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CORRUPCION

Cien años de la Masacre de Napalpí: el listado con los nombres de los responsables de la barbarie

Al cumplirse cien años de la Masacre de Napalpí, un crimen de lesa humanidad cometido en el marco de un genocidio indígena, LITIGIO reconstruye el listado con los nombres y publica algunos de los rostros de los responsables. Entre los encargados del planeamiento y ejecución, se encuentran el por entonces presidente, Marcelo T. de Alvear; el gobernador del Territorio Nacional del Chaco, Fernando Centeno; integrantes de Gendarmería de Línea, Policía del Territorio y quienes pilotearon la tristemente célebre avioneta que sobrevoló la zona.

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Fue uno de los primeros crímenes masivos que se dio contra comunidades indígenas a comienzos del siglo XX. Ejecutado y planificado desde el propio Estado, tuvo un sentido económico, racista y ejemplificador. Sin embargo, a pesar de la dimensión de la barbarie, durante muchos años fue una historia negada. Quienes la sobrevivieron, no se animaban a nombrarla por miedo. Quienes la ejecutaron, buscaron ocultarla para perpetuar la impunidad.

Este viernes, se cumplen 100 años de la Masacre de Napalpí. De acuerdo a las pruebas recabadas en el histórico Juicio por la Verdad, que se llevó adelante entre abril y mayo de 2022, fueron asesinadas en la reducción indígena ubicada a 120 kilómetros de la capital chaqueña, entre 400 y 500 personas, en un hecho que fue declarado por la Justicia Federal de Resistencia como un crimen de lesa humanidad cometido en el marco de un genocidio.

Aquella mañana del 19 de julio de 1924, alrededor de un centenar de policías de territorios nacionales, gendarmes y algunos civiles armados, ayudados por logística aérea,  llegaron a la zona de El Aguará, ubicada en el interior de la Reducción de Indios de Napalpí, donde aproximadamente mil personas, compuestas por familias Moqoit, Qom y algunos peones correntinos y santiagueños, estaban realizando una huelga concentrados en tolderías, a modo de campamentos, para reclamar por las condiciones a las que estaban sometidos.

Los agresores llegaron a caballo, se establecieron a una distancia cercana del campamento de los huelguistas y desde allí dispararon con sus fusiles y carabinas, todos a la vez, a mansalva y por el lapso de una hora. De forma inmediata, por el impacto de la balacera, cayeron muertos niñas y niños, mujeres (algunas de ellas embarazadas), hombres adultos, ancianos y ancianas. Los heridos que quedaron en el lugar y no pudieron escapar a tiempo fueron ultimados de las formas más crueles posibles. Se produjeron mutilaciones, exhibiciones y entierros en fosas comunes.

 

El Jefe de Policía del Chaco, Diego Tomas Ulibarrie.

Los sobrevivientes que lograron huir, atravesando los cardales, soportando el hambre, la sed, el frío, debieron esconderse durante mucho tiempo para evitar ser capturados y asesinados. La consumación de este crimen en masa, por su propia complejidad, requirió de la previa concepción de un plan, que supuso una exhaustiva coordinación, organización logística, distribución de roles, movilización de diversos contingentes de tropas, su traslado y concentración desde varios días antes, gran cantidad de armamento y municiones, su acampe y alimentación, además del apoyo de una avioneta que realizó por lo menos, tareas de inteligencia y observación.

“Tales hechos ocurrieron en el contexto de la Reducción de Indios de Napalpí, la cual fue creada por el Estado argentino bajo la dirección civil del Ministerio del Interior, con el objetivo de culminar el proceso de ocupación del territorio de las poblaciones indígenas y su sometimiento a la explotación laboral”, contextualizó en la sentencia del Juicio por la Verdad la jueza Federal de Resistencia, Zunilda Niremperger.

Deplorables

Las condiciones de vida de los indígenas en las reducciones eran deplorables. Vivían hacinados, sin vestimenta apropiada, con poca comida y de mala calidad, sin atención médica ni posibilidad de escolarizarse.

Allí les cobraban por los elementos de trabajo, como así, por las bolsas de algodón y un impuesto del 15% sobre la cosecha y costosos fletes para su traslado, a los pocos que se les dio la posibilidad de hacerlo, siendo el resto obligados a trabajar extensas jornadas para la Reducción o para vecinos hacendados, pagándoles con vales.

