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Bienestar

Día del Nutricionista, una profesión con alma

Columnista invitada (*) | Cada año, el 11 de agosto no solo se conmemora nuestro trabajo diario, sino que también la fecha nos invita a reflexionar sobre el significado más profundo de nuestra profesión.

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La nutrición es mucho más que una ciencia; es un acto de servicio hacia los demás. La humanidad en nuestra profesión implica entender que cada persona es única, con historias, contextos y necesidades particulares. La empatía, la escucha activa, la humildad y el respeto son cualidades esenciales que nos permiten conectarnos con el otro. Debemos entender que aquellas personas con quienes nos encontramos pueden brindarnos información tan valiosa como la que vienen a buscar de nosotros como profesionales.

Trabajar con humanidad también significa reconocer nuestras propias limitaciones y estar dispuestos a aprender de cada experiencia. La humildad nos permite aceptar que no lo sabemos todo y que siempre es posible mejorar. Es imprescindible mantener una actitud abierta y receptiva, tanto hacia nuestros colegas como hacia nuestros consultantes. El verdadero rol del nutricionista radica en la capacidad de aplicar ese conocimiento de manera compasiva y adaptarlo a las circunstancias individuales.

Seguir aprendiendo: la actualización y el trabajo interdisciplinario

El mundo de la nutrición está en constante movimiento y evolución. Nuevas investigaciones, avances tecnológicos y cambios en las pautas alimentarias de la sociedad nos desafían a mantenernos actualizados. Por eso, la educación continua no es una opción, sino una responsabilidad.

(Foto: Adobe Stock)
(Foto: Adobe Stock)

Por otra parte, la nutrición no puede entenderse de manera aislada. La interconexión con otras especialidades es crucial para ofrecer un enfoque integral de la salud. Trabajar de manera interdisciplinaria con diferentes profesionales de la salud, miembros de la comunidad educativa o de los diferentes espacios de trabajo enriquece nuestra práctica profesional y nos permite abordar las necesidades de cada persona de manera más completa.

Encontrar el lugar

Uno de los mayores beneficios que ofrece esta hermosa carrera es la diversidad de áreas en las que podemos desempeñarnos. Desde la clínica hasta la investigación, la docencia, el marketing, la salud pública y la industria alimentaria, las áreas donde podemos desarrollarnos son muchas, muy diversas y están en constante crecimiento.

Nunca es tarde para dar vuelta la página y elegir el camino que realmente nos reconforte como nutricionistas, pero sobre todo como personas. Cada profesional tiene uno propio en la nutrición y encontrarlo implica explorar, experimentar y, en ocasiones, cambiar de rumbo. Poder entender qué nos apasiona es una tarea difícil muchas veces, pero que nos lleva a volver a elegir esta profesión con felicidad cada día. En mi experiencia personal, lo fui descubriendo conforme lo vivía y, hoy por hoy, lo sigo construyendo.

Considero que ser nutricionista es un privilegio, pero también es una responsabilidad que va más allá de brindar recomendaciones alimentarias. Es una profesión que nos brinda la oportunidad de cambiar vidas, de trascender y de crecer como personas. Por eso, trabajar con humanidad, mantenernos en constante actualización y colaborar con otras especialidades, así como encontrar el espacio que realmente nos haga felices, son aspectos fundamentales para ejercerla plenamente.

(*) Licenciada Candelaria Jaureguiberry, docente de la Licenciatura en Nutrición de UADE.

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Bienestar

El tiempo vuela, el año se termina: ¿qué logramos?

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Columnista invitada (*) | Parece que fue ayer cuando celebrábamos el inicio de 2024, llenos de planes, metas y promesas que queríamos cumplir. Pero, en un abrir y cerrar de ojos, diciembre ya está aquí.

Diciembre tiene una magia especial. Es un mes que nos invita a reflexionar, a hacer balances y, a veces, a cuestionarnos. Pero también puede ser un mes abrumador, lleno de listas de pendientes, compromisos sociales y la sensación de que deberíamos haber hecho más.

Entonces, te pregunto: ¿cómo te hace sentir este momento del año? Tal vez sientas orgullo por todo lo que alcanzaste o frustración por lo que quedó pendiente. O quizás una mezcla de ambas.

¿Logros o aprendizaje?

