Mundo
A pesar de las denuncias de fraude, el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela ratificó el triunfo de Maduro
El máximo órgano judicial de Venezuela, controlado por el chavismo, ratificó en las últimas horas el triunfo electoral de Nicolás Maduro en los comicios del 28 de julio. Lo hizo a pesar de las múltiples denuncias de fraude y los pedidos de la comunidad internacional para que el oficialismo publique las actas finales de las elecciones.
En una declaración de sus miembros, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela certificó la reelección de Maduro por un tercer mandato de seis años. La oposición asegura haber ganado los comicios y acusa tanto al TSJ como al Consejo Nacional Electoral (CNE) de servir al chavismo.
“Certifica de forma inobjetable el material electoral peritado y convalida esta sala los resultados de la elección presidencial del 28 de julio del 2024, emitidos por el Consejo Nacional Electoral, donde resultó electo el ciudadano Nicolás Maduro Moros como presidente de la República Bolivariana de Venezuela para el período constitucional 2025-2031″, rezó la sentencia que leyó Caryslia Rodríguez, presidenta de la máxima corte.
La magistrada citó un informe que concluyó que “los boletines emitidos” por el CNE “están respaldados por las actas de escrutinio emitidas por cada una de las máquinas de votación” y “mantienen plena coincidencia con los registros de las bases de datos de los centros nacionales de totalización”. El fallo es inapelable.
El TSJ no dio detalles técnicos del peritaje que llevó a cabo, como por ejemplo el tamaño de la muestra analizada. Liderada por María Corina Machado, la oposición asegura que su candidato Edmundo González Urrutia ganó con 67% de los votos y publicó en una web copias de las actas que, sostiene, lo prueban. El chavismo ha dicho que el material es “forjado”.
A los pocos minutos del fallo, González Urrutia reaccionó en la red social X: “Nula”, dice una ilustración que muestra un documento judicial, acompañado por la etiqueta “No usurparán la verdad”.
Ya la propia Machado y González Urrutia habían adelantado el miércoles, en una carta avalada por la coalición opositora Plataforma Unitaria, que considerarían “ineficaz y nula” una sentencia que “pueda validar el fraude electoral”.
Juristas coinciden en que la acción del TSJ era improcedente, al sostener que la corte suprema asume atribuciones que corresponden al CNE.
Mundo
Yamandú Orsi gana el balotaje y la izquierda vuelve al poder en Uruguay
El candidato del Frente Amplio derrotó al oficialista Alvaro Delgado. Controlará el Senado y deberá negociar en Diputados.
El Frente Amplio vuelve al gobierno. Luego de un proceso de 15 años con tres mandatos que fue interrumpido por Luis Lacalle Pou en 2019, la izquierda uruguaya encabezada por Yamandú Orsi vuelve al poder al derrotar por cinco puntos al al oficialista Alvaro Delgado.
El presidente Luis Lacalle Pou y el propio Delgado reconocieron la derrota y anunciaron el comienzo de la transición de cara a la asunción del 1 de marzo.
Con esta victoria, Yamandú Orsi iniciar un cambio generacional en el liderazgo político de la izquierda uruguaya fundada por los fallecidos Tabaré Vázquez y Danilo Astori y José «Pepe» Mujica, que con 90 años y una enfermedad a cuestas se ha mostrado activo durante toda la campaña electoral.
De hecho, en esta nueva etapa el Movimiento de Participación Popular de Mujica queda como el partido hegemónico dentro de la coalición de izquierda y seguramente se quede con la mayoría de los puestos claves del próximo gobierno.
A diferencia de 2019, el Frente Amplio logró recuperar el apoyo perdido en el interior del país y mantener sus dos bastiones Montevideo (territorio de la vicepresidenta Carolina Cosse) y Canelones, gobernado por Orsi
Con el resultado de las elecciones generales de octubre, el Frente Amplio se aseguró el control del Senado con 16 bancas, un resorte clave porque es donde se votan las empresas públicas, los ascenso militares y los jueces, entre otras decisiones importantes.
En cambio, en Diputados el bloque de derecha supera por dos bancas a la izquierda, 50 contra 48 escaños, con la incógnita de lo que hará el partido Identidad Soberana de Gustavo Salles que se metió en el Parlamento con un discurso anti sistema y una marcada admiración por Javier Milei.
