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OPINIÓN | Javier Milei, Victoria Villarruel, Karina Milei: el triángulo del poder libertario en las redes sociales

Las tres figuras políticas del gobierno son las que vienen concentrando toda la atención en las últimas semanas en el mundo digital.

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Tanto el presidente, Javier Milei, su vice, Victoria Villarruel, y la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, protagonizan un triángulo político con tensiones en aumento en su relación.

Un ruido político en el vínculo de estas tres figuras que no es nuevo, pero que cobró intensidad con la profundización de posturas políticas disonantes entre Milei y Villarruel. Esta relación conflictiva, mediada cada vez más por la hermana del presidente, también viene creciendo con fuerza en las redes sociales.

El mundo digital hace un aporte decisivo a la relación entre estos tres dirigentes, con condimentos propios de la dinámica digital, entre los ataques de trolls y las campañas de defensa de la militancia a cada uno de los contendientes.

Una cuestión de peso digital

Desde la superficie del análisis, emerge un dato clarificador. En la tensa relación del triángulo de poder Milei-Villarruel-Milei, hay un vértice que se impone con mucha claridad por sobre los otros dos y es el que ocupa el presidente de la Nación.

Javier Milei, Victoria Villarruel, Karina Milei: el triángulo del poder libertario en las redes sociales

Javier Milei suma casi 12 millones de seguidores en X, Facebook, Instagram y TikTok, muy por sobre su vice, Victoria Villarruel, con casi 2 millones 700 mil.

Tercera y muy lejos de los otros dos, Karina Milei suma poco más de 132 mil seguidores, mostrando un peso digital tenue en la discusión política en redes sociales.

Sentimientos encontrados en las redes

Pese a ser la figura de menor peso en las redes sociales en comparación a las otras dos, Karina Milei es la que más negatividad genera en el mundo digital.

Desde que La Libertad Avanza asumió en diciembre de 2023, la hermana del presidente alentó un diálogo entre las categorías “muy mala” y “pésima” de nuestro Monitor Digital, salvo en el mes de marzo cuando la secretaria general de la Presidencia recibió fuertes apoyos de la militancia libertaria por el cambio de nombre del Salón de las Mujeres por el “Salón de los Próceres” en la Casa Rosada.

En cambio, la que mejores promedios de diálogo genera en redes sociales es la vicepresidenta, Victoria Villarruel. La socia política de Javier Milei incluso viene mejorando los promedios de charla en plataformas digitales con picos en mayo y una estabilización favorable entre junio y julio.

Por su parte, como ya contamos en informes anteriores, Javier Milei promedia sentimientos más negativos que Villarruel, pero con una tendencia a la positivación que se consolidó en los últimos 60 días.

Javier Milei, Victoria Villarruel, Karina Milei: el triángulo del poder libertario en las redes sociales

En paralelo, en los medios de comunicación las tres figuras libertarias bajo análisis vienen mostrando mejoras en el clima de publicaciones que los mencionaron en los últimos 60 días.

Los mejores promedios de sentimientos en medios los logra Victoria Villarruel, con récords de menciones en la categoría “buena”, mientras que los hermanos Milei lograron picos más bajos. La novedad de los últimos dos meses es que tanto Javier como Karina Milei mejoran los promedios progresivamente para pasar de diálogo “malo” a “regular malo”.

Visualizaciones sobre el poder libertario

En el campo de los contenidos visualizados por los usuarios de redes sociales que siguen la actividad de los principales referentes del oficialismo, como ya informamos en trabajos anteriores, el presidente Javier Milei experimenta una marcada caída en el interés de los usuarios argentinos.

Una tendencia que se ratifica sobre el cierre de julio, estabilizando los números preocupantes de junio pasado. De todos modos, en la medición comparativa de visualizaciones de contenido que menciona al presidente, las métricas favorecen a Javier Milei por sobre su vicepresidenta, Victoria Villarruel.

El jefe de Estado proyecta en julio casi 1 millón 400 mil visualizaciones contra algo más de 1 millón 100 de Villarruel. Muy lejos de esos números, Karina Milei proyecta para el mes que se cierra poco más de 250 mil visualizaciones.

La pelea por los likes

Finalmente, en el análisis de las interacciones en redes sociales, Javier Milei también saca una luz de diferencia por sobre su vicepresidenta. En los últimos 30 días, el presidente promedió unos 144 mil likes en sus posteos y reels de Instagram en más de 35 publicaciones propias.

Por su parte, Victoria Villarruel, con algo más de 20 publicaciones en el último mes, quedó en un promedio de poco más de 79 mil “me gusta”. Karina Milei, en tanto, sumó casi 2 mil 900 en sus 10 publicaciones registradas durante el período analizado.

