Justin Welby es muy conocido entre los británicos. Entre los eventos reales más importantes que ofició recientemente están el funeral de la reina Isabel II y la coronación de Carlos III.
Justin Welby, el líder de la Iglesia anglicana, renunció este martes mediante un comunicado. El arzobispo es acusado de haber encubierto durante años agresiones físicas y sexuales de menores cometidas por un abogado vinculado.
“Espero que esta decisión deje claro cuán seriamente entiende la Iglesia de Inglaterra, la necesidad de cambio y nuestro profundo compromiso para crear una institución más segura”, reconoció Welby, arzobispo de Canterbury, en el texto.
Antes del anuncio, Justin Welby, de 68 años, se comunicó con el rey Carlos III, gobernador supremo de la Iglesia anglicana, quien dio su acuerdo a la dimisión.
Justin Welby es muy conocido entre los británicos. Entre los eventos reales más importantes que ofició recientemente están el funeral de la reina Isabel II y la coronación de Carlos III.
Tras conocerse el informe que lo complicó en el caso, varios líderes religiosos anglicanos comenzaron a pedir la dimisión de Welby y tres miembros del Sínodo General, el organismo electo responsable de decidir asuntos de la doctrina de la Iglesia de Inglaterra, presentaron una petición formal el 9 de noviembre. Tres días de publicada, el pedido superaba las 12.500 firmas.
El arzobispo ocultó 130 casos de abuso sexual en el Reino Unido y África
Entre la década de 1970 y mediados de 2010, John Smyth, un abogado que presidía una organización benéfica vinculada a la Iglesia anglicana y que organizaba campamentos de vacaciones, abusó sexualmente de 130 niños y jóvenes en Reino Unido y luego en África, en particular en Zimbabue y Sudáfrica, donde se instaló y murió en 2018, a los 75 años, sin ser juzgado.
La institución recibió información oficial de estos hechos en 2013, pero muchos responsables los conocían desde la década de 1980 y los mantuvieron en silencio como parte de una “campaña de encubrimiento”, concluyó una investigación encargada por la propia Iglesia anglicana, en un informe publicado el jueves pasado.
Antes de que Welby presentara su renuncia, el primer ministro británico, Keir Starmer, calificó el martes de “horribles” las agresiones físicas y sexuales cometidas contra los niños y deploró que estas víctimas hubieran sido “abandonadas”.
Sin embargo, no se pronunció directamente sobre las peticiones de dimisión de Justin Welby. “Es asunto de la Iglesia”, declaró durante una conferencia de prensa desde Bakú, Azerbaiyán, donde está participando en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29). “Pero no dudaré en decir que se trata de acusaciones horribles y que mis pensamientos están con las víctimas, que fueron abandonadas de forma muy grave”, añadió el primer ministro laborista.
Justin Welby, que hace unos días ofreció disculpas, calificó también en su comunicado las agresiones de “atroces”. “Está muy claro que debo asumir la responsabilidad personal e institucional por el largo y traumático período transcurrido entre 2013 y 2024″, admitió en el texto.
“Estos últimos días han reavivado el profundo sentimiento de vergüenza que he sentido durante mucho tiempo ante los fracasos históricos de la Iglesia de Inglaterra en materia de protección. Durante casi 12 años, me he esforzado por lograr mejoras. Depende de otros juzgar lo que se ha conseguido”, dijo el arzobispo de Canterbury.
“Debería haber denunciado”
Según el informe, que detalla el sufrimiento físico, sexual y psicológico que infligió a sus víctimas, Smyth “es posiblemente el abusador en serie más prolífico asociado con la Iglesia de Inglaterra”.
Entre otras cosas, el abogado se llevó a niños pequeños a su casa en el sur de Inglaterra, donde los golpeaba con un bastón, a veces hasta sangrar, al tiempo que justificaciones teológicas.
El informe también concluye que el arzobispo de Canterbury “podría y debería haber denunciado” a la policía la violencia cometida por el abogado a partir de 2013, cuando se convirtió en primado de la Iglesia de Inglaterra.
El caso solo salió a la luz pública en 2017 tras la emisión de un documental de la cadena de televisión Channel 4.
Según otro informe publicado hace cuatro años, 390 personas vinculadas a la Iglesia de Inglaterra han sido condenadas por delitos sexuales desde la década de 1940 hasta 2018.