Sin embargo, es probable que la coalición que se mantuvo como sostén del gobierno de Lacalle Pou no se mantenga unida como fuerza opositora. Guido Manini Ríos, líder Cabildo Abierto, dijo que «no tiene sentido seguir juntos para oponerse» y abre un panorama de negociación en el que el nuevo gobierno puede salir favorecido.
El oficialismo nunca estuvo de acuerdo con la formula presidencial elegida por el partido de Lacalle Pou y hasta acusaron al presidente de jugar a perder para volver en 2030. De hecho, Lacalle Pou deja el gobierno con una buena imagen y está entre los presidentes mejor valorado de la región, pero nunca pudo transferir esa imagen a Delgado.
Entre los desafíos de Orsi está combinar la estabilidad macroeconómica que dejó Lacalle Pou con políticas sociales destinadas a mejorar el empleo, reducir la pobreza y bajar la brecha de desigualdad. Al mismo tiempo, avanzar en el creciente problema de seguridad y narcotráfico que en estos 5 años se volvió un flagelo que preocupa.
Por eso, busca instalar un sistema contra el narcotráfico e incorporar 2.000 nuevos policías. Además, prometió una reforma de la seguridad social, con la que se buscará que la edad de retiro se vuelva a establecer en los 60 años (el gobierno de Luis Lacalle Pou la llevó a los 65).
En termino regionales, la victoria de Orsi es una buena noticia para el Mercosur y el liderazgo de Lula y una pésima noticia para Milei que queda aislado, en un bloque con una orientación progresista de la región.
Mundo
Tenía 4 años cuando alguien la secuestró de su cama una madrugada: la caída del “hombre del sombrero mágico” cuatro décadas después
Rebecca contó que una persona de contextura delgada que tenía barba, la piel oscura y llevaba un “sombrero mágico” se había llevado a su hermana Jessica durante la noche. Rebecca tenía apenas seis años y fue la única testigo del secuestro en una noche oscura de junio de 1986. 38 años después, tras revisar el caso, repasar 3500 páginas de archivos y entrevistar a más de 125 personas, encontraron la respuesta
Rebecca Gutiérrez (6) está todavía adormilada cuando su madre Debra le pregunta por Jessica (4). La cama de la menor de sus hijas está vacía. ¿Dónde está Jessica? Rebecca revela lo que parece una pesadilla inventada: en medio de la noche entró un “hombre con un sombrero mágico” y se la llevó en brazos. Bajo la escasa luz de luna que entraba por la ventana Rebecca dice haber visto además que tenía barba, que era flaco y de piel oscura.
Son las 7:30 de la mañana del viernes 6 de junio de 1986 y ya nada volverá a ser como fue. La vida les acaba de cambiar para siempre.
La noche previa
El jueves 5 de junio Jessica se acostó a dormir como siempre en la cama de al lado de la de su hermana Rebecca, en su casa de South Lake Drive, en Red Bank, Carolina del Sur, Estados Unidos. Eran alrededor de las 23:30. Su madre Debra hizo lo mismo en el cuarto de al lado y, durante esa madrugada, nada perturbó su sueño. No hubo miedos, premoniciones, ruidos, nada. Ellas y sus hijas descansaban, a pocos metros de distancia, en el lugar más seguro en el que podían estar: su propia casa.
Pero cuando a la mañana siguiente, a las 7:30, Debra entró a despertar a sus hijas y encontró la cama de Jessica vacía, un terror inexplicable empezó a sacudirla por dentro. Despertó a Rebecca quien le habló del sujeto con sombrero mágico que se había llevado a su hermana dormida. Debra incrédula recorrió la casa llamándola por su nombre. Salió por el barrio. Hubo pronta denuncia, se sumaron vehículos todo terreno, voluntarios, helicópteros que la rastrearon desde el aire. Nadie pudo hallar nada, ni una prenda, ni un rastro. El secuestro de la menor tenía que haberse producido entre las 23:30 y antes de que amaneciera.