El comisario, Roberto Sáenz Loza.

Las familias indígenas tenían prohibida la salida del territorio del Chaco y no podían elegir dónde y para quien trabajar. Las mujeres indígenas trabajaban intensamente y sin remuneración. Eran frecuentes los abusos y las condiciones eran análogas a la esclavitud. Todo ello dio lugar a la protesta, donde luego ocurrió el ataque.

Las secuelas que dejó la matanza en la cultura de los pueblos indígenas fueron profundas. Provocó graves consecuencias en los sobrevivientes y en sus descendientes. Producto de ello y de una sistemática opresión, las generaciones posteriores de los pueblos Moqoit y Qom sufrieron el trauma del terror, el desarraigo, la pérdida progresiva de su lengua y su cultura.

Desde el Estado se llevó adelante una estrategia de construcción de una historia oficial, con la intención de negar y encubrir, siendo presentados los hechos como un supuesto enfrentamiento entre las etnias y posterior desbande, que habría tenido como consecuencia la muerte de cuatro indígenas, uno de ellos el líder de la protesta, Pedro Maidana.

La prensa oficialista reprodujo la versión brindada por los oficiales policiales y los funcionarios del gobierno del territorio, que luego avaló la justicia local, en un proceso en el que declararon solo los efectivos y civiles que participaron de la agresión.

En paralelo, el oficialismo en el Congreso de la Nación obstruyó la conformación de una Comisión Investigadora, a pesar de las aberrantes denuncias que se conocían y la existencia de testigos calificados que podían narrar aquella barbarie.

La academia también contribuyó al ocultamiento. Y no sólo en aquel entonces. De hecho, el libro del historiador Fabio Echarri, titulado “Napalpí: la verdad histórica”, donde negó la existencia de la masacre, usando como fuente solamente a las oficiales, recibió en 2001 (año de su publicación) el Primer Premio Provincia del Chaco a la obra histórica el cual le fue otorgado por historiadores del Conicet, la Universidad Nacional del Nordeste y la Junta de Estudios Históricos del Chaco.

Los nombres

Si bien los Juicios por la Verdad son procedimientos judiciales que no tienen efectos penales debido a la imposibilidad de perseguir a sus responsables (todos fallecidos), este tipo de acciones constituyen actos que contribuyen a la memoria colectiva. En este marco, LITIGIO compiló en detalle la nómina de los responsables civiles y de fuerzas de seguridad, con sus nombres completos, rangos y, en algunos casos, sus rostros.

El Ministro del Interior, Vicente Carmelo Gallo.

En primer lugar, existe un extenso listado que realizó la Fiscalía Federal de Resistencia al momento de requerir el Juicio por la Verdad, en 2021. Se indicó que los funcionarios públicos responsables de los crímenes de Lesa Humanidad que se encuentran individualizados son el Presidente de la Nación, Máximo Marcelo Torcuato de Alvear Pacheco; el Ministro del Interior, Vicente Carmelo Gallo; el Gobernador Interventor del Territorio Nacional del ChacoFernando Centeno; el Administrador de la reducción Napalpí, Mario Arigó.

También está incluido el Jefe de la Policía del Chaco, comisario inspector, Diego Tomas Ulibarrie; el comisario de órdenes, Roberto Sáenz Loza; comisario de Quitilipi,  José B. Machado; los oficiales de Policía, Vicente Attis, Ernesto R. Cordini, Julio G. de la Fuente, Rufino Godoy, Miguel Noguera y Apolinario Zabroso; el piloto de aviación, sargento Emilio Esquivel y el  copiloto, Juan Browis; los Agentes de la Dotación Resistencia de la Policial de Territorios Nacionales, Salvador Colman, Anselmo Mendieta, Ramón Mandonado, Tomas Zalazar, Domingo Beltran (h), Fernando Ramírez,  Nicolás Mendoza, Marcos Varga, Felipe Cabrera, Rufino Galarza, Juan Ramírez, Jose R. Benítez, Tomas Maidana, Simón Rojas, Homero Prado, Lima, Ambrosio Olivera, Guillermo Monje, Marcial Molina, José Cañete, Emilio Maidana, Luis Ferreyra, Zenobio Martinez, Juan Quiroz, Isidro Castillo, Diego López, Gil Núñez, Pedro Machado, Manuel Barrientos, Persi Kin y Pablo Galarza.