El primer ministro Benjamin Netanyahu prometió una respuesta firme. Los medios libaneses informaron de una serie de ataques aéreos israelíes en el sur del Líbano
El grupo terrorista Hezbollah rompió el alto el fuego este lunes tras un ataque con morteros contra una posición del Ejército de Israel en la zona del Monte Dov. El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu prometió una respuesta firme.
“Los disparos de Hezbollah contra el Monte Dov constituyen una grave violación del alto el fuego, e Israel responderá con fuerza”, afirmó Netanyahu en un comunicado.
“Estamos decididos a seguir haciendo cumplir el alto el fuego y a responder a cualquier violación de Hezbollah: una pequeña será tratada como una grave”, agregó el primer ministro.
Minutos antes, los medios libaneses informaron de una serie de ataques aéreos israelíes en el sur del Líbano.
Por su parte, Hezbollah reivindicó este lunes el ataque contra posiciones de Israel.
El ataque golpeó las granjas de Shebaa, una franja de terreno reclamada tanto por Líbano como por Siria, pero que sigue bajo control militar israelí desde 1967, según explicó el grupo terrorista en declaraciones recogidas por la cadena de televisión Al Manar, afín a Hezbollah.
Así, reclamó su autoría, si bien aseguró que el ataque es en realidad una “respuesta de carácter defensivo” a las “repetidas violaciones de la tregua que entró en vigor el 27 de noviembre”. En este sentido, acusó a las fuerzas israelíes de violar el alto el fuego “de varias formas”, lo que incluye ataques contra civiles y contra diferentes regiones de Líbano.
“Estos ataques han provocado víctimas de civiles y ha dejado a personas inocentes heridas, además de que sigue suponiendo una violación del espacio aéreo por parte de aviones israelíes que actúan de forma hostil”, aclaró el grupo terrorista.
Vehículos y estructuras incendiados en un ataque de Hezbollah en un asentamiento agrícola de Avivim, cerca de la frontera libanesa en la Alta Galilea, Israel, el lunes 2 de diciembre de 2024. (AP Foto/Ohad Zwigenberg)
“Dado que las consultas con las partes responsables para acabar con estas violaciones no han surtido efecto, la resistencia ha llevado a cabo su primer acto defensivo de alerta”, recalcó Hezbollah.
Las autoridades libanesas denunciaron a lo largo de la mañana una violación “flagrante” del alto el fuego por parte de las fuerzas de Israel, que dejaron al menos un muerto en un ataque contra la ciudad de Marjayún, en el sureste del país, a pesar de que las partes llevan varios días vertiendo acusaciones de este tipo.
El presidente del Parlamento de Líbano, Nabih Berri, uno de los negociadores del acuerdo, alertó de estas violaciones e hizo un llamamiento al “comité técnico” integrado por Estados Unidos, Francia, la misión de la ONU en Líbano (FINUL) y los Ejércitos regulares de Israel y Líbano, encargado de supervisar la implementación del acuerdo, para que estudie la situación.
Israel y Hezbollah llegaron el martes a un acuerdo que tiene una duración de 60 días y que estipula que tanto los milicianos como las tropas israelíes deben abandonar el sur del territorio libanés en favor del Ejército regular de Líbano. Sin embargo, el propio Ejército israelí informó a lo largo de estos últimos días de varias operaciones contra operativos de Hezbollah en el sur de Líbano y acusó al grupo de violar la tregua.
El repunte de las hostilidades en Beirut y el sur de Líbano se enmarca en los enfrentamientos iniciados hace más de un año después de que Hezbollah atacara Israel un día después de la ofensiva Hamas del 7 de octubre de 2023, que dejó casi 1.200 muertos y 240 rehenes y sirvió como detonante para la actual guerra en Medio Oriente.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) desataron el pasado 1 de octubre una nueva invasión de Líbano tras semanas de intensos bombardeos y ataques contra el país. Los ataques sobre Líbano han diezmado a Hezbollah, que ha perdido a su histórico líder, Hasán Nasralá. Esta guerra deja un balance provisional de cerca de 4.000 fallecidos y 16.500 heridos.
Hasta 1985, no se habían producido secuestros masivos sobre un crucero. La tragedia del Achille Lauro tensó al máximo las relaciones entre Estados Unidos e Italia. La nave aún está en el fondo del mar
Marilyn Klinghoffer empezó a llorar cuando escuchó el primer tiro. Inmediatamente después sonó el segundo disparo, y enseguida, el silencio. No le hacía falta ver para saber lo que estaba pasando, entonces rogó, a los gritos y sin parar de llorar, que le dejaran ver el cuerpo de Leon, su marido, en la enfermería del crucero. No sabía que eso ya era imposible: el cadáver de su esposo acababa de ser tirado al mar, y la silla de ruedas en la que él se movía, también.