Que una chica de 4 años desaparezca de su propia cama conmueve a cualquiera. Las familias de la zona entraron en alerta y el caso ocupó los titulares de los medios locales. ¿Cómo podía ser que en medio del silencio de la noche alguien se introdujera por la ventana de la habitación de las chicas y se llevara a una de ellas? Era aterrador. La policía reconstruyó el recorrido del intruso y dedujo había salido por la puerta principal con Jessica dormida y en brazos. Levantaron huellas en la casa y en la ventana que había quedado abierta del cuarto de las menores.
Pocas pistas
Del lado exterior, hallaron una huella digital no del todo completa. También encontraron una madera que se habría usado para mantener abierta la ventana mientras la persona ingresaba. En el suelo, bajo esa misma abertura, recolectaron una colilla y un envoltorio vacío de un paquete de cigarrillos marca Vantage. Los detectives pusieron en la lista de investigados al círculo cercano de la menor. El padre de las chicas vivía en California. Rápidamente fue descartado como posible sospechoso. Otro de los hombres en la mira de los policías fue un ex novio de Debra Gutiérrez: J. R. Gordon. Se lo citó a declarar en varias oportunidades, pero no encontraron nada que lo vinculara con Jessica. El primer investigador del caso, quien murió años atrás, dejó notas escritas sobre su entrevista con Gordon. Allí manifestó preocupación porque el interrogado había demostrado una total falta de empatía con el drama de la desaparición y había admitido tener problemas con el consumo de drogas y de alcohol.
Hubo alguien más en la lista de los citados a declarar: un conocido de la familia Gutiérrez llamado Thomas Eric McDowell. Poco después de la desaparición de Jessica ese joven de 25 años, quien había salido durante dos meses con Debra y había reparado justamente la ventana de la habitación de las, se había ido a vivir a otro estado. A pesar de la colaboración del FBI con el caso, la investigación quedó estancada. No se pudo avanzar con ninguna pista.
Debra, por su parte, luego de la desaparición de su hija, enfrentó un total “colapso mental”. Pasados los años el caso terminó siendo archivado y la familia quedó sumida en un limbo desesperante. Ocasionalmente, pasaba algo y la policía entrevistaba a alguien. La búsqueda se reactivó por cortos lapsos en 2008 y en 2015. Así fue hasta 2021.
Vencer a la impunidad
Fue pasada la pandemia, en septiembre de 2021, que la policía de Lexington y el FBI reabrieron oficialmente el caso. El FBI proveyó personal especializado del equipo de Child Abduction Rapid Deployment Team (Equipo de despliegue rápido para chicos secuestrados) que trabajaron en estrecha colaboración con la policía y los fiscales de Carolina del Sur. No revelaron qué fue exactamente lo que los condujo hasta el culpable, pero lo lograron.
El alguacil del condado de Lexington, Jay Koon, explicó que. con un equipo conformado con más de diez agentes especiales, después de “revisar el caso nuevamente”, de repasar 3500 páginas de los archivos y de entrevistar a más de 125 personas, llegaron hasta Thomas Eric McDowell. Era aquel sujeto que había sido considerado posible sospechoso y entrevistado al comienzo del caso. El mismo que había salido con Debra, que curiosamente había reparado la ventana por la que el secuestrador había entrado y que, poco después de la desaparición, se había trasladado a Carolina del Norte, un estado vecino.
Para realizar dicho traslado ahora los investigadores sabían que había robado una camioneta. En agosto, solamente dos meses después de lo ocurrido con Jessica, McDowell había violado a una mujer mayor de edad. La víctima había podido escapar y llamar al 911 desde la vivienda de un vecino para describir con precisión el auto en el que el sujeto se movilizaba. La policía lo interceptó, lo persiguió y logró detenerlo. McDowell fue arrestado, juzgado y, finalmente, sentenciado a 27 años de cárcel el 16 de marzo de 1987. Pasó más de una década en prisión. Al salir McDowell se instaló en Wake Forest.
La ficha con su historial delictivo, el hecho de que hubiera vivido en el área de Jessica y de que conociera a la familia resultó muy llamativo para los expertos detectives. Decidieron comparar la huella que tenían de la ventana de la habitación de Jessica y Rebecca Gutiérrez con la de este ex convicto violador. Tenían, en la actualidad, la tecnología apropiada para hacerlo con certeza. El análisis fue positivo. Coincidía ciento por ciento. Era el desconocido que había estado en la casa. Las otras pruebas eran los cigarrillos, que si bien no podían analizarse porque no tenían suficiente ADN, eran de la misma marca que fumaba McDowell.
