Connect with us

Bienestar

El aumento del autismo ya es un problema mundial: uno de cada 44 niños padece algún tipo de trastorno

Published

on

Si bien las señales de un posible problema pueden ser detectables a muy temprana edad, hoy se diagnostica recién cerca de los 3 años de vida.

El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en la que una persona percibe y socializa con otros, lo que causa problemas en la interacción social en la escuela y en otros ámbitos además de ocasionar inconvenientes en la comunicación. En la actualidad, uno de cada 44 niños tiene TEA, según señaló Alessio Fasano, médico, gastroenterólogo pediátrico e investigador italiano.

Fasano, quien es profesor de pediatría en la Escuela de Medicina de Harvard y profesor de nutrición en Harvard T.H. Chan School of Public Health, ambas en Boston, señaló: “Estamos enfrentando un gran problema: el aumento del autismo. Tenemos que ser conscientes de la importancia del Microbioma y de cómo la comunicación entre el intestino y el cerebro puede impactar en la salud digestiva. Así tenemos la obligación moral de ayudar a los niños y niñas que padezcan una alteración en esta comunicación”.

El autismo puede ocasionar falta de sociabilidad en los niños. (Foto: Adobe Stock)
El autismo puede ocasionar falta de sociabilidad en los niños. (Foto: Adobe Stock)

Durante una conferencia que brindó en la Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires, ante más de 200 profesionales de la salud, estudiantes universitarios y público en general e invitado por la Asociación Civil Autismo y Neurodesarrollo Argentina (ACAYNA), Fasano desarrolló los temas “El paradigma del autismo”, triangulación de la permeabilidad intestinal, el microbioma y la respuesta inmune que conduce a la inflamación crónica.

“Durante dos millones de años de evolución, los humanos enfermaban y morían por infecciones. Investigamos las causas, vimos cómo se transmitían, desarrollamos herramientas para tratarlas como vacunas, antibióticos, limpieza del agua, etc. Todo esto tuvo un impacto significativo en el desarrollo humano y se produjo una caída drástica de estas infecciones”, dijo y añadió que muchas de esas enfermedades desaparecieron y que las enfermedades no transmisibles (ENT) también conocidas como enfermedades crónicas, fueron las que ocuparon ese lugar. “Suelen ser de larga duración y son el resultado de una combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y de comportamiento”, añadió.

La comunicación entre el cerebro y el intestino

Fasano explicó que los trastornos de neurodesarrollo, el párkinson, el cáncer, el alzhéimer, son las enfermedades de hoy. Ahora, las personas no mueren por infecciones agudas rápidamente, pero si lentamente por estas enfermedades. En esto, tienen mucho que ver nuestra genética y el tipo de vida que llevamos. No se llega a esto automáticamente, es algo transgeneracional.

Al hablar sobre la comunicación existente entre el cerebro y el intestino, dijo que ambos están influenciados por el microbioma y todo lo que este transmite para que la relación entre estos dos órganos funcione, para bien o para mal. La microbiota está conformada por las bacterias presentes en la piel, el aparato digestivo y el aparato genital. El microbioma son los microorganismos que habitan un entorno específico, sus genes y el mundo que los rodea. Así, ante la presencia de un intestino con permeabilidad aumentada, el microbioma podría estar en comunicación con nuestros genes y modificarlos. “Esta, probablemente, sea la lección más importante para comprender y resolver enfermedades de la humanidad: que el microbioma puede comunicarse con nuestros genes y modificar lo que sea necesario, incluyendo la permeabilidad intestinal”, señaló.

Al ser consultado si esto aplica al autismo, indicó: “Sí, esto mantiene la idea de que hay una comunicación entre el cerebro y el intestino mediante la firme conexión de ese eje. Por ejemplo: cuando estamos estresados y tenemos una indigestión, el intestino también se comunica con el cerebro a través de neurotrasmisores nutrientes, microorganismos, probióticos, ácidos y otros. La microbiota se comunica por el sistema nervioso, la vía endocrina y la tercera vía, que es el flujo sanguíneo que genera todas las emociones que tienen que ver con la ansiedad, la depresión, entre otras, y repercuten en el intestino”

La microbiota en niños con autismo tiende a estar alterada, tienen el intestino más permeable y con mayor presencia de zonulina, que es una proteína que regula la permeabilidad de las uniones entre las células del intestino y que muestra mayor su presencia en estos niños. Fasano manifestó que tener un familiar con autismo es un trabajo de tiempo completo, todo en la familia gira alrededor de ese niño ya que, en este caso particular, muchos factores afectan la permeabilidad del intestino: como se alimenta, la calidad de la leche materna, el ambiente que lo rodea, el estilo de vida occidental que aumenta las enfermedades inflamatorias crónicas. La nutrición actual es inadecuada, en términos generales, para todos.

