Una argentina que estaba desaparecida en Colombia, fue encontrada muerta en las últimas horas en Cundinamarca, una localidad ubicada a 76 kilómetros de Bogotá.
Mientras se investiga cómo ocurrió la muerte de Micaela Frette, su familia está desesperada y se enfrenta a la dificultad de repatriar el cuerpo de la joven, en medio del dolor por la pérdida.
Micaela, que era madre de dos hijos (una niña de 8 años fruto de su relación con un hombre colombiano y un adolescente de 16 años), había viajado a Colombia en enero con la esperanza de reconstruir su relación de pareja con Ricardo Gio Balbuena.
Sus seres más cercanos aseguran que la mujer había estado sufriendo maltrato por parte de Balbuena y que había expresado su deseo de regresar a la Argentina junto a sus hijos. Según su hermano, Walter Frette, la mujer de 34 años estaba desesperada por volver y antes de morir se había mudado a la casa de una amiga.
Fue justamente esta mujer quien relató que el día de la desaparición, Micaela tuvo un ataque de pánico y salió corriendo de la casa.
El 12 de septiembre, su cuerpo apareció en un arroyo. Las autoridades judiciales hicieron la autopsia, y según le indicaron a la familia de la argentina, murió ahogada. Sin embargo, todavía no pudieron ver los resultados.
“La Justicia de Colombia no nos dice mucho. Tienen sospechosos pero ningún detenido. Nos llega mucha información de ese pueblo, gente que dice que se la veía bien con los chicos. Nos enteramos de que mi hermana sufría maltrato”, dijo el hermano de la mujer, en diálogo con TN.
Además, Frette agregó que la familia está enfrentando dificultades económicas para repatriar el cuerpo de Micaela al país: “Para traer el cuerpo nos dijeron que una cochería nos cobraba 3800 dólares. Para traer a mi sobrino, 450 dólares el pasaje. Necesitamos que alguien nos pueda ayudar porque no contamos con el dinero para traerla”.
La familia también pone en duda la versión oficial de que Micaela murió ahogada, señalando que el arroyo en cuestión no tiene suficiente profundidad para provocar tal tragedia. “El arroyo tiene un caudal tan bajo que ni un bebé podría ahogarse ahí”, dijo su hermano.
Los padres de Micaela iniciaron una colecta para cubrir los costos de repatriación y están preocupados por el bienestar de los hijos de la mujer. “Nos llega mucha información de ese pueblo, gente que dice que se la veía bien con los chicos. Mi hermana no iba a abandonar a sus hijos”, completó Walter.