Además, se encuentran entre los responsables los Agentes de la Dotación Quitilipi de la Policía, Remigio Núñez, Nicasio Lieres, Eusebio Arce, Jorge Sosa, Eulalio Casco,  Santos Casco, Claudio Sosa, Venancio Verón. Y los agentes de la dotación Roque Sáenz Peña de la Policía, Silverio Cabrera, Lucio Moratti, Francisco Cabral y Víctor Ayala.

El oficial de Policía, Vicente Attis.

A la lista se les suman los integrantes de la Gendarmería Volante o Gendarmería de Línea, sargentos, Alejandro Verón y Esteban Palacios. Los cabos, Secundino Yedro,  Hipólito Fruto, Facundo Gómez, Macario Verón, José Esquivel, Joaquín Sánchez, Alejandro Seisdedos. Y los agentes  gendarmes Tomas Gómez, Enrique Gómez, Eugenio Insaurralde, Víctor Aguirre, Tomas Maidana, Pablo Alegre, Hortensio Alegre, Francisco Toledo, Ramón Valenzuela, Lucio Pared, Francisco Godoy, León Gómez, Victoriano González, Urbano Alegre, Vicente Álvarez, Matías Colmas, Manuel Ramírez, Ricardo Mortola, Justino Hoyo, José Lino Lescano, Felipe Villalba, Teófilo Gonzales, Tiburcio Toledo, Eduardo Dau, José Martinez, Juan C. Molina, Albino Medina, Simeon Rajoy, José M. González, Carlos Toro, Pedro Aguirre, Florencio Caballero y Máximo Ramírez.

“Todos los responsables  individualizados se encontraban fallecidos al momento de iniciarse esta investigación y ante ello es que promovemos la realización de un Juicio por la Verdad, Oral y Público,  concluyendo que es la única forma de acatar la responsabilidad del Estado Argentino asumida en compromisos internacionales de juzgar los crímenes de Lesa Humanidad como la Masacre de Napalpi y de cumplir con el  derecho de las victimas sobrevivientes, de sus descendientes, de las comunidades de los pueblos Moqoit y Qom y de la Sociedad toda de conocer la verdad y de recibir una reparación a través de  una Sentencia Penal”, señaló la fiscalía en su requerimiento.

Cartas

En cuanto a la responsabilidad del por entonces presidente Alvear; del Ministro Gallo; del Interventor Centeno; del Administrador Arigó y del Jefe de la Policía Ulibarrie, la misma surge al analizar el  “modus operandi” de la perpetración de la Masacre, lo que demando el aval y la participación de cada uno de ellos.

En este sentido, una de las pruebas incluidas en la investigación es la carta enviada por Centeno al ministro Gallo. En ella, Centeno le informa que tenía información respecto de que “de un momento a otro se produciría dentro del campo de esa reducción (Napalpí)  una sublevación a mano armada” encabezada por líderes indígenas.

El presidente, Marcel T. de Alvear y el interventor del Territorio del Chaco, Fernando Centeno.

“Inmediatamente, el suscripto dispuso las medidas del caso enviando refuerzos policiales, pero como al día siguiente se recibiera un nuevo despacho de igual procedencia y más alarmante contenido, resolví constituirse en el lugar de los acontecimientos, partiendo en compañía del Jefe de Policía y llevando el personal de tropa necesario para cualquier emergencia”, informó el interventor Centeno en aquella misiva.

En cuanto a la responsabilidad de los integrantes de las Fuerzas de Seguridad Nacionales, la misma se pudo reconstruir en base a los documentos históricos aportados por el Archivo Provincial Monseñor Alumni, sobre los que la magister y docente de la UNNE, Gabriela Barrios, dio detalles en su testimonio durante el Juicio por la Verdad.

“El informe es del día 15 de julio, en un conteo general aparecen 35 gendarmes con listados nombres completos, también sus números de registro, el tipo de equipo que tenían y la cantidad de tiros de guerra establecido por cada uno de ellos”, declaró Barrios. Indicó también que el total de tiros de guerras de este conteo de 35 personas es de 2.400.

