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Economia

Supermercados al otro lado de la frontera: los 8 alimentos básicos que cuestan menos en Brasil que en la Argentina

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La brecha entre los productos de ambos países puede alcanzar el 144%. No obstante, hay alimentos que continúan siendo más económicos en el mercado local

La apreciación del peso y la devaluación del real está generando preocupación en varios rubros por la pérdida de competitividad y uno de ellos es el sector alimentos. Aunque en Brasil hay 8 productos básicos que son más costosos que en Argentina, la desaceleración de la inflación a nivel local y ciertos aumentos en el país vecino contribuyeron a achicar la brecha.

En la última rueda, en Brasil el dólar se disparó un 2,78%, y cerró en un récord de 6,26 reales, lo que representa una depreciación histórica. El Banco Central de Brasil ya lanzó al mercado casi USD 13.000 millones para tratar de contener la suba, pero aún sin éxito. En paralelo, en la Argentina continúa la apreciación cambiaria, resultado del cepo y de la devaluación mensual o crawling peg del 2%, por debajo del Indice de Precios al Consumidor (IPC).

Esto trae aparejado un encarecimiento en dólares que se extiende a todos los sectores y abarata los productos brasileños, cuestión que genera inquietud entre los exportadores porque se vuelven menos competitivos. A la cuestión cambiaria se le suma el fuerte aumento de costos fijos del último año, a partir del reacomodamiento de precios relativos.

Muchos argentinos ya cruzan la frontera para hacer sus compras de supermercado o veranear, puesto que en muchos casos resulta más económico. De acuerdo con un informe de Coninagro, de 18 alimentos relevados, 8 son más caros en Brasil, siendo que Argentina también es productora. Para la medición se utilizó el tipo de cambio oficial más el impuesto PAIS del 7,5%.

El kilo de bife de cuadril y de pan cuestan un 8% más en el mercado local; el litro de leche, 25% más; el aceite de oliva, 33%; la costeleta de cerdo, 34%; el arroz, 59%; la yerba, 70%; y el poroto negro seco tiene un precio 144% más alto en Brasil.

En contraposición, el kilo de muzzarella tiene un valor 3% inferior en Argentina; el kilo de papa, 11%; el pollo, 15%; el azúcar, 19%; la arveja en lata, 30%; la harina, 40%; el aceite de girasol, 47%; el vino tinto, 50%; la manzana, 51%; y la naranja, 70%.

Diferencia de precios de productosDiferencia de precios de productos entre Argentina y Brasil

“En marzo se hizo el mismo relevamiento, se presuponía que la competitividad de Argentina empeoraría por la inflación local y la devaluación del real en Brasil. Sin embargo, entre julio y octubre, algunas bajas nominales de precios en Argentina, junto con aumentos en Brasil, contrarrestaron el efecto de la apreciación cambiaria local. La recesión y la caída del consumo también han influido a contener precios”, señalaron desde Coninagro.

Tanto es así que la inflación en alimentos durante noviembre fue de solo 0,9%, y representó el rubro con menor aumento del mes. En lo que va del año, acumula una suba de 90,5%, mientras que el nivel general alcanzó el 112 por ciento.

Entre julio y octubre, algunas bajas nominales de precios en la Argentina, junto con aumentos en Brasil, contrarrestaron el efecto de la apreciación cambiaria local

Evolución de precios entre julioEvolución de precios entre julio y octubre en ambos países

Por otra parte, desde la entidad mencionaron que las importaciones de productos alimenticios rondan los USD 1.000 millones anuales. Sólo bananas y café representan el 48,5%; la carne porcina representa un 6,9%; los productos lácteos un 5,2% (principalmente quesos); frutas en conserva, 4,8% y hortalizas en conserva, 4,4%. “Estos números indican que los riesgos de competitividad de los productos alimenticios, afectan más la capacidad exportadora de la Argentina que la posibilidad de que crezcan significativamente las importaciones de alimentos”, indica el informe.

