El gobernador Ricardo Quintela inauguró el lunes 2 de septiembre una anhelada obra de pavimentación y bacheo en el barrio Cochangasta de La Rioja, y lo celebró posando allí con el intendente, su compañero Armando Molina. Eran ocho cuadras de asfalto de la calle Paso de los Patos por las que la provincia pagó $550 millones, o sea $68 millones por cuadra. Pero más que el precio, lo extraño es la velocidad: un acta oficial que obtuvo TN muestra que la constructora a cargo recién empezó a planificar esta obra el domingo 1° de septiembre, 24 horas antes de que resultara inaugurada.

“En la localidad de La Rioja, a los 01 días del mes de septiembre 2024… (…). La zona se encuentra libre de obstrucciones, haciéndose entrega de los terrenos donde se ejecutarán las obras proyectadas”. Eso dice el acta de inicio de esta obra, con las firmas de un funcionario de la Administración Provincial de Vialidad y de un representante técnico de la empresa “Bosetti y Cia SA”. Pero es todo falso. Cuando se armó el acta, la obra ya estaba hecha. Y el funcionario que la firma, Roberto Argañaraz, ni siquiera estaba en la provincia el día en que aparece firmando, según dijo él mismo, consultado para esta nota.

En julio y agosto, el intendente Molina ya había presumido en las redes con esta sospechosa obra, que según los papeles recién empezó “el 1° de septiembre”. “Diciendo y haciendo. Como Ricardo Quintela. Zona Oeste. Paso de Los Patos. Entre Avda San Fransisco y avenida Yacampis. Asfaltado Completo. Rioja Querida”, dice un posteo suyo en X desde el lugar. “…Así se ve Paso de los Patos (…). Gracias RQ. Vecinos y B. Rioja querida”, dice otro mensaje, junto a la foto de una cuadra de asfalto rutilante.

Pero no es que Molina y Quintela engañen a los riojanos con fotos ilustrativas o de inteligencia artificial: la calle Los Patos está como la muestran. El problema es que este trabajo (que costó $550 millones de los riojanos) avanzó al margen de cualquier control y al margen de un procedimiento de selección de oferentes.

Mientras Molina tuiteaba, la obra era un expediente en pañales (el N° 719-G-24 de Vialidad) donde ni siquiera se había hecho el acto de apertura de ofertas, por lo tanto, teóricamente no se sabía quién haría la obra. ¿Cómo pudo haber arrancado la empresa Bosetti?

Lo cierto es que había arrancado y terminado, al margen de lo que digan las actas y otros documentos. Y esto, que podría ser una desprolijidad, un desajuste entre la pastosa burocracia provinciana y la realidad, también podría ser un sistema. Porque muchas obras de asfalto, cunetas y bocacalles de la capital riojana ejecutadas con fondos del gobierno de Quintela a través de su Vialidad “caminan” antes que sus expedientes de control técnico y administrativo.

El mismo circuito de expedientes con fechas que no cierran se advierte en una obra en la Rotonda del Chacho. En ese distribuidor vial, flanqueado por un imponente monumento al caudillo Vicente Peñaloza, el gobierno provincial trabaja en una “pavimentación provisoria” para mitigar problemas de tránsito que generó la parálisis en 2023 de una obra mayor financiada por Nación.

El 3 de mayo, Molina posó allí y escribió: “Junto al ministro de infraestructura @Marcelodelm,constatamos el trabajo de asfaltado que se lleva adelante en la obra del nudo vial del Chacho en zona sur”. Sin embargo, la obra que mostraban todavía no se había adjudicado a ninguna empresa, según su embrionario expediente de Vialidad (el N°0503-24). En La Rioja estos detalles se pueden obviar, al parecer.

Otro caso: el 24 de octubre de 2023, Molina, por entonces flamante intendente electo, se mostró caminando sobre un asfalto cero kilómetro en el barrio Panamericano: “Asfalto, limpieza y embellecimiento de espacios públicos. ¡Así está quedando el barrio panamericano!”, posteó en X. Sin embargo, en los papeles de Vialidad esa obra se “inició” recién el 22 de marzo de 2024, cinco meses después de la foto de Molina sobre el pavimento listo.

El asfaltado de este barrio tuvo una segunda etapa y pasó lo mismo. Avanzó sin siquiera la formalidad de un llamado a ofertar. La obra real se terminó en junio, pero en los papeles aparece “iniciada” el 15 de agosto. Eso dice el acta de inicio, también llamada “de replanteo”, documento elemental con el que se entrega el terreno a un contratista para que empiece, en cualquier contratación, excepto en La Rioja, donde se la puede “dibujar” más adelante. Si es necesario, puede aparecer firmada un domingo.

Para esta obra, el plazo de ejecución teórico son tres meses, así que, en la ficción de Vialidad, “concluirá” en noviembre próximo, aunque haya concluido en junio pasado.