“También aparece en función de ese día, pero con unos reclamos posteriores de la reducción de Napalpí al gobierno de la provincia, para que se pague la deuda que habían establecido por la presencia de policías y gendarmes en la reducción que sería a partir del 19 de mayo de 1924 y hasta el 12 de julio”, añadió.

Otra misiva que se tuvo en cuenta en el Juicio por la Verdad y que contribuyó a establecer las responsabilidades políticas de la masacre fue la carta que el comisario Sáenz Loza le envió al gobernador Centeno.

“Vea señor gobernador, le escribo ésta en víspera de partir de nuevo para adentro con varias patrullas a la vez, coordinando todo con el comisario Machado de Quitilipi con el siguiente objetivo: apresar a todos los indios sospechosos, reunirlos en un punto ya determinado, someterlos a un interrogatorio previo, y luego traer a Quitilipi a los que resultasen más importantes. Demás está decirle que con las pruebas recogidas su Gobierno no se arrepentirá de haber dado carta blanca para proceder con mano dura”, escribió el comisario.

El avión y el rifle

Sobre la responsabilidad del piloto Esquivel y el copiloto Browis, la sentencia del Juicio por la Verdad confirma que una avioneta brindó apoyo, por lo menos, en tareas de inteligencia y observación. Esto se probó con documentos que aportó el testigo, piloto e investigador Alejandro Covello, como la nota del 18 de julio, donde el Interventor y Gobernador Centeno, solicitó al Aeroclub Chaco el servicio del aeroplano “Chaco II – Avión Curtis”.

Juan Browis y Emilio Esquivel pilotearon la avioneta que sobrevoló Napalpí previo a la masacre.

El avión había sido cedido un tiempo atrás por la Dirección del Servicio Aeronáutico del Ejército para su uso en la formación de pilotos en el Aeroclub Chaco. El Aeroclub puso a disposición del gobernador no sólo el avión, sino también a su piloto Esquivel. El piloto civil Browiz se ofreció como voluntario.

Centeno agradeció a las autoridades y dueños del Aeroclub, que habían prestado la logística aérea para el ataque, con una carta el día 26 de julio de 1924. “Al señor presidente del Aeroclub Chaco, doctor Agustín Cabal (h), me es grato dirigirme con el objeto de agradecer una vez más, la valiosa cooperación prestada a este gobierno por esa entidad (…) al mismo tiempo, compláscome en recomendar a su alta consideración el comportamiento brillante que en esta emergencia tuvieron el sargento piloto militar D. Emilio J. Esquivel y su acompañante piloto aviador D. Juan Browis, quienes observaron estrictamente las instrucciones que les fueron dadas… corresponderle en parte el éxito de la solución feliz y rápida del referido levantamiento indígena que llegó en cierto momento a culminar con caracteres de extrema gravedad”, redactó el interventor del Chaco.

El investigador Covello sostuvo que el de Napalpí fue “el primer uso violento de la aviación en nuestro país con el  Curtiss JN-4D Jenny”. “No fue un operativo militar de la Aviación de Ejército, sino una acción ilícita civil, asistida por un aeroclub también civil, cuyo avión fue contratado por el Gobernador del territorio Nacional del Chaco, Fernando Centeno, tripulado por el piloto militar Emilio Esquivel y un civil que en el puesto del copiloto cumplió la función de artillero”, relató.

Si bien la sentencia del Juicio por la Verdad se refiere a la participación de colonos civiles, los mismos no están plenamente identificados, aunque se indica un detalle importante: dispararon con sus fusiles, rifles y carabinas.  ¿Por qué este detalle es importante? Porque son elementos que coinciden con los que aparecen en la foto del avión tomada por el antropólogo alemán, Roberto Lehmann Nitsche, en Colonia Aborigen, al momento de la Masacre y que fuera encontrada por la Doctora en Historia de la UNNE Mariana Giordano en el Museo Iberoamericano en Berlín. En dicha fotografía se visualiza el vehículo con un grupo de hombres posando para la foto, entre ellos los dos pilotos, el antropólogo alemán, algunos policías y una decena de colonos civiles, varios de ellos portando fusiles.