Leon y Marilyn eran dos de los casi 450 pasajeros que estaban a bordo del crucero de lujo Achille Lauro el lunes 7 de octubre de 1985, cuando cuatro integrantes del Frente de Liberación Palestina secuestraron la nave. Leon fue el único asesinado en esa toma de rehenes, y algo le decía a Marilyn que, en caso de tener que elegir a una víctima fatal, los secuestradores irían por la vida de su marido, un veterano estadounidense de la Segunda Guerra Mundial con el que se había casado casi cuarenta años atrás y con el que vivía en Nueva York.
La toma de rehenes, que conmovió al mundo entero y desencadenó la tensión diplomática más dura entre Estados Unidos e Italia desde los años del fascismo, fue una de las tragedias ocurridas sobre la embarcación. Su incendio y hundimiento casi diez años después del secuestro terminó por confirmar su destino de “barco maldito”.
Tras tres días secuestrados, los rehenes del Achille Lauro fueron liberados en un avión de bandera egipcia
Un secuestro con interrogantes hasta hoy
Antes de ser el crucero de lujo Achille Lauro, la embarcación había sido un barco de pasajeros llamado Willem Ruys que operaba para la empresa Rotterdamsche Lloyd. Construido entre 1939 y 1947, con casi 200 metros de eslora, fue vendido a Star Lauro -que hoy es MSC Cruises– y cambió su nombre al que se hizo famoso en todo el mundo cuando la tragedia lo abordó, por primera vez, en 1985.
Los Klinghoffer, un matrimonio judío cuyo mayor placer cotidiano era organizar cenas con amigos o familiares en Nueva Jersey, abordaron el Achille Lauro en el puerto en el que empezaba la travesía: Génova. Después de una travesía por el Mediterráneo que llevara a los pasajeros a distintos puertos de Egipto, el viaje terminaría en Israel. Esa era la idea original.
Pero los planes cambiaron en Alejandría, cuando un presunto equipo de televisión subió al crucero con la supuesta intención de grabar escenas para una película y volver a bajar. En sus valijas tenían armas: aseguraron que eran de juguete, pero a los pocos días se supo que eran reales y que estaban al servicio de un plan terrorista. El equipo televisivo bajó del Achille Lauro, pero las armas quedaron escondidas allí.
La investigación judicial posterior al secuestro, que tuvo como rehenes a todos los pasajeros y a la tripulación entera, demostró a través del testimonio de algunas víctimas que el desencadenante de la toma de rehenes fue que uno de los tripulantes detectó movimientos extraños entre algunos de los presuntos viajeros, estos se sintieron descubiertos, y pusieron en marcha el secuestro. Pero nunca terminó de esclarecerse si ese era el plan original o si las armas serían usadas en Israel, el destino final del Achille Lauro.
Los cuatro secuestradores fueron juzgados y condenados. Al Molqi, el asesino de Klinghoffer, pasó veintitrés años en la cárcel
Es que, además de los cuatro integrantes del Frente de Liberación Palestina que ejecutaron la toma de rehenes que se extendió por dos días, sobre el Achille Lauro estaba Muhammad Zaidan, conocido en realidad como Abu Abbas. Se trataba de un importante referente de la Organización para la Liberación de Palestina cercano a su líder, Yasser Arafat, y de muy buenas relaciones con Saddam Hussein, que en ese momento lideraba una dictadura en Irak. Aunque se señaló a Abbas como el supervisor e incluso autor intelectual de la toma de rehenes, la comprobación de su vínculo con los hechos llegó demasiado tarde.
Lo cierto es que apenas los secuestradores hicieron saber a todo el crucero que ahora todas sus vidas dependían de lo que ellos decidieran, Leon Klinghoffer no dudó sobre cuál sería su actitud: no haría silencio ante la exigencia de los atacantes, repartiría algún bastonazo cuando esos atacantes le faltaran el respeto, y no dejaría de hacerlo ni ante el fusil de Majed Al Molqi, el hombre que estaba a punto de ejecutarlo.