Otro punto a destacar en la comparativa es que, para los alimentos básicos que tienen un IVA del 10,5%, como el arroz y cerdo, la carga tributaria en Brasil es levemente inferior a la Argentina. Sucede que se le tiene que agregar un 1,2% en concepto del impuesto a los Débitos y Créditos y un 4% de Ingresos Brutos.

En el caso de Brasil, el principal impuesto que paga la comercialización de alimentos es el ICMS (Imposto sobre Circulação de Mercadorias e Serviços), un impuesto estadual, no federal, que varía entre los estados y el rubro, pero que para alimentos promedia el 12%. No obstante, en el vecino país se aprobó una reforma fiscal que establece un nuevo IVA, lo que subirá la carga fiscal.

Por otro lado, está el ISS (Imposto Sobre Serviços de Qualquer Natureza) que es algo similar a las contribuciones municipales en la Argentina, que tiene una gran variabilidad entre cada municipio.

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El riesgo de un potencial desequilibrio para la economía argentina

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Si el Gobierno no levanta el cepo con la brecha en 0% y con deflación es porque está convencido de que este tipo de cambio no es de equilibrio y que, en realidad, el precio de equilibrio está en algún lugar con un dólar más caro y un peso más débil

Desde que comenzó la gestión del actual Gobierno, el tipo de cambio nominal se ha comportado con una trayectoria temporal en forma de “M” no simétrica. La segunda pata de la “M” asimétrica es el downshooting del tipo de cambio nominal que acontece en agosto/diciembre, que es más fuerte y extendido en el tiempo que el downshooting que tuvo lugar entre enero y abril pasados, y que posteriormente fue seguido por la suba del libre, CCL y MEP que treparon redondeando de $1.000 a $1.500. Ante este escenario en el cual la baja del tipo de cambio se prolonga en el tiempo, muchos agentes económicos tienden a pensar que el actual downshooting del tipo de cambio tiene cimientos muchos más sólidos que al anterior downshooting y, en consecuencia, muchos de ellos tienden a pensar que la actual situación cambiaria podría prolongarse en forma permanente a lo largo de todo este mandato.

A continuación, brindaremos un análisis que pretende brindar claridad sobre este punto y sobre la probable trayectoria del tipo de cambio a futuro.

La trayectoria del tipo de cambio con forma de “M” asimétrica es fruto de una política monetaria que tuvo tres etapas bien diferentes a lo largo de los primeros trece meses de gobierno. Adicionalmente, también hubo decisiones de política tarifaria y de política fiscal que complementaron a la política monetaria y colaboraron para que el tipo de cambio nominal tuviera trayectoria temporal con forma de “M” asimétrica y el dólar se mega abaratara en términos reales. Sin embargo, el crawling peg del tipo de cambio oficial se mantuvo en 2% mensual a lo largo de todo el periodo, con lo cual esta variable no es la relevante a la hora de explicar el fenómeno en cuestión.

Las 3 etapas diferentes de política monetaria del gobierno de la LLA

En la etapa 1 (enero/abril), el descenso del dólar se debió a una política monetaria muy contractiva que dio lugar a que todos los agregados monetarios se desplomaran en forma similar frente a la inflación (en términos rales). Con una inflación acumulada de +106,9%, la base monetaria, los billetes y monedas en poder del público, los depósitos a la vista, el crédito y los plazos fijos aumentaron tan sólo +62,5%; +43,5%; +45,0%; +39,0% y +60,1% en enero/abril; respectivamente. Es decir, no había ni cash, ni depósitos a la vista, ni plazos fijos a desarmar para comprar dólares BLUE, CCL y/o MEP. Tampoco había pesos para la economía real y el nivel de actividad económica se hundió. Paralelamente, en esta etapa 1 (enero/abril), el descenso del dólar también se debió a que hubo un aumento transitorio de la oferta de dólares, ya que la mayoría de los agentes económicos, tanto individuos como empresas, se vieron obligados a des ahorrar para poder hacer frente al incremento de los gastos corrientes, costos fijos y costos variables por abrupto aumento de tarifas (luz, agua, gas, medicina prepaga, expensas, seguros, etc.). En pocas palabras, en esta etapa 1 (enero/abril), el dólar se desplomó primero y principal porque no había “en serio” un peso con que comprar dólares y, además, porque a la gente no le quedaba otra que vender dólares.