Se supo también otro detalle siniestro: en 2008 McDowell había testificado a favor de su hermano Eddie en un juicio, en California, por asesinato, intento de violación y robo ocurridos en 1984. Para intentar defenderlo de esa acusación Thomas McDowell reveló que ambos habían sufrido abusos físicos y psicológicos durante su infancia. La justificación no alcanzó. Tampoco le serviría a él. Eddie McDowell fue condenado a la pena capital. Por fin la perseverancia de los investigadores combinada con el rastro violento dejado por el propio McDowell habían vencido a la impunidad.
La culpa de la hermana mayor
El jueves 6 de enero de 2022, a las 7:50, la policía de Wake Forest arrestó a Thomas Eric McDowell (61 en ese entonces) en su propia casa ubicada en la calle North White, en un suburbio de Raleigh, en Wake Forest, Carolina del Norte. No le dieron la posibilidad de quedar en libertad condicional antes de ser extraditado a Carolina del Sur. Hizo su primera aparición en los tribunales al día siguiente, el viernes 7 de enero.
Cuando se lo comunicaron a Debra ella no se mostró del todo sorprendida de que fuera él, lo había señalado como posible sospechoso con anterioridad. Había salido con él un par de meses durante 1986, además, era quien le había ayudado a reparar la ventana del cuarto de sus hijas unos días antes de la desaparición. Su candidato había resultado un perverso depredador que tenía toda la información que necesitaba para cometer el crimen.
Debra habló y dijo estar agradecida a Dios por haber llegado a ver la detención de McDowell: “Recé para que me ayudara a atravesar la espera; esperamos por esto mucho tiempo”.
Rebecca fue más dura: “Mi madre ha peleado tanto durante 36 años para obtener justicia que en este punto rezamos por una condena a la pena capital (…) Aunque esto no signifique un cierre, porque nunca tendremos un real cierre. Pero al menos empezaremos el proceso de sanación que tanto necesitamos de nuestras heridas. Expresamos gratitud a todos los que estuvieron involucrados en el arresto de este monstruo diabólico”.
La fiscal Heather Weiss sostuvo en su alegato final en el juicio contra McDowell que lo ocurrido era “la peor pesadilla para una madre y la peor pesadilla para una hermana, de la que nunca podrán despertarse”; que el trabajo del jurado era responder quién había asesinado a Jessica y que “McDowell era la única persona que podía responder por ello”.
Durante las audiencias Rebecca dio su testimonio. Contó que esa noche se despertó, abrió los ojos y vio a un hombre con sombrero parado frente a ella. Observó cómo él alzaba a su hermana y la ponía sobre su hombro derecho para irse por la puerta del dormitorio. A la mañana siguiente cuando su madre le preguntó por Jessica, ella le explicó que se la había llevado el hombre del “sombrero mágico”. Los abogados defensores del acusado la cuestionaron por no haber gritado ni avisado a su madre. Rebecca respondió que con solo 6 años el miedo la había paralizado y le había impedido moverse o hablar. Y confesó haber vivido, desde aquella noche con una culpa inmensa por no haber gritado: “Lo veo cada noche antes de irme a dormir. Esa cara no se me borrará nunca, aún cuando intento olvidarla. Lo he revisado una y otra vez en mi mente, preguntándome qué hubiera pasado si yo hubiera gritado y despertado a mi madre”. Reveló que en 2007, ya con 27 años, la policía la había vuelto a convocar para mostrarle una serie de fotos. Ella había escogido una de un hombre con sombrero. La foto era efectivamente de McDowell y había sido tomada en 1992.
La defensa de McDowell la cuestionó diciendo que en su primera declaración, con 6 años, había dicho que el hombre que había visto era negro. Rebecca explicó que en aquel entonces se había sentido sumamente abrumada porque había mucha gente preguntándole cosas; que la habitación estaba a oscuras y que solo había un poco de luz de luna entrando por la ventana. La jueza le remarcó al jurado que esa noche de junio la luna era menguante y que solo podía verse el 5 por ciento de su superficie. Por eso, la menor se había equivocado. McDowell era blanco. Rebecca creyó que era negro porque lo había visto en sombras.