Los colonos armados posando junto a la avioneta.

A propósito de esto, durante el Juicio por la Verdad, el periodista Pedro Solans, autor del Libro “Crímenes en Sangre”, reveló que su abuelo, gerente de la desmotadora Asselle en Quitilipi, le comentó que recibió armamento provisto por el Ejército “para defender” a Quitilipi y a Machagai de los “malones que venían de Napalpí”.

También narró que le entregó uno de los rifles Winchester que se destinaron para combatir a los indígenas y lo puso a disposición del tribunal. El arma exhibida por Solans será parte del Museo Histórico a construirse en el edificio histórico de la Reducción Napalpí, en Colonia Aborigen. Un símbolo de lo que nunca más debe volver a ocurrir.

 

Con la colaboración de Diego Vigay

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Pagos Anticipados a Empleados Públicos: Un Escándalo Financiero en el Instituto del Deporte Chaqueño

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La administración pública, en su vasta complejidad, es un espacio donde se deben manejar con escrupulosa ética y transparencia los recursos del Estado. Hoy, en el contexto del Instituto del Deporte Chaqueño, nos encontramos ante un caso que ha causado gran revuelo y que exige un análisis profundo: los pagos anticipados a empleados públicos, específicamente a los señores Walter Adrián Rodríguez y Osvaldo Adrián Quirós, con un desembolso controversial de 34,5 millones de pesos cada uno.

 

Contexto del Instituto del Deporte Chaqueño

 

El Instituto del Deporte Chaqueño tiene la responsabilidad de promover y desarrollarse en el ámbito deportivo provincial. Con una estructura que incluye personal de planta permanente, está diseñado para ser un pilar en la formación y promoción de deportes en la región. Sin embargo, la reciente controversia ha puesto en tela de juicio la administración de sus recursos y la gestión de sus empleados.

La Revelación de los Pagos Anticipados

 

Los pagos anticipados por una suma total de 150 millones de pesos han desatado un escándalo sin precedentes. En un sistema donde los fondos públicos deben ser manejados con la mayor transparencia, nos encontramos con que estos 34,5 millones fueron depositados en cuentas personales de dos empleados, lo que plantea serias dudas sobre la legalidad y la ética detrás de tales acciones.

¿Justificable el Anticipo?

 

La pregunta que todos se hacen es: ¿hay alguna justificación válida para estos pagos? Según los criterios de la administración pública, los anticipos salariales deben tener justificaciones claras, como necesidades específicas de financiación para proyectos relacionados con la actividad del empleado dentro de sus funciones. Sin embargo, el análisis de la situación revela un uso que podría clasificarse como impropio, sin ningún tipo de respaldo que acredite el uso de estos fondos.

Una Llamada a la Investigación

 

Es imperativo que este asunto no se tome a la ligera. La posible malversación de caudales públicos es, sin lugar a dudas, un delito que no solo afecta a la administración pública, sino también a la confianza ciudadana en las instituciones. La administración pública, por su naturaleza, debe ser responsable ante la ciudadanía, que espera un manejo transparente y cuidadoso de sus recursos.

Sin lugar a dudas, la situación es alarmante. No es común que una suma tan considerable sea depositada de manera directa en cuentas personales, particularmente en el contexto de salarios que rondan los 200 mil pesos mensuales. Este tipo de decisiones no solo son cuestionables, sino que también plantean interrogantes sobre el sistema de controles interno que debe existir en cada una de las entidades públicas.

La Reacción de la Opinión Pública

 

La población chaqueña, al enterarse de este hecho, ha reaccionado con indignación. Frases como “nos cagaron 150 palos” son reflejo de una frustración colectiva frente a la percepción de impunidad y corrupción en las instituciones. La pregunta que surge es: ¿qué pasos se deben seguir para corregir esta situación?

Exigencias de Transparencia

 

La respuesta radica en exigir mayor transparencia. La ciudadanía debe alzar su voz y demandar a las autoridades que realicen investigaciones exhaustivas y que se aplique la ley a todos aquellos involucrados. La falta de acción ante un caso tan grave podría dar lugar a un clima de desconfianza que, a largo plazo, perjudica no solo a la administración pública, sino a las políticas deportivas en la provincia.