En la etapa 2 (mayo, junio y julio), el BCRA hizo política monetaria mega expansiva aumentando la base monetaria en términos reales en forma sostenida mes tras mes. La base monetaria creció +69,8% y la inflación acumuló +13,4% entre mayo’24 y julio’24. Al mismo tiempo, los billetes y monedas en poder del público (+59,7%), los depósitos a la vista (+39,1%), M2 (+37,3%) y el crédito privado (50,6%) también le ganaron a la inflación (+13,4%). Del otro lado, los depósitos a la plazo fijo (+12,8%) fueron los únicos que cayeron en términos reales. La política monetaria expansiva acompañada de descenso de tasa condujo a que los agentes económicos desarmaran plazos fijos, los pasaran a cuentas a la vista y a billete físico y de ahí, a CCL, MEP y libre; respectivamente. La política mega expansiva del BCRA condujo a que hubiera pesos para que los agentes económicos compraran dólares y consecuentemente, el tipo de cambio paralelo subiera y la brecha se ampliara nuevamente pasando de 12% a 52%.

Posteriormente vino la etapa 3 (agosto/septiembre/octubre/noviembre y diciembre). Esta etapa se caracteriza por una política monetaria del BCRA neutral con la base monetaria constante en términos reales. El crecimiento de la base monetaria (+14,8%) es similar a la inflación acumulada (+14,1%). Paralelamente, M2 (+13,3%) también crece un poco menos que la base monetaria y la inflación, ya que los depósitos a la vista (+3,4%) siguen cayendo en términos reales, porque su expansión nominal es inferior a la inflación (14,1%). En esta etapa 3, la gente desarma depósitos a la vista para pasarse a depósitos a plazo (+38,7%) que crecen mucho más que la inflación (+14,1%), lo cual no es gratis para la economía real. La gente deja de hacer transacciones en la economía real (bajan los depósitos a la vista) para hacer carry trade. Paralelamente, el crédito al sector privado (+56,1%) es lo que más crece. El sistema bancario volvió a emitir dinero a todo vapor.

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La desocupación fue del 6,9% en el tercer trimestre del año y afectó a casi 1,5 millones de argentinos

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La cifra es mayor al 5,7% del mismo período de 2023 y apenas más baja que el 7,6% registrado en el segundo trimestre de 2024. Las cifras fueron informadas este miércoles por el Indec

El desempleo había alcanzado al 6,9% de la población durante el tercer trimestre del 2024 según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec). El dato implica un crecimiento de 1,2 puntos porcentuales respecto al mismo período del año pasado y una merma de 0,7 puntos respecto al segundo trimestre, lo que refleja que el repunte de la actividad económica comenzó a observarse en el mercado de trabajo. De todos modos, la gran mayoría de los empleos que se crearon durante los últimos meses tuvieron lugar en el sector informal.

El Indec toma los datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) sobre los grandes aglomerados urbanos. Si se toma en cuenta el total de todo el país, según la proyección de población del último Censo Nacional, en la Argentina había hasta el trimestre pasado 1.480.000 de desocupados y 2.534.000 subocupados, que son las personas que trabajan menos de 35 horas a la semana por causas involuntarias y buscan hacerlo más tiempo.

Las cifras muestran que hay 145.000 desocupados menos que durante el segundo trimestre de 2024 y 101.9000 desocupados menos respecto al mismo período. Pero en un año la desocupación aumentó en 281.300 y la subocupación en 259.500 personas.