Continue Reading

Bienestar

Solidaridad que cura y alimenta: la campaña que llevó pan dulce a los que más necesitan

Published

on

Las fiestas de fin de año tienen una particular magia que invita a compartir y reflexionar. En esas fechas, las acciones desinteresadas encuentran un terreno fértil para florecer, desde una simple sonrisa hasta iniciativas comunitarias más grandes.

En cada rincón del mundo, las pequeñas acciones generan grandes cambios. La solidaridad, ese lazo invisible que une a las personas, tiene el poder de transformar realidades y de mejorar la vida tanto de quienes reciben como de quienes ofrecen ayuda. Es un motor que no distingue edades ni condiciones sociales y que siempre deja una huella positiva.

Lo importante no es la magnitud del gesto, sino su capacidad de hacer sentir a otros que no están solos.

Un pan dulce por una sonrisa

La campaña solidaria “un pan dulce por una sonrisa” impulsada por Tony Peró, profesional de la industria de la hospitalidad, entregó el pasado 11 de diciembre 100 pan dulces a la escuela especial 502 de Guernica, provincia de Buenos Aires. Esta campaña no es solo un acto simbólico, sino que es una manifestación de empatía que repercute en la salud emocional tanto de quienes participan como de los beneficiarios. Diversos estudios en psicología positiva han demostrado que realizar actos altruistas activa regiones del cerebro asociadas al placer y la recompensa, reforzando un círculo virtuoso de bienestar.

“Siento pasión por la solidaridad a pesar de que no es una tarea fácil, lleva tiempo y esmero, hace 20 años facil que estoy en el rubro solidario y feliz por realizarlo. Me encantaría incentivar la solidaridad y que varios sigan este camino. La entrega de pan dulces es para chicos necesitados, además de la carencia general muchos tienen una enfermedad. Esto nunca es la solución, es simplemente un mimo. Sabemos que no es el mejor momento y hay gente que la pasa más o menos pero igualmente extiende su mano” relata Tony.

“Más amor, aunque sea en lo que puedan si pueden, todo vuelve en la vida, te ayuda a sentirte bien y te estimula” subraya Peró. (Foto: Tony Peró)
“Más amor, aunque sea en lo que puedan si pueden, todo vuelve en la vida, te ayuda a sentirte bien y te estimula” subraya Peró. (Foto: Tony Peró)

“Es emocionante ver la cara de las maestras y las sonrisas de ellas en el momento de la entrega. Las maestras de las escuelas especiales deberían tener un plus especial de atención a sus necesidades, tienen mucho amor con los chicos que requieren mucha paciencia y atención a ellos. Me llena de emoción interna hacer el bien aunque sea poco, porque muchas veces se recorren varios kilómetros para ir a buscar un pan dulce por ejemplo. La logística es complicada y tiene un costo importante, muchas veces la gente da pero te pide que lo vayas a buscar” continúa.

Solidaridad en acción

La unión de una campaña de recolección de pan dulces con una institución educativa especial resalta la importancia de trabajar juntos para alcanzar un objetivo común. Este tipo de actividades no solo proporcionan un beneficio inmediato, como el disfrute de un alimento simbólico en las fiestas, sino que también:

  • Promueven valores. Enseñan a los más jóvenes la importancia del compromiso social y la empatía.
  • Fortalecen redes. Conectan a personas, empresas y organizaciones en torno a una causa compartida.
  • Fomentan la inclusión. Reafirman el derecho de todas las personas a participar y celebrar sin distinciones.

Además, al involucrar a diferentes sectores de la comunidad, estas iniciativas se convierten en un ejemplo práctico de cómo pequeños gestos pueden inspirar grandes cambios.

El bienestar compartido

Para las escuelas especiales, este tipo de acciones adquieren un significado aún más profundo. Los estudiantes no solo reciben un regalo tangible, sino también un mensaje claro de que su lugar en la sociedad es valioso. “La inclusión comienza cuando eliminamos las barreras del aislamiento y tendemos puentes de conexión emocional”, destacan desde UNICEF en su guía para la promoción de derechos educativos inclusivos.

La enseñanza más valiosa de estas campañas no radica únicamente en el momento de la entrega, sino en el legado que dejan. Cada pan dulce compartido es una lección viva de generosidad, un recordatorio de que siempre es posible contribuir al bienestar de otros, independientemente de los recursos que tengamos.

Iniciativas como esta son un claro ejemplo de cómo el simple acto de compartir puede marcar una diferencia significativa. En una época en la que muchas veces se prioriza lo material, el verdadero regalo es crear una red de apoyo que fortalezca los lazos humanos y promueva un futuro más solidario y equitativo.

