El Gobierno volvió a mostrar resultado primario y financiero positivo en octubre. En los primeros 10 meses del año, el sector público nacional acumuló un superávit financiero de aproximadamente 0,5% del PIB, que equivale a un saldo primario del 1,8% del Producto. Sin embargo, algunos analistas advierten que mantener la conducta fiscal en 2025 será más difícil.
Los ingresos acumulados por el Gobierno durante los primeros 10 meses del año dejan un buen colchón de pesos para afrontar el último bimestre y los analistas de Grupo SBS consideraron que alcanzará para mostrar superávit al cierre de 2024, a pesar de la estacionalidad adversa que se viene por el pago de aguinaldos al sector público y a beneficiarios de jubilaciones y pensiones.
Los analistas de SBS resaltaron que mantener el ancla fiscal en 2025 es fundamental para que el Gobierno pueda seguir bajando la inflación con el tipo de cambio fijo como principal herramienta. En ese sentido, consideraron que la programada desaparición del impuesto PAIS y el menor aporte de la licuación de los gastos en pesos -precisamente, por la baja de la inflación- aparecen como los principales obstáculos para mantener la disciplina fiscal el próximo año.
En ese contexto, una primera alternativa es profundizar el ajuste del gasto -quizá acompañado de ingresos provenientes de las primeras privatizaciones-. Otra vía posible es que la recuperación económica sea tal que los impuestos asociados a la actividad (como el IVA) suplan la caída de otros rubros.
Las dudas fiscales para 2025
Por el lado de los ingresos, el impuesto PAIS explicó buena parte del superávit en 2024 pero ya empezó a perder protagonismo y el Gobierno anticipó que lo dejará caer a fin de año. Según cálculos del Centro de Estudios de Economía Política (CEPA), el impuesto PAIS registró en octubre la tercera caída real del año, con una reducción de 43%.
“El impuesto estrella que salvó al gobierno de tener déficit financiero en seis de los ocho primeros meses del año, ya sufre los efectos de la reducción de la alícuota y el atraso cambiario”, indicó un informe de ese centro de estudios. Para mitigar ese efecto, en el Gobierno discuten si reemplazar el recargo sobre las compras de dólares por otro tributo, como un anticipo del pago de Bienes Personales.
Otro desafío que puntualizó SBS es el aporte de los derechos de exportación (retenciones) durante 2025, que acumularon un crecimiento real de 33,5% en los primeros 10 meses de este año. “Habrá que seguir de cerca qué tanto ayudan o no los precios internacionales de commodities en un contexto en que las políticas del nuevo gobierno de EE.UU. podrían implicar un dólar más fuerte a nivel global”, señalaron.
Por el lado de los gastos, el propio éxito del Gobierno en bajar la inflación pone un piso a la licuación de las partidas en pesos. Según CEPA, las jubilaciones acumularon una reducción real de 22% en el año y los fuertes recortes en gastos de funcionamiento del Estado se basaron en la licuación de los salarios del sector público, que todavía están muy lejos de los niveles de noviembre del año pasado.
“Si continúa el sendero de desinflación, la ‘licuadora’ será mucho menos efectiva que durante 2024, por lo que habrá que avanzar en reducciones de gastos vía ‘motosierra’, algo que podría representar un desafío en año electoral”, alertaron desde SBS.
Y añadieron que a la gestión de Javier Milei le quedaría una bala de plata para hacerse de fondos extras mientras navega el año de elecciones: la venta de empresas públicas.
“Creemos que el Gobierno podría apelar a privatizaciones para anotar algunos ingresos one-off, de ser necesario. Con todo, será clave profundizar el orden de las cuentas fiscales hacia adelante para poder pensar luego en medidas algo más estructurales que permitan normalizar la macro de forma sostenible en el tiempo”, cerró SBS.