Si bien los datos del mercado de trabajo suelen compararse con los de un año atrás, resulta interesante observar que la mejora del segundo trimestre contra el tercero coincide con los últimos datos de actividad económica. El Indec informó que el Producto Bruto Interno (PBI) cayó 2,1% interanual en el tercer trimestre pero creció 3,9% en la medición intertrimestral desestacionalizada, traccionado por la inversión y el consumo.

De todos modos, en el trimestre el empleo aumentó en 125.600 trabajadores, totalmente en el segmento informal. Sobre 20,8 millones de ocupados, 13,3 millones estaban registrados en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) y 7,6 millones en la informalidad.

Respecto de un año antes 13.400 personas dejaron de estar ocupadas (despidos, jubilación, retiros voluntarios, etcétera) con un cuadro extremadamente heterogéneo: bajó en 78.100 en el caso de los puestos en blanco, y subió en 64.700 en los informales (con menor ingreso y productividad).

En el Gobierno aseguran que la recesión ya quedó atrás, por lo que esperan una mejora en la tasa de desocupación durante los próximos meses. De hecho, la proyección oficial es que la economía crezca 5% durante 2025. Habrá que esperar para saber si los nuevos puestos de trabajo continúan traccionados por los informales y monotributistas, o si habrá un incremento en la formalidad.

Dónde hay más desocupados

Además de los datos nacionales, el Indec publica trimestralmente las estadísticas de empleo y desocupación por jurisdicción y región geográfica. En este caso, se encuentran diferencias notables entre algunos de los 31 principales aglomerados urbanos. Sin ir más lejos, dentro del Gran Buenos Aires es muy diferente lo que pasa en CABA, donde la tasa de desempleo es del 4,4% y en el resto de los partidos del Gran Buenos Aires, donde la desocupación es del 8,4%.

Dentro de Cuyo, la tasa de desempleo más alta es la de Gran Mendoza (5,0%) junto con Gran San Juan (5%) y la más baja es la del Gran San Luis (4,1%).

En el Noreste las diferencias son muy significativas. Dentro de esa región está Formosa, con una tasa de desocupación del 2,3%, y está Gran Resistencia, con un 10,9%.

En lo que respecta al Noroeste, sobresale con la desocupación más baja del país la jurisdicción de Santiago del Estero-La Banda (0,9%). En esa misma región, la desocupación más alta se observa en Gran Tucumán-Tafí Viejo (5,5%)

En la región Pampeana, el desempleo más bajo está en el Concordia (4,9%) y el más alto en Gran La Plata (9,7%). En la Patagonia, por su parte, la desocupación oscila entre el 1,2% de Viedma-Carmen de Patagones y el 8,1% de Río Grande.

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¿El fin del “carry trade”?: qué inversores se perjudican con el repunte de los dólares alternativos

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El dólar libre trepó 14% en dos semanas y es negociado cerca de los $1.200, frente a un rendimiento de los bonos del Tesoro en un rango de 2,4% a 2,7% mensual

A partir de la devaluación del peso del 13 de diciembre del año pasado, que elevó al tipo de cambio oficial a los 800 pesos, el Gobierno, de la mano del Banco Central, instó a trazar un sendero de tasas reales positivas en pesos, una herramienta fundamental para mantener a raya las distintas cotizaciones del dólar a lo largo del último año.

Esta línea de tasas estuvo demarcada por los rendimientos de los bonos del Tesoro en pesos –pues se dio a la par de un desarme del stock de Leliq en el BCRA, que se trasladó a títulos soberanos de corto plazo-, que se ubicaron por encima del 2% de crawling peg -devaluación gradual de 2% mensual- y muy por encima del desempeño de los dólares alternativos –libre y financieros– que declinaron rápidamente a partir del 15 de julio, luego de que el ministro de economía, Luis Caputo, adelantó el plan para esterilizar los pesos emitidos por la compra de reservas con una intervención de las mismas proporciones en el MEP y el “contado con liquidación”.