Continue Reading

Bienestar

La clave para mejorar la memoria y la salud cerebral

Published

on

Se trata de potenciar uno de los cinco sentidos y sería una puerta de entrada a procesos cerebrales complejos que moldean nuestras emociones, recuerdos y comportamientos.

Mantener el cerebro en forma es tan importante como hacerlo con el cuerpo, por lo cual ejercitarlo para que, como si fuera un músculo más, su rendimiento no se vea mermado con el paso de los años. Un efecto del tiempo que, si bien afecta a las distintas funciones cognitivas, resulta especialmente apreciable a nivel de la memoria, pero esto puede prevenirse, por ejemplo, disfrutando de un buen libro todos los días o, mejor aún, potenciando el sentido del olfato.

En realidad y frente al resto de los sentidos, muy especialmente los de la vista y el oído, el del olfato se encuentra notablemente subestimado. Según explica la doctora Lila Landowski, especialista australiana en Neurociencia: “No le estamos dando el crédito que merece. Podemos ver entre uno y ocho millones de tonalidades, así como escuchar en torno a 340.000 sonidos distintos. Pero podemos oler entre cien mil millones y un billón de aromas diferentes”.

No hay que subestimar el olfato

Una investigación de la Universidad Rockefeller de Nueva York constató la detección de hasta un billón de olores y este mismo establecimiento educativo ya había demostrado que, mientras una persona es únicamente capaz de recordar el 1% de lo que tocó, el 2% de lo que escuchó y el 5% de lo que vio, también lo es de acordarse del 35% de lo que olió.

El olfato es uno de los sentidos que pueden potenciar la memoria. (Foto: Adobe Stock)
El olfato es uno de los sentidos que pueden potenciar la memoria. (Foto: Adobe Stock)

La estrecha relación entre la evocación y el olfato obedece a que “más que un sentido, es una puerta de entrada a procesos cerebrales complejos que moldean nuestras emociones, recuerdos y comportamientos”, indica Nuria Martín Muyo, directora del curso Neurociencia Aplicada al Día a Día, que a su vez apunta que “debido a su conexión única y directa con el cerebro, particularmente con áreas involucradas en la emoción, la memoria y el procesamiento de recompensas, los olores son capaces de influir en nuestra vida de una forma particularmente profunda, haciéndolos esenciales para la salud cerebral en el ser humano”.

Los bulbos olfatorios, las regiones cerebrales responsables de procesar los olores, envían directamente la información, como reveló la Universidad de Pittsburgh, a la amígdala y el hipocampo, las áreas del cerebro implicadas en la memoria y las emociones. Sin tener que pararse, como hacen otros sentidos, en otras regiones como la corteza prefrontal. Tal es así que, según observó la Universidad de California en Irvine, las deficiencias a la hora de identificar un olor pueden ser una señal de un mal funcionamiento cerebral. Desde un pérdida de las funciones cognitivas, incluida la memoria, hasta la enfermedad de Alzheimer.

La clave de enriquecer el olfato

La buena noticia es que la merma de la capacidad olfativa es reversible. Se puede entrenar mediante la terapia olfativa o de enriquecimiento olfativo. En la que tan sólo hay que dejar que un dispensador emita fragancias agradables y muy intensas, mientras se duerme. Con beneficios realmente notables: en un segundo estudio de la universidad californiana, las personas mayores que vieron perfumadas sus noches no sólo durmieron mejor, sino que vieron notablemente potenciadas algunas funciones cognitivas como la memoria y la capacidad de tomar decisiones.

El aroma de una comida puede recordarnos a algo de nuestra infancia. (Foto: Adobe Stock)
El aroma de una comida puede recordarnos a algo de nuestra infancia. (Foto: Adobe Stock)

Louise O’Dwyer, especialista en Neurociencia, destaca que “durante seis meses y por un periodo de tan sólo dos horas por noche, los participantes en el estudio fueron expuestos a distintas fragancias naturales, lo que conllevó un incremento increíble del 266% en sus capacidades cognitivas. Y en el caso de los más mayores, su memoria simplemente se disparó”.

Además, dijo que se puede evaluar nuestro sentido del olfato con una prueba muy sencilla. Basta con entrar en la cocina, poner en una cuchara una pizca de especias o de extractos de alimentos con olor intenso y reconocible –entre otros, limón, cacao y canela– y someterlos al escrutinio de la nariz, lo cual puede hacerlos revivir un momento agradable de la infancia. Como incide Nuria Martín Muyo, “los olores pueden desencadenar memorias vívidas y emocionales, muchas veces con más fuerza que otros estímulos sensoriales”.