Promover una Cultura de Ética Pública

 

Además, es fundamental que se promueva una cultura de ética pública donde se respete el papel del Estado como gestor de los intereses y necesidades de la población. Esto implica no solo la condena de actos irregulares, sino también la implementación de medidas preventivas que eviten que situaciones como esta se repitan en el futuro. La capacitación de empleados públicos en ética y transparencia debe ser una prioridad.

Conclusiones

 

El escándalo de los pagos anticipados a empleados públicos del Instituto del Deporte Chaqueño es un claro llamado de atención para garantizar una administración pública confiable y responsable. La posible malversación de fondos públicos no es un tema que debería ser ignorado o minimizado; al contrario, debe ser investigado a fondo y llevado ante la justicia.

No se trata solo de la pérdida de dinero, sino de la confianza de la ciudadanía en sus instituciones. La transparencia, la ética y la responsabilidad deben ser los pilares sobre los cuales se construya la administración pública, asegurando que cada peso de los contribuyentes sea utilizado para el bien común y no para el enriquecimiento personal de unos pocos.

La historia de Pedro y su desilusión frente a la corrupción no es solo suya; es el reflejo de muchos ciudadanos que demandan un cambio. Es hora de actuar, investigar y restaurar la fe en el sistema.

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Desmontes en Chaco: incorporan un informe lapidario contra la ley provincial de Bosques

Documento de la Dirección Nacional de Bosques que revela las graves irregularidades de la ley de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos del Chaco aprobada por orden del gobernador Leandro Zdero. La organización ambientalista Conciencia Solidaria pidió al Superior Tribunal de Justicia incorporarla a la causa en la que solicitó se declare inconstitucional a la ley 4005-R. También pidió que se acumule con un planteo similar de los pueblos indígenas.

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Mientras la Justicia Federal de Resistencia avanza en la investigación de la denuncia penal por la existencia de una supuesta “Mafia del desmonte” que involucraría a funcionarios, exfuncionarios, legisladores y empresarios forestales, paralelamente el Superior Tribunal de Justicia (STJ) del Chaco tramita dos causas en las que se le solicita que declare inconstitucional la ley Nº 4005-R de Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos (OTBN) aprobada por la Cámara de Diputados del Chaco, en sesión extraordinaria, durante la madrugada del 30 de abril pasado.

En uno de esos expedientes, la organización ambientalista “Conciencia Solidaria al Cuidado del Medio Ambiente, el Equilibrio Ecológico y los Derechos Humanos” solicitó al máximo tribunal que acumule su presentación con la realizada por el Parlamento de Naciones Indígenas y Tribales del Gran Chaco que también reclama que se declare inconstitucional a esa normativa por no haber realizado una consulta previa a las comunidades indígenas afectadas, tal como lo indican los tratados internacionales.

Hasta el momento, el STJ ha rechazado dictar una medida cautelar para suspender la aplicación de la ley 4005-R. No obstante, se encuentra vigente una resolución en ese sentido de la jueza federal Nº 1 de Resistencia, Zunilda Niremperger, que suspendió los desmontes y “cambios de uso de suelo” por un plazo de tres meses, en tanto se investiga la denuncia de la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas.

Documento clave

En los últimos días, Conciencia Solidaria presentó ante el STJ un documento que sería clave en la causa contra la ley de OTBN. Se trata de la respuesta a un pedido de acceso a la información pública que la Dirección Nacional de Bosques (del gobierno nacional) le dio a la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) sobre el trámite de la ley provincial Nº 4005-R, a la que tuvo acceso LITIGIO.

Entre las observaciones más trascendentes, el organismo nacional señala que la ley 4005-R (de OTBN) admite un 20 por ciento de desmonte dentro de la categoría II (amarillo), que “contraviene” a lo expresado en los art. 9 y 14 de la ley nacional de Bosques Nativos (Nº 26.331). Es decir, la cantidad de hectáreas identificadas con categoría “amarilla” viola la Ley Nacional de Bosques.

Otra de las críticas a la ley aprobada por el gobierno de Zdero es que “no especifican claramente la superficie de bosque nativo incluida en las categorías de conservación II (amarillo) y III (verde)”. No obstante, advierten que “el mapa alojado en el servicio muestra un balance de superficie por categoría de conservación” y desde el organismo de aplicación nacional solicitan que se aclare si el balance forma parte de la ley 4005-R.