En general, medimos nuestro año en logros tangibles: ascensos, nuevos proyectos, metas cumplidas. Pero ¿qué pasa con lo que no se ve? Las veces que te levantaste cuando querías rendirte, las conexiones profundas que construiste, las conversaciones que te abrieron nuevos caminos, los aprendizajes que llegaron a través de los desafíos?

Este año, tal vez, no fue perfecto (¿alguna vez lo es?), pero estoy segura de que te dejó algo valioso: un cambio en tu mentalidad, una nueva perspectiva o la fuerza para intentarlo una vez más. Porque avanzar no siempre se trata de llegar a la meta; a veces, simplemente se trata de no detenerse.

El peligro de las comparaciones

En esta época, es fácil caer en la trampa de las comparaciones. Vemos en redes sociales cómo otros comparten sus “logros del año” y sentimos que, de alguna manera, nos quedamos atrás. Pero quiero recordarte algo: tu camino es único y mirar hacia fuera, en general, distrae.

Diciembre también es una oportunidad para reconectar con uno mismo (Foto: Adobe Stock)
Diciembre también es una oportunidad para reconectar con uno mismo (Foto: Adobe Stock)

No importa si no lograste todo lo que planeaste, no importa si tu año tuvo más giros inesperados que metas cumplidas. Lo que importa es que estás aquí, reflexionando, buscando crecer y evolucionar. Eso ya es un logro en sí mismo.

Tiempo para detenerte y reconectar

Diciembre también es una oportunidad para reconectar con vos mismo. No se trata solo de cerrar ciclos, sino de mirar hacia adelante con claridad y propósito. Te invito a hacerte estas preguntas:

  • ¿Qué aprendí este año sobre mí mismo?
  • ¿Qué quiero dejar atrás al cerrar este ciclo?
  • ¿Qué me entusiasma para el próximo año?

Diseñando un año alineado contigo

El próximo año es una página en blanco. ¿Qué vas a escribir en ella? Más que fijar metas, mi invitación es a que diseñes un año alineado con quien sos en esencia.

No se trata de hacer más, sino de hacer lo que realmente te gusta, te motive y genere un sentido de propósito en tu vida Si este año no lograste todo lo que querías, no te castigues. Tal vez no era el momento, o quizás la vida te llevó por caminos que necesitabas recorrer para llegar a donde estás hoy. Y eso está bien. Porque cada paso, incluso los más pequeños, cuentan.

La reinvención siempre es una opción

Si sentís que este año te dejó con más preguntas que respuestas, quiero recordarte que siempre podés reinventarte. No importa la fecha ni la etapa de la vida en la que estés. Lo importante es que tengas el coraje de escucharte, de apostar por vos y de dar el primer paso hacia lo que deseas.

El tiempo vuela, sí. Pero está en vos decidir cómo vivirlo.

Cerrando con gratitud y propósito

A medida que cerramos este año, quiero invitarte a hacerlo desde un lugar de gratitud. Gratitud por lo que fue, incluso si no salió como esperabas. Gratitud por lo que aprendiste. Y, sobre todo, gratitud por todo lo que aún está por venir. El próximo año te espera, y no importa si empezás corriendo o a paso lento. Lo importante es que lo hagas con intención, con propósito y, sobre todo, siendo fiel a quien sos.

El tiempo vuela, sí. Pero también está lleno de oportunidades. ¿Qué vas a hacer con ellas?

(*) Natalia De Vita es mentora de Carrera Profesional y coach ejecutiva. conferencista y docente de Capacitación Ejecutiva y Coach de Alumnos de MBA en San Andrés. Docente de Gestión de las Personas en UADE

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Bienestar

Los logros invisibles, los que no se pueden “contar”

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¿Qué experiencias inesperadas pudimos resolver, sin saber cómo lo íbamos a hacer? ¿Qué pesos innecesarios ya no sostenemos? ¿Qué culpa nos dejó de atormentar?

“Ahora me siento más fuerte. Ya no tengo dudas. Sé que puedo contar conmigo”.”Me animé a tener esa conversación pendiente y de alguna forma hubo una reconciliación”. “Recuperé la paz “. “Volví a terapia. Necesitaba resolver algo que me pesaba demasiado. Estoy lista para el próximo paso sea el que sea”.“Me hice más tiempo para compartir con mis amigos”. “Estuve donde lo sentí”. “Me retiré de dónde ya no había lugar”.”Sostuve el compromiso de cuidarme mejor”. “Ya no siento tanta culpa cada vez que digo que no”. ¿Qué otros logros invisibles sucedieron este año?

