Donald Trump tiene tres meses y medio para jugar el juego que mejor juega y que más le gusta. El fallido atentado que lo hirió el sábado durante un acto político en Pensilvania le dio la carta que le faltaba para allanar su vuelta a la Casa Blanca. Ahora no solo puede mostrarse ante el electorado como una víctima perseguida por la justicia, sino que además su puño en alto, con la cara ensangrentada, lo convierte en una especie de mártir para sus seguidores republicanos.
“La percepción de lo que pasó ayer lo convirtió en un mártir. Nunca supimos lo que pasó en 1963 con el asesinato de John F. Kennedy y probablemente el establishment político no deje que sepamos lo que sucedió el sábado, pero esto va a convertir a Trump en un mártir de los conservadores”, afirmó a TN el analista internacional Erick Fajardo, graduado de la George Washington University.
Ese es el terreno en que el expresidente se siente más cómodo. La violencia política que irrumpió este fin de semana en Estados Unidos puso un contundente punto final a una campaña que oficialmente ni siquiera había empezado. Ahora empieza otra, mucho más compleja y polarizada, donde Trump tiene todo para ganar ante un rival débil como Joe Biden, que resiste bajo una creciente presión interna para que baje su candidatura.
Lo que se viene ahora en la campaña electoral
Trump tuvo una enorme reacción política. Tras recibir un balazo en la oreja, se agachó y volvió a erguirse con el puño en alto y sangre en su rostro. Mientras era retirado del escenario por sus guardaespaldas, se ve claramente que en su boca se dibuja la palabra “fight” (lucha). Esta será, por lejos, la foto de la campaña de aquí hasta el 5 de noviembre.
“Las imágenes tomadas inmediatamente después del tiroteo probablemente se volverán icónicas”, dijo el historiador presidencial de la Universidad Rice, Douglas Brinkley, al Washington Post. “Hay algo en el espíritu estadounidense que a la gente le gusta ver: fortaleza y coraje bajo presión, y el hecho de que Trump haya levantado el puño en alto se convertirá en un nuevo símbolo”, afirmó.
Pero Brinkley va más allá y deja poco espacio para la duda. “Al sobrevivir a un intento de asesinato, te conviertes en un mártir, porque obtienes una oleada de simpatía pública”, dijo. Le pasó al expresidente Ronald Reagan en 1981.
Muchos ya comienzan a compararlo con el expresidente republicano Theodore Roosevelt (1901-09). Tres años después de dejar la Casa Blanca, intentó volver al poder y en un acto en Milwaukee, donde paradójicamente el lunes comenzará la convención republicana que ungirá a Trump como su candidato a presidente, recibió un balazo en el pecho.
Roosevelt, herido, siguió con su discurso. “Se necesita más que una bala para matar a un alce macho”, clamó. Después, se lo llevaron al hospital.
El analista político estadounidense Steve Schmidt, habitual crítico del magnate republicano, fue el primero en hacer la comparación. “Las consecuencias políticas de este intento de asesinato serán inmensas y beneficiarán a Trump, quien acaba de responder a los disparos exactamente como lo hizo Teddy Roosevelt”, escribió en su cuenta de X.
La salvedad es que Roosevelt perdió las elecciones de ese mismo ante su rival Woodrow Wilson. Y hoy, pocos dudan de que Trump será el próximo presidente de los Estados Unidos.
“El voto independiente se inclina por Trump”
En su diálogo con TN, Fajardo dijo que ya desde antes del frustrado atentado “la percepción de inhabilidad de Biden era el dato conclusivo de las elecciones y significaba una migración definitiva del voto independiente del lado demócrata”.
“La lógica de la democracia liberal señala que ese voto independiente no estaba más por Biden y ese es el voto que definió las últimas elecciones en el país”, afirmó.
Pero el atentado frustrado impactó también de lleno en la base republicana. “Hasta ahora, el partido estaba dividido y había quiénes pensaban en que Trump no era el mejor candidato. Ahora, va a haber un partido unificado que va a cerrar filas en torno a su candidato”, indicó Fajardo.
“La suerte -concluyó- está echada”.