Los expedientes tardíos no son nuevos. En 2021 el desconcertante sistema se aplicó en la pavimentación del ingreso a una pista de aterrizaje que la provincia necesitaba para poder ser sede del Mundial de Parapentes, que llevaría a los cielos cuyanos a unos 100 competidores. Ese campeonato se hizo del 20 al 27 de octubre de 2021 y, naturalmente, la pista estuvo asfaltada a tiempo. Sin embargo, el expediente se armó recién el año siguiente. Los datos eran truchos: el acta de inicio dice 5 de agosto de 2022, esto es nueve meses después del mundial, es decir, de la obra real.

En el Oeste las obras son tan rápidas que los controles administrativos no las pueden alcanzar. Primero se hacen y mucho después se las hace calzar en expedientes con fechas falsas. En el viejo edificio de Vialidad, se simula el circuito de una obra futura, como si ésta se fuera a hacer cuando la hayan autorizado Vialidad, la Escribanía de Gobierno y el Tribunal de Cuentas, encargado del “control preventivo” de los trabajos.

Obras pasadas, expedientes futuros, ¿precios futuros? Hay quienes imaginan que este circuito de dos velocidades y ningún control lo que permite es especular o “invertir”. Construir a un valor y presupuestar a otro podría ser atractivo si asfaltar una cuadra salta un 120% de un año a otro, como dijo el intendente del Ituzaingó, Alberto Descalzo. Sobre todo, si una empresa tiene garantizadas las adjudicaciones, como parecería ser el caso de Jorge Bosetti, hermano del ex vicegobernador y ex ministro de Infraestructura riojano Néstor Bosetti.

Una empresa, mucha confianza

En La Rioja, las obras parecen tener nombre y apellido antes de proyectarse. Esto se logra con una modalidad llamada “pedidos directos de precios”, una manera de selección sencilla y acotada, que permite evitar licitaciones públicas y competencia, plasmando en un expediente que se pidió oferta a tres empresas, –una de ellas, estatal– y se entrega la obra. La excusa para usarla en obras multimillonarias es una ley de emergencia de la época de la cuarentena, que la provincia prorroga.

Todas las obras de esta nota las hizo Bosetti y Cia. En todas sólo ofertó Bosetti. Y en todas obtuvo sin objeciones precios muy superiores a los que Vialidad estipulaba; al presupuesto que decía tener para cada una.

En Paso de los Patos, Bosetti ofertó por $550 millones, que eran $71 millones más que el presupuesto previsto por el Estado. El inicio falso de la obra es “el 1° de septiembre”, el inicio real tiene que haber sido en abril o mayo, porque en junio estaba lista.

En el barrio Panamericano ofertó $1.252 millones, que eran $745 millones más (dos veces y media más) que lo previsto por el Estado. En la segunda etapa del barrio se presentó con $1.925 millones, que eran $174 millones más. El “inicio” simulado es 22 de marzo de 2024 para la primera etapa y 15 de agosto para la segunda. Pero la obra se hizo muchos meses antes.

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Las simulaciones podrían conducir a más actualizaciones de precios. La pista de aterrizaje para los parapentes se hizo entre septiembre y octubre de 2021 pero fue “blanqueada” nueve meses después. Allí Bosetti logró $41 millones para una obra tasada por el Estado en $25 millones, gracias a dos redeterminaciones de precios.

Se estima que en este juego más de mil millones de pesos de los riojanos se habrían ido por el tubo de Vialidad, una maquinaria de papel donde nada coincide con la realidad.

Sin competencia ni control, los precios van variando. El asfaltado de ocho cuadras en Paso de los Patos costó $550 millones, esto son $68 millones por cuadra. En cambio, en el barrio Panamericano segunda etapa, el asfaltado de 22 cuadras se pagó $1.925.898.015,64, es decir $87,5 millones por cuadra.

Consultado sobre este sistema de expedientes tardíos, el Administrador de Vialidad, Jorge Escudero, dijo que usan un marco legal “especial” y aseguró que todo llamado se publica en el boletín oficial. Consultado sobre su firma en el acta de la obra de Paso de los Patos, Roberto Argañaraz, Gerente de Estudios y Proyectos de Vialidad, respondió que él ni siquiera estaba en La Rioja el domingo en el que se armó el acta de inicio de una obra que estaba terminada.

A su turno, consultado sobre la audacia, sobre el riesgo de empezar obras sin tener firmada el acta de inicio, el representante técnico de la constructora Bosetti, Horacio Moreno (firmante del acta trucha de Paso de los Patos y otras), explicó que “a veces hay que tomar riesgos, por ejemplo, para no tener gente parada”.

Bienvenidos a La Rioja, la tierra de la confianza, donde las empresas trabajan sin llamado a ofertar, ni acta de inicio, ni adelanto financiero. La tierra donde los políticos muestran obras (y no promesas) y la tediosa burocracia es un teatro posterior. En el Conurbano no se consigue.