Un cierre de ciclo nos encuentra otra vez y por convención, o por convicción, repasamos el año que se termina y tratamos de ver, en perspectiva, de qué se trató.

Algunos hacen su aparición habitual de la queja de fin de año, del esfuerzo, del cansancio, del “quiero que se termine ya”. También es válido. Fue un tiempo exigido y algo de catarsis compartida, nos viene bien. Muchos otros, con entusiasmo o con cierta ansiedad, intentan planificar lo que vendrá. Y por supuesto, tenemos el hit de los últimos años. Las redes sociales se invaden de mensajes que alimentan la nueva narrativa virtual de repasar el año contando las hazañas, el crecimiento y los logros, hermosamente editados, con filtros, lugares comunes y agradecimientos sospechosos. Cada uno ritualiza sus cierres de ciclo como puede.

Esos logros que nos ayudan a cambiar de posición en la vida, a reconectarnos con lo sagrado, a recuperar lo esencial, son difíciles de enumerar, no se pueden medir, y mucho menos fotografiar.

¿Y si lo que hemos logrado no se puede contar?

Si nos permitimos una profunda exhalación por el año que termina y nos damos un momento para mirarnos hacia dentro, podremos sentir la bendición y la fuerza. ¿Qué hemos sanado? ¿Qué resolvimos? ¿Qué descubrimos? Esos logros que nos ayudan a cambiar de posición en la vida, a reconectarnos con lo sagrado, a recuperar lo esencial, son difíciles de enumerar, no se pueden medir, y mucho menos fotografiar.

¿Con qué nos encontraríamos, si nos conectamos profundamente con nosotros mismos y buscamos un punto de síntesis en los aprendizajes de este tiempo sobre los que ya no hay vuelta atrás?

¿Qué logros emergerían con claridad si en vez de editar nuestras fotos en Instagram, hacemos foco en esas experiencias internas de liberación, de mejores decisiones, de coherencia y de mayor paz? ¿Y si en vez de mirar con cuánto esfuerzo nos ganamos la vida, pudiésemos darnos cuenta de la vida que ganamos cada vez que tomamos una decisión correcta?

Es tiempo de parar y pensar en los logros invisibles. (Foto: Adobe Stock)
Es tiempo de parar y pensar en los logros invisibles. (Foto: Adobe Stock)

Los verdaderos logros que no se pueden contar, ni contar

En los logros invisibles, hay una nueva fuerza que tomar.

Siempre me resisto a los balances de diciembre. Sé que a muchos de nosotros nos parecen superfluos y sin sentido. Medir si lo estamos haciendo bien bajo esos conceptos del viejo mundo resulta forzado, sin alma, aun para quienes esa cuenta mental nos da muy bien.

En este tiempo podemos hacer un movimiento de quietud y de introspección, un freno al ir y venir de “la locura de diciembre” y “necesito cerrar esto ya” para ofrecernos un espacio que nos permita exhalar, cerrar los ojos, detener los estímulos ensordecedores del afuera y hacer un repaso diferente del año que se termina.

¿Cuáles fueron los logros invisibles? ¿Cuáles fueron esas cosas que ganamos, que resolvimos que no se pueden contar? ¿Qué experiencias nos transformaron? ¿Qué iniciamos dentro de nosotros a favor de una mejor vida posible y de qué estamos seguros de que no hay vuelta atrás?

Estoy segura que si nos animamos a hacer estas preguntas emergerán muchas respuestas que no habíamos tenido la posibilidad de registrar. ¿Qué experiencias inesperadas pudimos resolver, sin saber cómo lo íbamos a lograr? ¿Qué recursos internos redescubrimos? ¿Qué fuerza interna se volvió alojar? ¿Qué viejas situaciones ya no nos duelen más? ¿Qué pesos innecesarios dejamos de sostener? ¿Qué culpa ya no nos atormenta? ¿Qué sentimiento de amor y de pertenencia, pudimos renovar?

¿A qué le dijimos que sí? ¿A que le dijimos ya no? ¿En dónde nuestra sola presencia pudo hacer una diferencia? ¿Con quiénes una palabra, un abrazo, una sonrisa compañera, nos reencontró y se convirtió en fuerza vital?