El cadáver del ex soldado norteamericano fue hallado una semana después en las aguas del mar Mediterráneo. Fue repatriado y despedido con honores en su tierra: alrededor de ochocientas personas se sumaron a su funeral en el templo al que iba habitualmente. Para ese entonces, el secuestro y todo lo que vino después ya había desencadenado un escándalo diplomático que tensó las relaciones entre los países involucrados.
La policía central de seguridad egipcia vigila la pasarela por la que diplomáticos y otras personas van y vienen del crucero italiano, que llegó el jueves 10 de octubre de 1985 a Port Said, tras ser secuestrado por cuatro palestinos (AP)
Una muerte y una guerra de poder
Cuando el Kalashnikov de Molqi liquidó a Klinghoffer, ya no hubo vuelta atrás para el terror que se desató en el crucero. Además de los gritos desesperados de Marilyn para que la dejaran ver lo que los terroristas habían hecho con el cuerpo de su esposo, el pánico se apoderó de los pasajeros que habían entendido el mensaje: el próximo muerto podía ser cualquiera de ellos.
El terror excedió los casi 200 metros de eslora de la embarcación: hasta ese momento, los cruceros no habían sido protagonistas de ataques como esos, por lo que la conmoción se replicaba en diarios y noticieros de todo el mundo. Además, el secuestro hizo escalar casi inmediatamente y a niveles poco vistos un conflicto entre Estados Unidos, Italia y, aunque en menor medida, también Egipto.
Subidos al crucero y a su ataque terrorista, los cuatro integrantes del Frente de Liberación Palestina hicieron saber que lo que querían a cambio de la liberación de los rehenes era, a la vez, la libertad de 52 presos palestinos que permanecían detenidos en Israel. Con el correr del proceso judicial, el hecho de que no hubiera una exigencia económica los liberaría de los cargos por piratería.
En principio, y tal como determinó también el juicio que se llevó a cabo, los terroristas no tenían en sus planes ejecutar a ningún rehén, pero Molqi enfureció cuando el ex combatiente estadounidense les hizo frente.
Una vez que estuvieron en control del crucero, los secuestradores lo tripularon en dirección a Tartus, Siria. Allí fue que hicieron saber cuáles eran sus exigencias. Pero las autoridades sirias se negaron a cualquier tipo de negociación, lo que llevó a los atacantes a retornar hacia Port Said, una de las puertas de entrada marítimas de Egipto.
Allí se entablaron negociaciones y se llegó al acuerdo de que los terroristas dejaran la nave sin lastimar a nadie más a cambio de que un avión comercial egipcio los trasladar a Túnez, base de operaciones de Abu Abbas, sin que se los persiguiera. Mientras tanto, en todas esas horas de terror, los rehenes eran trasladados frecuentemente a la discoteca para intentar que se entretuvieran y no perdieran la calma. Como si eso fuera posible.
El terrorista Magied Youssef al-Molqi, juzgado por el crimen de Leon Klinghoffer durante el secuestro del Achille Lauro, en junio de 1986 (Reuters)
Los planes cambiaron cuando apareció en escena el entonces presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan. Su argumento para intervenir, y al que no pensaba renunciar, era que había sido asesinado un ciudadano estadounidense. Y no cualquier ciudadano: un héroe de guerra que había derribado aviones nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Bajo esa idea, Reagan no dudó y ordenó que el vuelo comercial en el que viajaban los rehenes fuera interceptado por aviones F-14 Tomcats, que habían estado apostados en un portaaviones instalado en aguas italianas. Los F-14 obligaron a que la tripulación egipcia aterrizara imprevistamente -y también aterrorizada- en la base aérea Sigonella, ubicada en Sicilia pero perteneciente a la OTAN. Ya era 10 de octubre: el infierno había empezado tres días antes.
Cuando el avión aterrizó en esa base, el vínculo entre Reagan y Bettino Craxi, el primer ministro italiano, ya estaba tensado prácticamente al máximo. En Sigonella había militares estadounidenses y también italianos: de ambos lados esperaban órdenes de sus superiores, y sus superiores discutían quién estaba a cargo de dar las órdenes allí.
Mientras tanto, los pasajeros del vuelo comercial que iba hacia Túnez pudieron seguir viaje, incluso Abu Abbas por no haberse podido demostrar hasta ese momento si estaba efectivamente vinculado al ataque. Cuando finalmente se lo juzgó por esos hechos, Abbas se había declarado en rebeldía frente a ese proceso y, aunque le dieron reclusión perpetua, nunca pudieron encontrarlo para que la cumpliera. Los cuatro atacantes habían sido detenidos y las autoridades discutían quién debía juzgarlos.