El compañero de celda
Los internos de la cárcel con quienes había compartido celda McDowell habían contado a las autoridades que el acusado había confesado frente a ellos su responsabilidad en el caso. El convicto Michael Fowler declaró en el juicio. Sostuvo: “Me dijo que había irrumpido entrando por una ventana y se había llevado a una pequeña a un sitio donde la violó, la mató y la desmembró con un machete”.
La acusación apuntó a convencer al jurado con su prueba más fuerte: la huella dactilar recolectada en 1986 y con la que lo habían identificado. El analista de huellas, James Hickman, aseguró que la huella del dedo del medio de su mano izquierda era la misma que la hallada en la ventana. La defensa arguyó que no se podía poner fecha a cuándo había dejado allí la huella su defendido, ya que este había trabajado en la casa. Hickman respondió que eso podía quizá estimarse por la fecha en que había ido la mujer de limpieza a la casa.
Los fiscales reconstruyeron cómo el acusado trepó hasta la ventana e ingresó al dormitorio. También señalaron que fumaba la marca de cigarrillos Vantage, la misma del envoltorio vacío hallado en el piso. La apariencia del acusado también fue corroborada por varios: en ese tiempo McDowell era alto, delgado, llevaba el pelo largo y usaba sombrero. Un primo de McDowell, que declaró en el juicio, confirmó que el acusado había cambiado su apariencia poco después de la desaparición de Jessica. Lo había encontrado por casualidad en casa de su padre y vio que ya no usaba sombrero, se había cortado el pelo y afeitado la barba.
Entre los testigos estuvo, también, una ex novia de McDowell, Patricia Healer. Ella mostró al jurado una foto de su padre posando con un sombrero que pertenecía a su novio del momento, Thomas McDowell. La imagen fue clave: era el mismo sombrero de Cowboy que había visto Rebecca y descripto como “mágico”.
Un jurado convencido
Habían tenido que transcurrir 38 años hasta el juicio y para que el culpable estuviera sentado en la silla de los acusados por el secuestro y posterior asesinato de la menor de la que jamás se halló el cuerpo. Se le mostró a los doce miembros del jurado el video filmado por los policías el 6 de junio de 1986 donde se podía ver el marco de la ventana removido y apoyado en el piso, el palo, el envoltorio del paquete de cigarrillos y la colilla. La analista de ADN Adrienne Hefney testificó que ni en la colilla ni en el palo pudo encontrarse suficiente ADN para ser analizado e identificado. Más allá de la huella dactilar de McDowell, todo el resto constituía prueba circunstancial. Por el estrado desfilaron veintidós testigos.
Debra rogó que el acusado “confiese dónde está el cuerpo de mi hija. Solo Dios y él saben dónde, así que espero que eventualmente me lo deje saber porque yo ya tengo un lugar para que Jessica esté cerca de su familia”.
En febrero de 2024, en menos de dos horas, el jurado lo encontró culpable y la jueza Debra McCaslin fue la encargada de darle el veredicto: cadena perpetua.
McDowell con 63 años sabe que morirá en la cárcel. “Después de mucho tiempo, finalmente, obtuvimos justicia por Jessica Gutiérrez y su familia. Si bien no podemos traerla de nuevo, la persona responsable de su muerte pasará el resto de su vida tras las rejas”, concluyó el fiscal general de Carolina del Sur, Alan Wilson, “El veredicto de hoy no podría haber ocurrido sin el trabajo duro y dedicado de mujeres y hombres en la oficina de los fiscales y del departamento de policía de Lexington y la colaboración del FBI. Deseamos que los queridos familiares de Jessica puedan descansar, a partir de hoy, un poco mejor”, agregó.
Debra, la madre de Jessica, aseguró sentirse “realmente bendecida porque el jurado hizo lo correcto y porque sacaron a un hombre malo de las calles”. Hoy Jessica Gutiérrez tendría 42 años. Debra jamás podrá resignarse a su ausencia y reflexiona: “Si no estás segura en tu casa… ¿Dónde vas a estar segura entonces?”.