Siento menos el peso de la culpa cada vez que digo no puedo. Me animo más frecuentemente a pedir lo que necesito. Deje de pelear y de discutir por cosas que no me representan. Di menos explicaciones… Me retiré a tiempo. No intenté salvar a nadie. Guardé silencio. Me traté mejor. Esperé. Dejé de alimentar conversaciones que no me interesan.

Me puse en mi propia agenda. Duelé sueños que no van a suceder y mantuve el vacío interno lo más limpio posible para alojar lo que sé que vendrá. Confíe. Practiqué el discernimiento. Hoy siento que hay un verdadero logro ahí y que el logro mayor será sostenerlo. Dios dirá. Quizás sí puedo.

En los logros invisibles, hay una nueva fuerza que tomar. Estas son algunas de esas cosas que son difíciles de “contar” que me animo a compartir para quien quiera repasar las suyas.

¿Y si en lugar de una lista de deseos, este año hacemos una lista de agradecimiento?

“Agradecer nos ayuda a conectarnos con lo que está bien, con lo que tenemos y con lo que somos. Nos ofrece una posibilidad inigualable de honrar la larga travesía llena de desafíos que nos ha traído hasta acá, estemos donde estemos, y a quienes nos acompañan en ella, claro. Poder conectarnos con lo que está bien en nosotros y en nuestro entorno nos potencia para ir por más (o por menos) y para hacerlo mejor. Nos da un punto de partida, nos ofrece una certeza desde donde quizás podemos hacer pie, recupera nuestra fuerza, nos reivindica ante nosotros mismos y alivia”, escribía en este mismo espacio hace ya más de cinco años en una publicación que titulamos ” La lista de deseos vs. la lista de los agradecimientos”.

Siento la propuesta aún vigente y espero que todos encontremos muchas cosas para agradecer en este tiempo, sino y cada día.

Que así sea.

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Bienestar

Reactivar cerebros tras la muerte, la tecnología de la Universidad de Yale que sorprende al mundo

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Un experimento de restauró funciones cerebrales en cerdos muertos usando el dispositivo BrainEx. Según la revista Wired, este avance podría redefinir los límites entre la vida y la muerte

Desde los inicios de la medicina, el ser humano ha desafiado incansablemente los límites de la vida y la muerte. Los avances científicos extendieron la expectativa de vida, permitiendo la recuperación ante enfermedades que antes eran sentencias definitivas.

Sin embargo, la idea de revertir la muerte permaneció en el ámbito de la ciencia ficción hasta ahora.

Tal como detalla Wired, un equipo de neurocientíficos de la Universidad de Yale, liderado por Zvonimir Vrselja, dio un paso más hacia ese límite con un proyecto que desafía lo que se entiende por muerte cerebral. Su indagación propone un enfoque que podría revolucionar la medicina moderna: restaurar la actividad cerebral después de la muerte.

La investigación de la prestigiosa Universidad de Yale surgió con un objetivo médico definido: ampliar el entendimiento sobre enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Este proyecto transformó una cuestión metafísica en un desafío científico tangible. Aunque todavía se encuentra en fases experimentales, el solo hecho de considerar esta posibilidad marca un hito en la historia de la medicina.

El estudio se realizó a partir de 32 cerebros de cerdos provenientes de mataderos, los investigadores exploraron la posibilidad de restaurar la actividad celular y metabólica horas después de la muerte. Según Wired, el estudio fue publicado en la prestigiosa revista Nature.

El equipo de Yale desarrolló un dispositivo llamado BrainEx, un sistema de perfusión diseñado específicamente para restablecer la circulación y las funciones moleculares en el cerebro.

Yale desarrolló BrainEx, un dispositivoYale desarrolló BrainEx, un dispositivo capaz de restaurar funciones cerebrales esenciales tras la muerte, sin generar consciencia, con potencial para revolucionar la investigación médica y los trasplantes de órganos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Este sistema simula la función de los vasos sanguíneos al bombear una solución artificial rica en nutrientes y oxígeno. Su objetivo era revertir los daños causados por la falta de oxígeno tras la muerte, una condición conocida como hipoxia.

Los cerebros fueron extraídos y conectados al dispositivo cuatro horas después de la muerte de los cerdos. Sorprendentemente, el tratamiento logró reactivar funciones metabólicas claves.