El abrazo de Javier Milei con Donald Trump retratado en una foto que el mandatario argentino publicó en Instagram es uno de sus posteos más likeados.

En el caso de la vicepresidenta, el posteo con más likes fue el que refleja su alegría por el bicampeonato de la Copa América de la Selección Argentina de fútbol. En el caso de Karina Milei, su publicación con más interacciones fue el posteo en el que renueva su foto de perfil en redes sociales.

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Opinión

La odisea internacional de Zdero: un vuelo de “peso” y también “contrapesos”

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El Gobernador pareciera querer volar alto, literal y metafóricamente, mientras algunos de sus ministros aún luchan por despegar

Leandro Zdero partió hacia Europa con la esperanza de atraer inversiones, fortalecer lazos internacionales y, en palabras más prosaicas, darle a Chaco la oportunidad de codeárse con el mundo. Nada menos que el viejo continente para una gestión que asumió, digamos, con una pista un “tanto accidentada”. Un gobernador con visión global, dirían algunos; un hombre buscando “oxígeno fresco” en una gestión que heredó desafíos pesados, dirían otros.

Entre encuentros diplomáticos, condecoraciones de rigor y el reglamentario beso al anillo del papa Francisco, la travesía del gobernador lleva implícito ese aire de novedad que trae pensar «en el mundo» en esta era Milei. La idea de buscar horizontes siempre suena bien, especialmente cuando se trata de convencer a los inversores europeos de que el Chaco tiene más que ofrecer que los eternos problemas económicos y “el Impenetrable” que, para ser turísticamente “el secreto de Argentina”, necesitaría la quimera de estar cerca del aeropuerto de Resistencia.

Mientras el primer mandatario pilotea su primer viaje como gobernador del Chaco, aquí en casa, el panorama sigue lleno de complicaciones. La vicegobernadora se quedó al mando, pero “con las manos atadas” por si se le ocurre firmar algo y “sin chequera”, claro. Solamente despunta su marcada sonrisa que, según dicen, tranquiliza “únicamente a los más desesperados”. Asoma por ahí también el flamante programa Ñachec, una suerte de “caja PAN” presentado como una revolución asistencial sin intermediarios, que ha sido hasta ahora más ruido que respuesta. En Capitán Solari, el intendente local intentó bloquear la entrega de mercadería, generando un escándalo que demuestra que la gestión provincial aún no se termina de entender del todo con el interior.

Volviendo al viaje, hay que contar también que Leandro Zdero no vuela solo. Lo acompaña su fiel escudero, Bruno Cipolini, quien por primera vez sale del confort de su intendencia en Sáenz Peña para asumir un papel internacional. Para “Cipito”, un hombre con aspiraciones propias —y, dicen, con un ojo puesto en la sucesión—, este viaje es tan prometedor como aterrador. Sobre todo, si las promesas de inversión están en manos de Alfredo Gonzales, que será muy hábil engatusando porteños en la presidencia de la CAME, pero en la misión solo parece estar de “Figuretti”. Y mucho menos pensar en Livio Gutierrez, que como relacionista público es “más frío que un búlgaro”, justamente.

Y aunque Zdero haya dejado 2 muy buenas ideas marchando —“Fortaleza”, ambicioso y acertado plan de salud mental, y “Chaco a la obra”, el sueño del techo propio—, lo único que resalta de su gestión son “solo un par” de ministros. El de economía, Alejandro Abraam, haciendo magia con presupuestos exiguos y un “desastre financiero” nunca visto heredado del “Santy” Pérez Pons —ahora diputado provincial, con el tiempo seguro candidato a otra cosa—, y el Ministro de Justicia y Seguridad, “el Pato” Jorge Gómez, que sigue encarcelando lo «encarcelable», además de mostrar rápida resolución de muchos robos, entre otros casos policiales resonantes, que es lo que muchos chaqueños venían pidiendo a gritos desde hace años. El resto del gabinete parece ser “un grupo de ilustres desconocidos”. Muchos de ellos con expectativas bien altas sobre ellos, pero —remitiéndose a pruebas— las respuestas, por ahora, pocas. De Resistencia ni hablar, la gestión de Roy Nikisch ostenta “la peor imagen entre los intendentes del país”, y convengamos que hasta el momento se hicieron más cosas que en la gestión anterior, pero parece ser que mucho la gente “no sabe, o no ve”, sin olvidar que en algunas zonas de la capital chaqueña, la administración provincial y municipal necesita más que promesas de inversión: “un sacudón urgente”.

Al final del día, el vuelo europeo de Zdero es un recordatorio de que gobernar implica mantener un equilibrio constante. Entre los logros que todavía parecen lejos —como llevar finalmente agua a Charata, convertir a la provincia en un “faro logístico” y la eterna promesa del Segundo Puente—, y los problemas que lo esperan al regreso, podrían convertir este viaje “solo en un soplo de esperanza y alimento al ego croata”.