Por otro lado, desde la Dirección Nacional de Bosques señalaron que la ley provincial no hace “referencia explícita” al decreto 2157/22 del exgobernador Jorge Capitanich que contenía un informe del entonces Ministerio de Producción del Chaco donde se informaba que se dejarían sin efecto los artículos observados por la autoridad nacional.

En ese sentido, precisaron que al no basarse en el decreto de Capitanich, la ley 4005-R no habría tenido en cuenta todas las observaciones que había hecho ese organismo nacional. Así, reclama al gobierno de Zdero que “se aclare la situación vinculada a esta norma, dado que impacta sobre la interpretación y aplicación de las disposiciones legales en materia de conservación de bosques nativos”.

¿Blanqueo de los desmontes ilegales?

Zdero con su ministro Halavacs, imputado en la causa por “La mafia del desmonte”

En ítem más crítico del informe de la Dirección Nacional de Bosques es el que refiere a que la actualización del OTBN aprobado por el gobierno de Zdero no incorporó el análisis de la legalidad de las áreas transformadas durante la vigencia de la ley nacional de Bosques Nativos. En ese sentido, advierte que es necesario contar con el detalle de la pérdida de cobertura de bosques autorizados y no autorizados, período por período.

Asimismo, apunta que las áreas desmontadas sin autorización “se excluyen del balance de superficie de bosques nativos aprobado formalmente” cuando la ley nacional establece que “deben mantener la categoría original diferenciando que corresponde su recuperación y restauración en caso de haber sido transformadas ilegalmente”.

Tampoco se informan, recalca el documento, “las acciones de la provincia para promover la recuperación de los bosques desmontados ilegalmente”, ni se cuenta con datos en el marco del Registro Nacional de Infractores.

También se excluyen de la cobertura de actualización las áreas desmontadas con permisos de recategorización por resoluciones aprobadas entre 2015 y 2018, cuyo procedimiento luego fue derogado por un decreto en el año 2019. Además, lo que quedó de los bosques no desmontados por este procedimiento, que originalmente se encontraban clasificados en categoría “amarilla”, se asignaron a “verde”, es decir, se bajó su categoría de conservación.

La trampa de incluir el Parque Nacional El Impenetrable

La Dirección Nacional de Bosques cuestionó la designación de las áreas de categoría I (roja) y II (amarilla) por criterios que están por fuera de la metodología establecida por la ley nacional de Bosques Nativos. Además, tampoco están detallados los criterios que definen las áreas en categoría II (amarilla) y advierten “inconsistencias” en la determinación de las categorías de conservación.

Aunque no lo define de esa manera, el organismo nacional apunta a la “trampa” que hizo el gobierno de Zdero al incluir al Parque Nacional El Impenetrable en la categoría I (rojo), lo que en apariencia demostraría una mayor protección ambiental. Sin embargo, subraya que “esta superficie corresponde a bosque nativo de jurisdicción nacional que, si bien computa en la distribución de fondos en favor de la jurisdicción provincial, no se toma como parte del territorio clasificado en dicha categoría por la ALA”.

“No es resultado de un proceso participativo”

Con respecto al requerimiento de la ley nacional de Bosques Nativos de que los OTBN provinciales se aprueben a partir de procesos participativos, desde el organismo nacional señalaron que “la gran cantidad de denuncias documentadas y/o de público conocimiento, especialmente respecto al mapa contenido en la ley 4005R, llevaría a concluir que éste no sería resultado de un proceso participativo de consensos”.

RL

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Corrupción en Chaco: La Verdad Detrás de las Promesas de Transparencia

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La semana pasada, compartí con ustedes una primicia que comenzaba a destaparse en el ámbito político de Chaco: las denuncias de corrupción que sacuden al gobierno de Leandro Zdero, un gobierno que se autodenomina «austero» y «transparente». A medida que profundizamos en la situación actual, es imperativo que analicemos la realidad detrás de estas etiquetas, que parecen desmoronarse bajo el peso de las evidencias y las informaciones que se han ido revelando.

