vehículo, un Chevrolet Corsa Classic color gris. El auto estaba estacionado sobre la vereda, mientras el dueño aún dormía.

El sonido de los vidrios rotos y los reclamos exaltados despertaron a los vecinos, quienes alertaron de inmediato a las autoridades. La agresora, tras causar el daño, abandonó el lugar sin ser detenida. El hombre, al salir de su casa, se encontró con el vehículo visiblemente afectado y acudió a la policía para formalizar la denuncia.

La fiscalía en turno, a cargo de Francisco de Obaldía Eyséric, dispuso que la mujer sea notificada del hecho en libertad. Se labró un acta de constatación y se ordenó que la acusada, residente en Puerto Vilelas, sea citada a declarar en los próximos días como imputada. Por el momento, no se dictaron medidas restrictivas en su contra.

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