Recordemos que desde que volvió la democracia, salvo Baroni, nadie que llegó a “El Sillón de Gallardo” se privó de ir a visitar el terruño de sus ancestros. Tenev fue a Bulgaria, Tauguinas a Lituania, Rozas a España, Capitanich a Montenegro. Y que yo recuerde… ningún viaje trajo resultados a la provincia. Ah… Peppo fue gobernador, ¡cierto!

Bueno, él también anduvo por las penínsulas del continente europeo, pero no sé si también visitó parientes,… “es como que tampoco importa”, dijo EL CHAVO.

 

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Diputados

Un gobierno provincial de pocas luces

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Por si hacía falta otra muestra para confirmar de qué lado de la mecha —esa imagen que tanto le gusta, quizás la única que sus asesores supieron construir—, de qué lado están Zdero y su gobierno en relación con la educación pública, este jueves, en un horario insólito y malicioso, una cuadrilla de SECHEP procedió a dejar sin luz a la Facultad de Arquitectura de la UNNE.


El hecho de por sí escandaloso adquiere ribetes pintorescos si se tiene en cuenta que el mismísimo gobernador es egresado de esa Facultad; pero adquiere, también, un perfil más bien penoso si se considera que semejante corte de luz no es otra cosa que la confirmación de que Zdero está muy en sintonía con el ajuste que Javier Milei aplica a todas las universidades del país.

No ha sido el mejor año para la educación pública en la Argentina. Víctima de un gobierno nacional que la vacía económicamente y que pretende, a su vez, vaciarla de contenido, estudiantes, maestras y maestros, profesores y trabajadores no docentes, asumieron su defensa y la defensa institucional ante los recortes brutales que dispuso Milei y que ahora Zdero y sus funcionarios vienen a refrendar.

No es un dato menor que la Facultad de Arquitectura se encuentre en estos días en plena campaña para la elección de autoridades. Una contienda en la cual Franja Morada —espacio político del que Zdero formó parte— no las tendría todas consigo. El oportuno corte de luz que cayó sobre la Facultad, valga la imagen, desnuda así sus fines oscuros.

Aunque el presidente de SECHEP, Hilario Bistoletti, quiera insinuar que «se hizo como con cualquier vecino» —como lo sufren los vecinos, podría haber especificado el sinceramiento—, lo cierto es que la Facultad es un espacio público en el cual se ejerce un derecho, ni más ni menos que el Derecho a la Educación. Ese derecho —como tantos otros— que Milei, Zdero y los cómplices del saqueo se empeñan en arrasar cada día en la Argentina de hoy.

 

Por Mariela Quirós

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Opinión

La Década Ganada o de El Peronismo de Perón

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Hace algunos días me despaché con un aburrido soliloquio sobre la traición y la romantización de la política, ya se trate de La Década Ganada o de El Peronismo de Perón, que son los relatos detrás de los cuales, al menos en el Chaco, muchos compañeros y compañeras se refugian, pero también las banderas para posicionarse en la interna posderrota.

Los dos revisionismos -los que nos llevan a Néstor y Cristina o a Perón y Evita- contendrían, en mi opinión, fijadas en un tiempo sin tiempo como un bicho atrapado en una gota de ámbar las recetas para resolver los problemas del peronismo de hoy y -lo que es más importante, de acuerdo a las Veinte Verdades- los desafíos de la Argentina de hoy. Pero dejemos por un momento el pensamiento mágico. Vayamos de la acción poética a la acción política, a ver qué onda.

Si bajamos al planeta Tierra y retrocedemos un año no vemos equipos de gestión planificando un Chaco pujante; vemos a Capitanich arrastrando una roca cuesta arriba, como Sísifo, héroe de lo absurdo, mientras arreciaban las rivalidades internas y compañeros y compañeras arreglaban su futuro con la derrota inexorable en el horizonte; vemos agachadas, matufias, enemigos íntimos y entenados que reclamaban juicios por alimentos y paternidades.

Y un año después todo sigue igual: en la agenda política los relatos se desvanecen y sólo quedan los enfrentamientos pedestres, las chicanas, los memes y el sálvese quien pueda. Esos mismos agentes del caos, estuvieran o no en el gobierno anterior, ahora se enfrentan en una interna vacía de heroísmos (y no tiene por qué haberlos, porque una interna es el justo medio entre la mezquindad y la transigencia para acumular masa crítica).

