El derrumbe de los mercados generó impacto en todo el mundo y también se sintió en las variables financieras de la Argentina. Más allá de tratarse de un fenómeno global, las consecuencias se verán en el humor de los inversores, que con este nuevo escenario plantean nuevas dudas sobre cómo seguirá el plan cambiario del Gobierno y qué puede pasar con la ansiada recuperación de la economía.
En concreto, este lunes los bolsas del mundo se desplomaron por una sumatoria de factores: el Nikkei, principal índice de la Bolsa de Tokio, se desplomó en la segunda mayor caída porcentual de su historia tras la decisión del Banco de Japón de subir la tasa de referencia y el fuerte temor de los inversores de que la desaceleración del mercado laboral en Estados Unidos desemboque en una fuerte recesión.
En el mercado local, el riesgo país comenzó la jornada con un alza que lo ubicó por encima de los 1700 puntos, pero luego retomó la senda a la baja y cerró en 1653 puntos, lo cual representa una suba de 41 unidades en relación con el valor del viernes.
Los dólares financieros también registraron alzas: el MEP se vendió a $1346,09 -es decir, subió 0,9%-, mientras que el CCL finalizó el día en $1338,11 -avanzó 1,3%-. El blue, por su parte, se ubicó en $1390, $5 menos en comparación con el cierre del viernes. De esta manera, la brecha cambiaria quedó en 48,58%
En tanto, las acciones de las empresas argentinas que cotizan en Wall Street mostraron números rojos a nivel generalizado que llegaron hasta el 6% durante el día, pero al final de la jornada se ubicaron en bajas que rondaron el 4%. Por caso, Corporación América mostró una caída del -4,5%; Globant: -3,9% y Edenor, -3,5%.
Más dudas sobre la salida del cepo
Pero más allá de los pormenores de cada variable, puertas adentra del Gobierno aseguran que el impacto en la Argentina fue mucho menor en comparación con otros países y fundamentan esa postura en el mantenimiento de las restricciones para acceder al dólar.
“A nosotros nos afecta, pero mucho menos que usualmente, dado el orden macroeconómico y que no tomamos medidas apresuradas como haber salido del cepo”, decían en el Ministerio de Economía. “Este mismo escenario con el sobrante de pesos que había y sin cepo hubiera sido una calamidad”, insistían.
En tanto, en relación con la suba del riesgo país, defendían: “Por supuesto que sube el riesgo país, pero hoy no es ese el tema importante, ya que el Gobierno no necesita financiamiento y las empresas privadas lo están consiguiendo a tasas muy favorables. Lo importante es seguir bajando la inflación y que se recupere la economía y eso no debiera verse afectado”.
Sin embargo, esta justificación parece no convencer enteramente al mercado, que considera que este escenario suma más dudas sobre la salida de las restricciones cambiarias.
“El deterioro del contexto externo en términos de precios de los commodities y condiciones financieras es una complicación considerable para una economía argentina que aun no logró convencer a los agentes económicos locales y externos sobre su capacidad para lograr una salida de los controles de cambios duros en las condiciones pretendidas por la administración Milei”, sostuvieron en la consultora Outlier.
“Los shocks externos siempre han sido el talón de Aquiles de los planes antiinflacionarios con ancla cambiaria, más aún con pocas reservas y con una situación social tan deteriorada como la actual (pobreza en torno a 50% y nivel de actividad recién empezando a recuperar). Si lo que estamos viendo a nivel externo se profundiza y sostiene, con los mayores niveles de aversión al riesgo y menores precios de los commodities asociados, entonces ese primer shock externo negativo de envergadura le habrá llegado al esquema actual y la famosa frase cinematográfica -’Houston, tenemos un problema’-volverá a sonar”, sumaron.
En coincidencia, el economista Gustavo Ber dijo que los activos domésticos absorbieron el efecto contagio del malhumor externo. “Los progresos desde el frente fiscal, monetario y del proceso de desinflación quedan desplazados a segundo plano, e incluso a raíz de mayor cautela externa es que acentúan las miradas sobre las reservas, la brecha y el riesgo país, aún cuando se anticipa que el regreso a los mercados de capitales en el actual complicado contexto internacional se demoraría aún más”, afirmó.
“En este clima externo, que incluye debilidad entre las monedas emergentes y en la soja, no debería descartarse que se reanuden intervenciones en busca de ir regulando el ritmo del reacomodamiento de los dólares financieros, toda vez que la brecha ya volvió a ubicarse por encima del 40%, un nivel demasiado elevado que podría deteriorar -de mantenerse en el tiempo- las expectativas respecto a un camino hacia una salida del cepo sin un salto cambiario a futuro”, finalizó.