El reciente anuncio de Manuel Adorni sobre la estrategia política del gobierno de Javier Milei tiene un claro trasfondo: el presidente busca polarizar la contienda electoral de cara a las elecciones de 2025, y eligió como principal adversaria a Cristina Fernández de Kirchner.
Con esta jugada, Milei intenta levantar el perfil de la vicepresidenta, una táctica que tiene como objetivo debilitar al kirchnerismo y reforzar su base de apoyo.
La elección de Cristina como blanco de las críticas no es fortuita. Es una estrategia similar a la que en su momento implementó Mauricio Macri en 2017, aunque con una diferencia clave: en 2025, Cristina se encuentra políticamente mucho más debilitada.
La expresidenta enfrenta una serie de frentes abiertos, tanto judiciales como internos dentro del Partido Justicialista, lo que la dejaría en una posición más vulnerable frente a la embestida de Milei. La Casa Rosada confía en que este enfrentamiento le permita consolidar el apoyo en sectores claves del electorado, particularmente del peronismo más tradicional.
La polarización que busca Milei, con la figura de Cristina como principal antagonista, será fundamental para ganar terreno en distritos claves como el conurbano, donde el kirchnerismo aún conserva un apoyo significativo.
Para el Gobierno, reducir el alcance de Cristina podría ser determinante para su permanencia en el poder y su objetivo de consolidarse para las elecciones de 2025. Sin embargo, esta estrategia también puede generar tensiones internas dentro de la propia coalición oficialista, como ya lo ha demostrado la creciente disconformidad de Mauricio Macri.
Precisamente, el expresidente es otro de los actores que juega un rol crucial en este escenario. Macri busca definir con el Gobierno los candidatos para las elecciones de 2025 lo antes posible, pero Milei ha optado por postergar esas definiciones hasta el otoño del próximo año. Este desacuerdo ha generado malestar en el presidente del PRO, quien además no comparte la estrategia de polarizar con Cristina Kirchner.