Recuerdo que hace algunos meses había al menos dos posturas contrarias para renovar, reconstruir o refundar el peronismo que perdió contra la sociedad chaqueña: la que sostenía que era momento de juntar a todos y todas, tregua mediante, costos políticos mediante, por izquierda, centro y derecha, y ponerse a laburar para volver en 2027, y la que afirmaba que los traidores que cortaron boletas, los que no tienen votos y los que los piantan, los que sólo piensan en su quintita, se pueden ir bien al carajo porque llegó el momento de arrancar de cero, con los buenos y buenas adentro, y con los malos y malas afuera.

El armado de las listas para la interna del PJ nacional puso un poco de contraste en ese lienzo embadurnado, siquiera para facilitarnos el análisis. No ganó el “es con todos”, porque no hay coquistas de pura cepa ni en la lista de Cristina ni en la de Quintela (alguien me dirá que Marín “es de Coqui”, pero Marín es de Cristina). Tampoco ganó el “que se mueran los feos”. En el revoleo, eso sí, ganó Gustavo. Ganó Gustavo y perdió Coqui, no por estar enfrentado a Gustavo, porque aunque no se soporten han sabido convivir a lo largo de los años, sino por tensar las cosas con el resto del peronismo. Y no digo que haya ganado la interna: digo que avanzó un casillero.

Cómo llegó Gustavo a integrar la lista de Cristina a pesar de su enemistad con los sectores que le dividieron el voto peronista en 2019 y 2023; cómo llegaron ellos a dejarle abierta una ventana para que se colara subrepticiamente después de que también él le dividió el voto peronista a Capitanich, es casi una obviedad: no fueron doctrinas irreconciliables súbitamente armonizadas y no fue, sin dudas, una conspiración. Es la política, estúpido. Lo que Juan Manuel Chapo llama “amontonamiento” (y tal vez lo sea) es el resultado de todas esas tensiones y de la necesidad de no morir en el intento.

Lo que sí parece es que sin haber llegado a ninguna interna formal, Capitanich arrancó tres a cero abajo. Su ausencia de la provincia fue anecdótica y hasta comprensible al principio, pero con el correr de los meses se convirtió en vacío de liderazgo. Mientras llovían reproches, Capitanich fue perdiendo aliados dentro y fuera del partido, ya fuera por desagradecimiento o, de nuevo, por instinto de supervivencia. Y ahora, encima, le quieren facturar la responsabilidad de haberle facilitado el aval del PJ chaqueño a Quintela para que lo que hubiera sido un punto de inflexión fundacional -o una refundación- del peronismo nacional se convirtiera en una pelea en el barro mientras Milei y Zdero se cagan de risa.

Por supuesto que Milei y Zdero no tienen motivos para reírse, uno convertido por la ahora excanciller en un pelotudo internacional, y el otro haciendo malabares para acallar los casos de corrupción que le saltan en todos los ministerios y organismos dos veces por semana. Pero al menos tienen un poco de oxígeno mientras el país y el Chaco contemplan atónitos la “pelea de gatos” del PJ.

Con Capitanich viviendo en Buenos Aires, el dirigente peronista más importante, al menos por el peso de la historia aunque mida cinco puntos, es Gustavo Martínez, que hoy ocupa un módico quinto lugar como candidato a Consejero Suplente en la lista de Cristina. Pero así, de a poquito, Gustavo vuelve a poner una pata en el PJ de cara a una eventual interna provincial.

Adicionalmente habría que decir que Gustavo tiene la habilidad o el carisma para recorrer la provincia y ser recibido en cualquier unidad básica como un compañero afable, mientras el coquismo, integrado en gran medida por exfuncionarios del último gobierno e impedido por eso mismo de pisar el territorio para no echar sal sobre las heridas que dejó abiertas, se tiene que conformar con diseñar memes mientras espera que Messi vuelva a frotar la lámpara y la clave en un ángulo.

Hay, finalmente, una tercera posibilidad: que Capitanich haya estado detrás de todo lo que pasó. Detrás de la candidatura de Magda Ayala a Vice de Quintela como parte de un acuerdo supersecreto con Axel Kicillof, que supuso también el aval a su lista para la interna mientras en público pregonaba el acompañamiento a CFK. O que haya estado detrás del ingreso de Gustavo a la lista de Cristina dando el visto bueno a un reencuentro lo menos traumático posible, de forma tal que el peronismo vuelva a estar unido para lo que se viene sabiendo que la gesta de Quintela tenía los días contados. Es decir, que haya sido el artífice de todo este confuso cuadro sinóptico con flechitas que apuntan a todos lados, como ese diablo que mea en todas partes y en ningún lado hace espuma.

Pero en la cancha se ven los pingos. Si llegado el caso se impone una interna provincial y Capitanich decide revalidar su conducción y lo consigue -por consenso con una lista única o por los votos derrotando al que se le ponga enfrente- entonces la confusión dejará paso al orden. El que gana conduce, el que pierde acompaña. Y todas estas especulaciones, operaciones y versiones serán historia antigua.

 

CM

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