Reagan exigía justicia por su ex combatiente, pero Italia aseguraba que, como el crucero era, por las leyes de navegación, su territorio soberano, el secuestro había sido en su jurisdicción. Hosni Mubarak, el titular del Poder Ejecutivo de Egipto, a la vez exigió que Estados Unidos pidiera perdón por haber desviado a una nave de su aerolínea de bandera: Reagan tuvo que ceder.
Italia negó la extradición de los cuatro secuestradores a Estados Unidos, país que siempre sospechó que los vínculos de ese país y de Egipto eran más cercanos a Medio Oriente que los de su propia nación, y que por eso habían sido más benevolentes.
Al Molqi, el atacante que había ejecutado a Klinghoffer y obligado a otro rehén a que tirara su cuerpo al mar, fue condenado a 23 años de cárcel. Recuperó la libertad en 2008. Los otros tres secuestradores también fueron condenados, aunque sus cargos fueron menores.
Nunca aparecieron sus restos, luego de que se hundiera producto de un feroz incendia el 30 de noviembre de 1994, hace treinta años
Un final fatídico para una embarcación trágica
Después del fatídico secuestro, el Achille Lauro continuó funcionando como un crucero lujoso, aunque en 1987 fue vendido a Mediterranean Shipping Company. Operando bajo el nombre de Star Lauro, la nave se incendió el 30 de noviembre de 1994. Fue frente a la costa de Somalia, en su camino a Sudáfrica. Había 979 personas a bordo, entre la tripulación y los pasajeros.
Lo primero que se dijo sobre el fuego que consumió la embarcación fue que lo había desencadenado un cigarrillo mal apagado, pero las investigaciones posteriores demostraron que el incendio se había iniciado en la sala de máquinas tras la explosión de uno de los equipos. Como la supervisión de ese área no fue la adecuada, el fuego se propagó antes de que pudieran controlarlo. Una vez más, aunque por otro motivo, el barco era el escenario de una tragedia. Hubo pasajeros juntando baldes de agua de la pileta del crucero para ayudar a la tripulación a combatir el incendio. Pero por las características de la combustión y por haber llegado tarde al problema, no había nada que hacer.
La mayoría de las personas lograron subir a un bote salvavidas, pero algunos pasajeros y tripulantes quedaron atrapados por las llamas, por lo que tuvieron que bajar a botes inflables a través de una soga. Esa evacuación tuvo consecuencias: murieron dos personas y otras ocho sufrieron heridas.
Una embarcación dedicada a remolcar barcos incendiados llegó hasta el antiguo Achille Lauro con intenciones de rescatarlo, pero tras una evaluación de las posibilidades reales de salvar el crucero, lo dejaron hundirse. No había nada para hacer con esa nave cargada de tragedias. Su destino fue el de tantas otras naves: el fondo del mar. Nunca aparecieron sus restos.
El canciller alemán se reunió con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, para anunciar un nuevo paquete de armamento por un valor de 650 millones de euros
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, y el canciller de Alemania, Olaf Scholz, caminan para visitar un lugar conmemorativo para los soldados caídos durante la invasión rusa. (REUTERS/Gleb Garanich)
El canciller alemán, Olaf Scholz, visitó Ucrania el lunes por primera vez en más de dos años y prometió seguir apoyando a Kiev en la guerra, apenas unas semanas después de que el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, le reprochara mantener una llamada telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin.
El conflicto se acerca a una nueva fase crucial, con la toma de posesión de la nueva administración estadounidense de Donald Trump el mes que viene y que podría determinar la trayectoria de la guerra tras la promesa del presidente electo de poner fin a los combates.
Ucrania es sensible a la posibilidad de que aparezcan grietas en la unidad de sus aliados occidentales para seguir ayudándola contra Rusia, ya que Putin apuesta por durar más que el compromiso de Occidente con Ucrania.
Con la guerra a punto de entrar en su cuarto año, Zelensky manifestó su desacuerdo con la llamada de Scholz a Putin.
“Después de una conversación (con Putin) hay una segunda, una tercera, una quinta conversación, porque a veces la gente quiere tomar el liderazgo por sí misma”, dijo el jefe del Estado ucraniano ante Scholz, que a mediados de este mes llamó por primera vez en dos años al líder del Kremlin en medio de las crecientes especulaciones sobre la apertura de un proceso de negociación para lograr la paz.