Basta recordar que el retorno en dólares de inversiones en pesos se mantuvo muy positivo para los bonos del Tesoro durante cinco meses, durante los cuales el dólar libre se desplomó 30% o 450 pesos, desde los $1.500 del 12 de julio a los $1.050 del 6 de diciembre. Las paridades bursátiles, en tanto, también descendieron un 25% desde sus máximos nominales.

Se despertó el dólar y amenaza al “carry”

El escenario cambió en las últimas dos semanas. Los dólares alternativos se “despertaron” después de tocar pisos de precios en términos reales desde 2018, y su mínimo nominal desde mayo. El dólar libre acumuló un alza de 145 pesos o 13,8%, a los $1.195 de este miércoles, mientras que el “liqui” trepó un 10,5 por ciento. Por lo tanto, desde el 6 de diciembre el rebote de precios del billete norteamericano arrasó con cuatro o cinco meses de tasa en pesos.

El reciente ascenso del dólar, que en el caso de la paridad del “contado con liqui” fue de 6% entre martes y miércoles de esta semana, superó en 48 horas los rendimientos de los bonos del Tesoro en pesos de dos meses, un movimiento que compromete los beneficios de la estrategia del “carry trade” en el corto plazo.

En rigor, se puede decir que hay dos tipos de “carry trade”. Uno es el que hacen los exportadores e importadores, que tiene acceso al mercado del dólar oficial y saben que la estrategia de crawling al 2% les asegura una diferencia de tasa favorable. El resto de los inversores que hacen la maniobra financiera contra el MEP o liqui corrieron una suerte distinta y borraron las ganancias que habían conseguido con esa maniobra en los últimos meses.

Analistas financieros argumentan que la tendencia se encuadra en una toma de ganancias en dólares previo al fin de año, luego de amplios beneficios obtenidos con títulos públicos y acciones en 2024. Además, una dolarización de carteras inversoras en el plano local no es ajena a la repetida devaluación del real brasileño, una dinámica que condiciona el comercio bilateral.

A partir del 6 de diciembre, los dólares paralelos treparon entre 10% y 14%: en ese lapso multiplicaron por cuatro la ganancia mensual de la tasa en pesos

“Hay desarmes de depósitos bancarios y la llegada de saldos de aguinaldos (sueldo anual complementario), más temas impositivos que estacionalmente alientan las coberturas en dólares”, explicó a Reuters un analista de la correduría Bull Market Brokers.

Juan Manuel Franco, economista jefe del Grupo SBS, sostuvo que “el cierre de posiciones de carry trade, que han dado fenomenales ganancias en los últimos meses, podría presionar también la cotización. Recordamos que el (peso frente al) dólar ‘contado con liquidación’ en términos reales viene apreciándose fuertemente en los últimos meses”.

Los analistas del Grupo IEB (Invertir en Bolsa) señalaron que “se consolida el camino de desinflación y el fin de la ‘carrera de la nominalidad’ que caracterizó al año 2023, con la inflación desacelerando por tercer mes consecutivo y allanando el camino para la baja del crawling peg al 1% mensual”. Y añadieron que “la curva de tasa fija venía corrigiendo debido a los datos de inflación de alta frecuencia que median una aceleración de los precios en noviembre respecto a octubre. Finalmente el dato de inflación que sorprendió al mercado positivamente hizo que el tramo largo de la tasa fija saltara hasta 2%. Este buen dato mejora las perspectivas con respecto a la posibilidad de bajar el ritmo del crawling, que retroalimentaría la baja de inflación al comienzo del próximo año”.

“Recordemos que la tasa fija había estado bajo presión desde el 13 de noviembre y que tras la baja de tasas del BCRA de 3 puntos porcentuales en la tasa de política monetaria (de 35% a 32% nominal anual) y el dato de inflación de noviembre de 2,4%, el cual sorprendió positivamente incluso al propio Gobierno, los rendimientos de la curva de Lecap y Boncap ajustaron significativamente hasta el rango de 2,7%-2,4% de tasa efectiva mensual”, precisaron desde Portfolio Personal Inversiones.

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