El córtex recuperó su color original, las neuronas comenzaron a producir proteínas esenciales y además, se observaron señales de actividad sináptica, indicando una posible comunicación neuronal.

Sin embargo, para evitar dilemas éticos relacionados con la consciencia, los investigadores aplicaron sedantes durante todo el proceso.

El experimento demostró que los daños neuronales causados por la hipoxia podrían no ser tan irreversibles como se pensaba.

Los resultados del estudio podríanLos resultados del estudio podrían transformar el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, ofreciendo nuevas esperanzas para la regeneración cerebral y la preservación de funciones neuronales

Anteriormente, se creía que el cerebro sufría una muerte definitiva apenas minutos después de la interrupción del suministro de oxígeno.

Los resultados mostraron que algunas funciones podían recuperarse incluso horas después, desafiando conceptos médicos profundamente arraigados sobre la muerte cerebral.

Aunque el cerebro no “volvió a funcionar” en el sentido completo, la evidencia de actividad metabólica y sináptica abrió un nuevo campo de investigación médica y filosófica.

Tecnología Aplicada: el sistema de perfusión BrainEx

El dispositivo bombea una solución rica en nutrientes y compuestos protectores que previenen los daños causados por la falta de oxígeno. Gracias a esta tecnología, los investigadores lograron restablecer parcialmente funciones cerebrales como el metabolismo celular y la comunicación sináptica, aunque sin generar consciencia.

El éxito del experimento abre posibilidades en el tratamiento de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.

Al comprender mejor los procesos de muerte celular y regeneración neuronal, los científicos podrían desarrollar terapias avanzadas para reparar tejidos cerebrales dañados.

BrainEx reactivó señales de comunicaciónBrainEx reactivó señales de comunicación neuronal, indicando una posible recuperación parcial de funciones sinápticas y desafiando conceptos establecidos sobre la irreversibilidad del daño cerebral (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sin embargo, su potencial también genera debates bioéticos, ya que redefine conceptos como la muerte cerebral y la viabilidad de los órganos después del fallecimiento.

Tras el éxito del experimento con BrainEx, el equipo de Yale continuó avanzando en tecnologías relacionadas con la preservación y recuperación de órganos tras la muerte. Desarrollaron dos sistemas clave:

  • OrganEx: Diseñado para preservar cuerpos completos, ralentizando los procesos degenerativos incluso una hora después del fallecimiento. Aunque inicialmente probado en cerdos, esta tecnología apunta a aplicaciones humanas en situaciones de muerte clínica.
  • CARL (Reperfusión Automatizada Controlada): Un sistema pensado para pacientes que han sufrido paros cardíacos, utilizando una mezcla de hemoglobina y 13 sustancias protectoras para restaurar el flujo sanguíneo y minimizar el daño isquémico. Los resultados preliminares mostraron un aumento notable en la tasa de supervivencia y una reducción significativa de daños cerebrales.

Estos desarrollos marcan un cambio de paradigma en la medicina de emergencias y trasplantes, ofreciendo nuevas herramientas para extender la vida en casos considerados irrecuperables.

Las innovaciones médicas plantean complejosLas innovaciones médicas plantean complejos desafíos bioéticos al redefinir la muerte cerebral y cuestionar la viabilidad de órganos tras el fallecimiento, impulsando un debate sobre los límites de la vida (Imagen Ilustrativa Infobae)

Como advirtió Lance Becker, experto en medicina de urgencias, “el campo de la reanimación está avanzando hasta el punto en que personas que hoy son declaradas muertas podrían dejar de estarlo en el futuro”.

Sin duda, estos desarrollos prometen cambiar profundamente la medicina, desafiando lo que la humanidad entiende por vida y muerte.

Los avances en tecnologías de perfusión cerebral desarrollados por el equipo de Yale redefinen los límites entre la vida y la muerte, abriendo un nuevo capítulo en la medicina.

Aunque sus aplicaciones médicas prometen mejorar tratamientos para enfermedades neurodegenerativas y aumentar la disponibilidad de órganos para trasplantes, también plantean complejos dilemas éticos y filosóficos.

El futuro de esta investigación dependerá de equilibrar el progreso científico con el respeto a los derechos humanos y las normas bioéticas, mientras la ciencia continúa explorando lo que significa estar verdaderamente vivo.

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