Zelensky añadió que este tipo de acciones pueden propiciar “una ola de reconocimiento de facto” que “no refuerza a Ucrania”. “Es mi opinión, pero, como he dicho, entre nosotros y Alemania hay muchas más coincidencias que diferencias”, remachó el líder ucraniano.
Zelensky y Scholz durante una conferencia de prensa (REUTERS/Thomas Peter)
Scholz, por su parte, defendió la llamada, explicando que quería recordar a Putin que Ucrania es un Estado soberano e independiente que debe poder decidir su propio futuro.
También reafirmó el compromiso de Alemania de seguir ayudando militarmente a Ucrania y defendió también que se busquen “caminos que puedan llevar a una paz justa y duradera para Ucrania”.
“Una cosa está clara: nada sobre Ucrania sin Ucrania. No permitiré decisiones que se tomen por encima de las cabezas de los ucranianos”, dijo Scholz en la rueda de prensa.
El canciller alemán habló de un apoyo militar por valor de 650 millones de euros (680 millones de dólares) que se entregaría a finales de año, pero funcionarios de Berlín reconocieron posteriormente que la ayuda ya había sido anunciada con anterioridad.
Scholz dijo que, en total, Alemania ha gastado 28.000 millones de euros en apoyo militar a Ucrania desde la invasión rusa de 2022, incluidos sistemas de defensa aérea, tanques, obuses, helicópteros, aviones no tripulados, munición y piezas de repuesto.
“No cejaremos en los próximos años en la movilización del apoyo que sea necesario”, dijo Scholz en una rueda de prensa.
“Una cosa está clara: nada sobre Ucrania sin Ucrania. No permitiré decisiones que se tomen por encima de las cabezas de los ucranianos”, dijo Scholz en la rueda de prensa. (REUTERS/Thomas Peter)
Alemania es el segundo mayor patrocinador de Ucrania, después de Estados Unidos, y uno de sus más firmes defensores, pero Scholz se ha negado a ceder en dos de las principales peticiones de Zelensky:suministrar a Ucrania misiles de largo alcance Taurus, de fabricación alemana y sueca, e invitarla a ingresar rápidamente en la OTAN.
Scholz, que se enfrenta a unas elecciones anticipadas en febrero, ha presentado su negativa a enviar misiles Taurus como parte de un enfoque “prudente” del conflicto que asegura a Ucrania un fuerte apoyo sin correr el riesgo de que la guerra se convierta en un conflicto entre la OTAN y Rusia.
“Esto no disminuye nuestro apoyo, que es muy amplio y -es importante que lo diga- seguirá siendo amplio”, declaró Scholz en Kiev.
En un cambio importante, Zelensky señaló el viernes que una oferta de ingreso en la OTAN al territorio bajo control de Kiev podría poner fin a “la fase caliente de la guerra” en Ucrania.
Algunas naciones occidentales concedieron permiso en noviembre a Kiev para llevar a cabo ataques de largo alcance con las armas que han suministrado. Tras la decisión, Putin dijo que Rusia había lanzado un ataque contra Ucrania con lo que denominó un misil balístico imparable de alcance intermedio bautizado como Oreshnik. Era la primera vez que se utilizaba un misil de este tipo en la guerra o en cualquier otro conflicto.
Scholz se ha mostrado cauto a la hora de hablar de acelerar el ingreso de Ucrania en la OTAN. Ha hecho hincapié en la importancia de encontrar un camino hacia la paz, que insiste en que no debe elegirse por encima de Ucrania.
Los mandatarios visitaron una exhibición de drones ucranianos (Servicio de prensa de Ucrania/Reuters)
Alemania, líder en el suministro de sistemas de defensa antiaérea a Ucrania, ya ha suministrado cinco sistemas IRIS-T, tres sistemas Patriot y más de 50 cañones antiaéreos autopropulsados Gepard, según Scholz. Otro lote de ayuda militar que se entregará este mes incluirá otro sistema IRIS-T y más Gepards, añadió. En 2025 se entregará más material.
Rusia ha mantenido el bombardeo de zonas civiles de Ucrania y de su red eléctrica. En los últimos meses, Rusia lanzó 347 misiles de diversos tipos contra Ucrania, dijo Zelensky.
Abogó por más sistemas occidentales de defensa antiaérea, añadiendo que alrededor de 20 objetos críticos no están protegidos. No dio detalles sobre el tipo de instalaciones.