Una verdad demoledora que no tiene respuesta.
Mundo
Familiares del preso político cubano José Daniel Ferrer denunciaron que fue brutalmente golpeado por agentes de la dictadura
La familia del opositor cubano y líder de la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) José Daniel Ferrer denunció que el activista ha sido objeto de maltratos en la cárcel donde se encuentra en una acusación que medios oficialistas de la dictadura han desmentido tajantemente.
Su hermana, Ana Belkis Ferrer, manifestó que personas allegadas a la familia le han visto “muy delgado, brutalmente golpeado y con una herida en el rostro” en el hospital de la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba.
“Así me describieron a Ferrer en información recibida esta tarde de parte de persona que pudo verlo el jueves en el hospital de Boniato, lugar donde muy pocas personas podían acceder”, hizo saber este fin de semana su hermana en un mensaje que ha publicado en la cuenta de la red social X del líder opositor.
El encargado para Latinoamérica del Departamento de Estado de EEUU, Brian Nichols, se ha hecho eco de esta declaración y ha expresado su “indignación”, en nombre de su país.
“Hacemos un llamamiento al Gobierno cubano para que proporcione acceso inmediato a su familia y lo libere a él y a los casi 1.000 presos políticos detenidos injustamente en Cuba”, dijo en un comunicado publicado también en su cuenta de la red social X.
Ferrer es uno de los rostros más conocidos de la oposición cubana. Fue por primera vez detenido durante la llamada Primavera Negra de 2003 por participar en el Proyecto Varela, ideado por Oswaldo Payá para conseguir por la vía de la iniciativa popular cambios legales que propiciaran una apertura política en Cuba, y condenado a 25 años de prisión.
El jefe de la UNPACU fue el último de los 75 detenidos en esa época en ser liberado. La mayoría aceptaron abandonar Cuba, hacia Estados Unidos o Europa, a cambio de su excarcelación, gracias a la mediación de la Iglesia Católica y del Gobierno español. Doce, incluido Ferrer, se negaron a aceptar lo que consideraban un exilio forzado, por lo que su salida de prisión llegó más tarde, en su caso en 2011.
Organizaciones y personalidades cubanas de la sociedad civil pidieron en agosto pasado que Ferrer García fuese propuesto al Premio Sájarov, que otorga el Parlamento Europeo.
Según informó entonces en un comunicado el Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid, la petición está firmada por una “coalición de organizaciones de derechos humanos” con el objetivo de conseguir la “protección y salvaguarda” de Ferrer, cuya integridad física y psicológica se encuentra en “riesgo extremo”.
El 11 de julio de 2021, Ferrer y su hijo Daniel Ferrer Cantillo fueron detenidos por participar en protestas populares contra el castrismo, según el comunicado del observatorio.
Ferrer, que estaba en arresto domiciliario, fue trasladado a la cárcel de Mar Verde para cumplir el resto de la pena de cuatro años a la que fue condenado por corrupción en 2019.
Desde entonces, ha sido objeto de “malos tratos y violaciones” de las recomendaciones de la ONU sobre trato de presos. En diciembre de 2022, inició una huelga de hambre en prisión.
Presos de Conciencia
Por su parte, la ONG Amnistía Internacional (AI) declaró como presos de conciencia a cuatro cubanos: el opositor Félix Navarro, la periodista y la dama de blanco Sayli Navarro, el manifestante del 11 de julio de 2021 (11J) Roberto Pérez Fonseca y el activista Luis Robles.
AI exigió en un comunicado su “liberación inmediata e incondicional”, así como la de todas las personas “injustamente encarceladas únicamente por ejercer sus derechos humanos” en Cuba y denunció el “contexto de violaciones sistemáticas de derechos humanos” y la “represión” y “criminalización de cualquier forma de disidencia” en la isla.
La directora de las Américas de AI, Ana Piquer, aseguró que estos nombramientos son un “reconocimiento” a la “valentía y resistencia de las personas que en Cuba se sobreponen a la represión permanente y generalizada y luchan” por los derechos humanos.
“Es imperativo que la comunidad internacional muestre su solidaridad y exija la liberación inmediata de las personas presas por ejercer sus derechos”, afirmó Piquer.
(Con información de Europa Press)
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