 

 

Contexto Político: El Auge de un «Gobierno del Cambio»

 

Hablar de Leandro Zdero significa referirse a un contexto político donde las promesas de cambio y mejora han sido fundamentales para su campaña. El discurso del «austeridad» y «transparencia» resonó con muchos ciudadanos que buscaban un nuevo rumbo para Chaco. Sin embargo, ya se han comenzado a vislumbrar contradicciones entre lo prometido y lo que realmente está sucediendo en la administración pública.

 

 

La gestión de Zdero, que llegó al poder con visiones optimistas de reducción de gastos, combate a la corrupción y un compromiso renovado con la transparencia, parece haber encontrado serias dificultades en su implementación. Las denuncias que emergen, cada vez más numerosas y detalladas, ponen en entredicho la mayoría de estas promesas.

Las Denuncias en el Radar

 

Un evento significativo fue la reciente cobertura en Canal 9 de Buenos Aires, donde se abordaron las acusaciones que han ido surgiendo sobre el manejo oscuro de fondos y otras irregularidades. Los detalles de esta fuerte denuncia han comenzado a calar hondo en la opinión pública, generando dudas sobre la verdadera naturaleza del gobierno Zdero.

Para muchos, las denuncias de corrupción son un tema que no debería ser abordado a la ligera. De hecho, la corrupción es un problema que afecta directa y negativamente a la calidad de vida de los ciudadanos, privando a las comunidades de recursos vitales y de la confianza en sus instituciones. En este sentido, la importancia de destapar estos casos es crucial para entender la magnitud del problema que enfrenta Chaco en la actualidad.

Entre las denuncias que están circulando, se habla de prácticas irregulares en el uso de fondos públicos, favoritismo en la asignación de contratos y opacidad en las decisiones gubernamentales. No son solo acusaciones anónimas; varias de ellas provienen de fuentes confiables dentro del mismo sistema y, por ende, requieren una atención seria.

El Futuro: Más Casos a la Vista

 

Como bien mencioné la semana pasada, anticipamos que no solo estas denuncias son la punta del iceberg. Se vienen más casos de «corruptela» en Chaco. Este anuncio crea una atmósfera de expectación e incertidumbre. La pregunta que surge es: ¿Qué tan profundo está el problema de la corrupción en la administración de Zdero? ¿Podrán los ciudadanos confiar en que estos nuevos casos serán investigados a fondo?

La tendencia a ocultar o minimizar los escándalos de corrupción es común en la política, pero con el avance de la tecnología y el acceso a la información, se están volviendo cada vez más difíciles de ignorar. La presión social y mediática puede desempeñar un papel fundamental en este proceso, exigiendo a las autoridades que ofrezcan respuestas a las numerosas preguntas que surgen de estas denuncias.

Un Cambio para Peor

 

Lamentablemente, en medio de todas estas acusaciones, muchos ciudadanos han comenzado a sentir que el cambio prometido está resultando ser «para peor». La esperanza de un gobierno más limpio y eficiente ha sido reemplazada por la desilusión y el escaso optimismo acerca del futuro. Las expectativas de progreso han sido desbateadas por las preocupaciones sobre la transparencia y la corrupción que parece estar arraigándose en el nuevo gobierno.

Si bien es cierto que no debemos apresurarnos a condenar sin pruebas, es vital que la sociedad civil se mantenga atenta y cuestionadora. La ciudadanía tiene el derecho y la responsabilidad de exigir a sus representantes un manejo honesto y responsable de los recursos públicos.

Conclusiones

 

Estamos en un punto crucial para el futuro de Chaco. Las denuncias de corrupción que se han ventilado acerca del gobierno de Leandro Zdero crean un escenario que invita a la reflexión sobre la calidad de la democracia en nuestra provincia. La promesa de un gobierno «austero» y «transparente» se ve amenazada no solo por las acciones que se han denunciado, sino también por la necesidad de una rendición de cuentas.

El camino hacia adelante es incierto, pero importante. Es fundamental que los ciudadanos continúen formando parte activa del debate sobre la corrupción y la transparencia en la administración pública. Solo así podremos esperar que algún día, los cambios en la política no sean «para peor», sino una oportunidad para construir un futuro más justo y equitativo para todos los chaqueños.

Estemos alertas; las próximas semanas prometen ser reveladoras.

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