Nicolás Maduro sabe que las elecciones presidenciales de este domingo pueden marcar un punto de inflexión en la historia de Venezuela. Más allá de los discursos altisonantes y los llamados a derrotar al “fascismo”, en el “chavismo duro” preocupa la posibilidad latente de un histórico triunfo del principal candidato opositor, Edmundo González Urrutia, de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) liderada por la popular María Corina Machado.
Las encuestas son contradictorias. Cada sector esgrime sus propios números para vislumbrar su victoria. Pero en los ambientes académicos y diplomáticos locales cobra fuerza la chance de una derrota de Maduro en las urnas.
La pregunta que inunda los debates políticos es cómo reaccionaría el chavismo y cuál será el rol que jugarán las Fuerzas Armadas. Para la oposición, el oficialismo tendría preparado un fraude para evitar una hipotética derrota. Pero hay algo que ha calado hondo en el ala militar del chavismo: aliados históricos, como Lula da Silva o el colombiano Gustavo Petro, le han dejado en claro a Maduro que “cuando ganas, te quedas (en el poder). Cuando pierdes, te vas. Y te preparas para disputar otra elección”, como dijo el presidente brasileño.
Qué harán las Fuerzas Armadas de Venezuela
En estas elecciones no es todo blanco o negro. No es tan simple como que uno gana y el otro pierde. Si vence Maduro, la oposición sacará a relucir una gama de denuncias, que incluyen trampas y fraude, porque está convencida de que solo podría perder de esa forma. El gran interrogante es si el chavismo aceptaría una derrota en caso de que los números sean tan contundentes que no dejaran resquicio a dudas.
En ese marco, el gran temor es que un fraude denunciado por la oposición pueda derivar en protestas populares masivas, como las que ocurrieron en el país en 2014 o 2017 y que incluyeron represión, muertos y violencia. En ese hipotético escenario, habría que ver si las Fuerzas Armadas, ya “tocadas” por la investigación de la Corte Penal Internacional por posibles crímenes de lesa humanidad, salen a la calle a reprimir.
“Las Fuerzas Armadas van a seguir encolumnadas detrás de Maduro en la medida en que no les represente asumir un costo de represión. Si la gente no sale a la calle, el costo de reprimir es bajo. Pero si la protesta se desborda, obliga a una represión abierta y ahí podría haber un punto de quiebre”, dijo a TN el académico venezolano y director de la asociación civil Medianálisis, Andrés Cañizalez.
Maduro excluye en público la chance de perder y denuncia que la oposición ya tiene preparado un plan: salir a denunciar un fraude para esconder su derrota en las elecciones. Incluso, va más allá: sostiene que esa estrategia es orquestada desde la propia residencia de la embajada argentina, donde están refugiados seis dirigentes opositores venezolanos. El presidente asegura que la denuncia se hará desde Miami.
La oposición tampoco duda: viene denunciando las trabas del chavismo para desalentar el voto de la migración y las artimañas que, según afirman, pone en juego en cada elección. La lista incluye cambios repentinos del lugar de votación el mismo día del comicio, abuso de recursos públicos, acarreo de votantes, amedrentamiento y acciones violentas para que simpatizantes de la oposición no voten en distritos adversos.
El escenario que nacerá el domingo a la noche es sumamente complejo. Ninguno de los dos sectores acepta a posibilidad de una derrota. Pero si la oposición denuncia fraude, habrá que ver cómo reaccionan los aliados históricos del chavismo, como el propio Lula, que envió a dos observadores a Caracas, entre ellos a su excanciller y mano derecha en materia de política exterior, Celso Amorim. “Hay que ver cómo leen esto las Fuerzas Armadas. El mensaje de Lula fue un bombazo”, dijo Cañizalez.
El ministro de Defensa, Vladimir Padrino, ha venido insistiendo en que las Fuerzas Armadas están con Maduro. Pero en los círculos militares está fresca la investigación de la Corte Penal Internacional y de una misión de la ONU sobre posibles crímenes de lesa humanidad por la represión desatada en la última década. Hay informes que mencionan a jefes militares con nombre y apellido.
“No creo que haya hoy una gran disposición a reprimir masivamente. Otra cosa son los cuerpos de elites que dependen de Maduro”, señaló el analista.
Qué pasará con el chavismo tras una eventual derrota de Nicolás Maduro
Un eventual triunfo opositor delineará un país nuevo, pero lleno de complejidades. En estas elecciones se elegirá solo a quién llevará las riendas del poder en los próximos seis años. Pero si gana González Urrutia se topará con un “chavismo” fuerte y con enorme poder, que domina las principales instituciones del Estado, como la Corte Suprema de Justicia y la Asamblea Nacional, donde directamente no hay representación opositora. Y los comicios legislativos están previstos recién para fines de 2025.
En ese hipotético escenario, Maduro seguiría siendo el principal referente del chavismo. Diosdado Cabello, uno de los principales líderes históricos del oficialismo como militar y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha perdido peso en los últimos tiempos. En su lugar, irrumpieron dos figuras que han venido aumentando su poder: los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez.
Jorge Rodríguez es el presidente de la Asamblea Nacional y jefe de campaña de Maduro. Delcy Rodríguez es la actual vicepresidenta y ocupó en el pasado importantes cargos como ministra de Economía y canciller. “Desde la adolescencia Jorge Rodríguez decía que iba a ser presidente”, dijo a TN un periodista que compartió aula con el dirigente en la escuela secundaria y que prefiere permanecer anónimo.
“Es una persona muy cercana a Maduro. Ha llevado adelante las conversaciones con Estados Unidos y maneja el Parlamento. Bajo un hipotético gobierno opositor, se convertiría en una figura de contrapoder. Va a emerger como un dirigente importante en caso de derrota electoral. González Urrutia, de ganar, no tendría siquiera un diputado. El chavismo, en la oposición, puede ser muy peligroso”, opinó Cañizalez.
Así las cosas, el domingo a la noche será clave el papel de Lula y su enviado, Amorin. El excanciller brasileño va a ser un interlocutor de peso para cualquier negociación que surja inmediatamente después del cierre de los comicios.
“El lunes comenzará un período complicado en Venezuela”, resumió Cañizalez.