Continue Reading

Bienestar

Cómo se puede reforzar el sistema inmunológico a medida que se envejece, según la ciencia

Published

on

Un estudio señala que el aislamiento social incrementa el riesgo de infecciones graves. Mantener relaciones interpersonales fortalece la inmunidad, especialmente en adultos mayores

Los cambios en el sistema inmunológico con la edad son inevitables, lo que resulta en una mayor vulnerabilidad a enfermedades como las infecciones respiratorias. Sin embargo, no se ha identificado un suplemento milagroso que impulse el sistema inmunitario. La clave para mantener una buena salud inmunológica radica en varias intervenciones de estilo de vida, como vacunarse regularmente, hacer ejercicio, dormir bien, llevar una dieta saludable y reducir el estrés. Además, “es interesante considerar otra intervención: la conexión social”, indica el medio. Un estudio recogido por este medio, en el que participaron más de 450.000 personas en el Reino Unido y Finlandia, muestra que “la soledad estaba asociada con un mayor riesgo de infecciones graves que requerían hospitalización”.

En relación con la conexión social, Netana Markovitz (médica residente en la Escuela de Medicina de Harvard) en una columna del Washington Post destaca que el aislamiento y la soledad podrían alterar el sistema inmunitario al activar el sistema nervioso simpático, aumentando la expresión de genes inflamatorios perjudiciales y reduciendo la expresión de proteínas que combaten infecciones.

Aunque no existe una dosis exacta para la conexión social, se subraya la importancia de mantener relaciones con otros, especialmente para los adultos mayores que viven solos. “Muchos adultos mayores viven solos, y mantenerse comprometido con otros es importante”, afirma el medio. Actividades como tomar una clase, unirse a un club de lectura o ser voluntario pueden fomentar estas conexiones.

El aislamiento social se asocia con un mayor riesgo de hospitalización por infecciones graves (Imagen Ilustrativa Infobae)El aislamiento social se asocia con un mayor riesgo de hospitalización por infecciones graves (Imagen Ilustrativa Infobae)

Netana Markovitz recalca además la importancia de una dieta amigable con el microbioma. Consumir frutas, verduras, legumbres, granos enteros y grasas saludables como el aceite de oliva, mientras se minimiza el consumo de carne roja, puede reducir la inflamación y mantener un microbioma intestinal saludable, lo cual es crucial para el sistema inmunológico. El medio advierte sobre “las dietas altas en alimentos ultraprocesados que se han asociado con una disfunción del sistema inmunológico”Chelsea Conrad, del mismo medio, señala que aunque existe interés en intervenciones que apunten al microbioma intestinal en envejecimiento, “estas todavía están lejos de ser de uso común”. Además, se aconseja precaución con los suplementos, ya que el exceso puede ser perjudicial. Sin embargo, algunas personas mayores podrían necesitar suplementos de vitamina D y B12, siempre bajo consulta médica.

El ejercicio es un pilar fundamental en el cuidado de la salud inmunológica. Según explica la columna del Washington Post“el ejercicio estimula el sistema inmunitario y puede mejorar la respuesta del cuerpo a las vacunas”. Se refiere a un estudio que muestra que “mayores tasas de actividad física estaban asociadas con un menor riesgo de neumonía adquirida en la comunidad en mujeres”.

El ejercicio regular, especialmente el aeróbico, es beneficioso para el sistema inmunológico, aunque se sigue investigando cuál es la duración o tipo óptimo. Las recomendaciones del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades indican 150 minutos de ejercicio moderado a la semana, como caminar a paso ligero, o 75 minutos de ejercicio vigoroso, como correr, además de entrenamiento de fuerza dos veces a la semana. Markovitz enfatiza: “Cualquier ejercicio es mejor que ninguno”, sugiriendo priorizar actividades que aporten alegría para mantener la constancia.

El ejercicio aeróbico regular beneficia la inmunidad y mejora la respuesta a vacunas (Imagen Ilustrativa Infobae)El ejercicio aeróbico regular beneficia la inmunidad y mejora la respuesta a vacunas (Imagen Ilustrativa Infobae)

Por otro lado, el sueño es crítico para la función inmunológica. La privación de sueño compromete la capacidad del cuerpo para combatir infecciones, y esta afectación es más notable en adultos mayores. “Los adultos mayores son más propensos a experimentar interrupciones del sueño, lo cual afecta su respuesta inmunológica”, resalta.

Se recomienda dormir entre siete y ocho horas por noche, y para lograrlo pueden ser útiles ciertas estrategias como ajustar el reloj biológico para evitar despertarse a mitad de la noche o limitar las siestas a una hora. Markovitz subraya la importancia de consultar con un médico si uno se despierta frecuentemente durante la noche, para descartar condiciones como la apnea del sueño.

Es evidente que un enfoque integral que incluya conexiones sociales, una dieta adecuada, ejercicio y sueño puede fortalecer el sistema inmunológico, especialmente a medida que envejecemos. Netana Markovitz concluye que es esencial seguir estas prácticas para mejorar no solo la inmunidad, sino el bienestar general.

Continue Reading

TENDENCIAS